sábado, 29 de diciembre de 2007

La provincia de Buenos Aires


Además de mi estancia en capital, recorrí también un poco la provincia de Buenos Aires.

Primero me alojé en casa de Jose y su familia: Joaqui, su hijo y Hernán, su esposo.
Viven en un sector llamado San Fernando, a unos 40 minutos de capital en tren, en una casa con jardín y un pequeño zoológico: 4 gatos, una perra, una paloma con el ala rota que no puede volar y un estanque con peces y renacuajos.

En los días que estuve con Jose, e llevó a conocer los alrededores de las paradas del tren de la costa, la ciudad de el Tigre a orillas del segundo delta más importante del mundo, donde recorrimos en catamarán el río de la Plata.
Fué precioso... tranquilo, con la luz brillante del verano y el vientecito del barco, mirando los diferentes brazos del río y las entradas que semejan un sistema complejo de calles y callejones por los cuales las lanchas ciculan al igual que lo hacen los automóviles en la ciudad.

Además hay recreos, es decir playas con su respectivo restaurante donde puedes detenerte a pasar el día o el rato. Hay bares y restaurantes por todo el recorrido, con vista al río y contrastan con las casas locales de las islas, en las cuales se adivina la pobreza de sus habitantes.

Fuimos al mercado de frutos, zona artesanal y comercial que hace un paseo muy lindo también y caminamos por Victoria, la ciudad donde viven hasta la orilla del rio. Conversamos, comimos helado como nunca...

Fueron unos días muy tranquilos y de mucho descanso (a pesar de las caminatas de horas y horas) y lo disfruté muchísimo.

Salí también con Luciano, un amigo que conocí por na página de viajeros y que vivía cerca a la casa de Jose. Fuí con él y dos de sus amigos a un Boliche... no mejoró mucho mi idea de los boliches, pero pasamos rico!

El día que me iba, Jose, Joaqui y Hernán me llevaron a la estación y, como ya es costumbre parece, llegué sobre el tiempo y me despedí rápido mientras el tren avisaba la salida... Me dió muchísimo pesar no tener tiempo de abrazarlos como hubiera querido!

De ahí me fuí a La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, a un asado en casa de un amigo de mi papá.
Luego del asado me alojé en casa de otro amigo, Cacho y su esposa Rosanna.
Ahi me quedé unos días, aprovechando para ir a cine y recorriendo la ciudad que es muy linda, diseñada con una simetría casi perfecta, pues sus calles confroman un cuadrado atravezado por dos diagonales con una plaza grande cada seis cuadras en cualquier dirección y una en el medio.

Comí con Paeto, amigo de mi papá y su esposa, recorrí Gonnet y City Bell, conduciendo auto por primera vez desde que salí de mi casa... Me sentí como en casa con estos amigos que son mis papás putativos en Argentina.

Pasé allá las fiestas decembrinas, con un pequeño interludio de regreso a Buenos Aires para visitar a un amigo y visitar un par de museos que me quedaron faltando y recargué fuerzas para continuar el viaje...

Al sur, al sur... A LA PATAGONIA!!!

San Carlos de Bariloche, mi primera escala, me esperaba!

Serrat y Sabina: EL CONCIERTO!


Pensé en poner un post en couchsurfing para ver quien más iba al concierto, pero luego decidí que esa experiencia quería vivirla sola.

Quienes me conocen saben lo que este concierto significaba para mí: Serrat y Sabina... juntos...Dos pájaros de un tiro! Eso era demasiado pedir.

Serrat es mi vínculo musical a mi papá. Lo conocí en realidad por mi mamá, pues era ella quien ponía sus casettes mientras íbamos en el auto durante toda mi infancia. Sin embargo fue mi papá quien me lo contó, quien me lo explicó y me hizo encontrar una identificación tremenda entre los ideales que su generación persiguió a través de las canciones de Serrat y lo que perseguían mis sueños de adolescencia y mis ideales de juventud en una universidad pública, en un país en el cual "buscar la paz" era un objetivo trillado que siempre se pronunciaba ignorando las realidades sociales sencillas y a la vez complejas, que Serrat volvía poesía.

Sabina es mi vínculo a mi misma, fue el acompañamiento permanente en el descubrimiento de mis ideas propias y a la vez la "legalización", a través de la música, de temas candentes... la soledad, no romántica sino más bien cruda, el sexo, el porro, el abandono, la religión no mística sino como fenómeno social, el deseo de encontrarse a sí mismo en medio de miles de personas... era en cierto sentido el vínculo a mi independencia.

Y estaban juntos. En concierto en el estadio de Boca!

Lo disfruté como nadie! Fui a boleta de campo pues era la más barata, llegué una hora antes de empezar el concierto y ya estaba lleno, la boletería agotada y el tumulto impresionante.
Como estaba sola, pude irme colando de a poco entre la gente entre empujón y empujón y llegué muy cerca del tablado, a unas cinco filas detrás de la barrera que nos separaba.

Antes de empezar el concierto, escuchaba los comentarios de las personas a mí alrededor. Como era la boleta barata, en el campo, que implica estar parado, la mayoría era gente joven que venía a ver a Sabina. Según sus propias palabras Serrat era "un anexo".

Para las personas mayores, que estaban sentados en las tribunas, era lo contrario. La mayoría venía a ver a Serrat, el "anexo" era Sabina.
Para mi... era un sueño hecho realidad!

Canté como loca las canciones de ambos. No había una sola que no me supiera. Las personas a mi alrededor callaban durante las de Serrat y me miraban sonriendo, mientras yo cantaba... bailaba y cantaba, además de tomar miles de fotos (de las cuales hice una selección que pueden ver) y filmaba un video tras otro.

Como mientras filmaba también cantaba, al ver el video se escuchan perfectamente nuestras voces al unísono. Serrat, Sabina y yo podría decirse que prácticamente cantamos en trío (aunque ellos nunca se enteraron) Jajá!

Salí disfonica tres horas después, cansada, me dolían los pies y me faltaban 2 horas de espera de bus por la cantidad de gente o 40 cuadras de caminata hasta la casa. Escogí la mitad... caminé 20 cuadras hasta un sitio menos poblado y ahí tomé el bus hasta la casa... donde caí como una piedra... Tres pájaros de un tiro!

lunes, 17 de diciembre de 2007

Buenos Aires en Blanco y Negro




A quienes me conocen saben que siempre me encantó Buenos Aires. Había estado antes de la época de la crisis y lo recordaba como una ciudad europea en Suramérica.
Esta vez, en parte por la crisis que vivió, en parte creo también por mi visión, más crítica con los años, fue una experiencia diferente a la anterior.

Al principio me quedé en la casa de Valeria, amiga de Medellín, ex veterinaria que cambió el fonendoscopio por la cámara y se vino a estudiar fotografía en Buenos Aires. Hacía tiempito que no nos veíamos, así que nos pusimos al día y me dio la inducción a la orientación en Buenos Aires.

Luego Valeria se fue a Medellín y me pasé a casa de Ezequiel de couchsurfing. La comunidad de CS de Buenos Aires es impresionante. Tienen más de 1000 personas y todos los días tienen alguna actividad, así que no faltó fiesta, reunión y concierto de bandas fusión.

Ezequiel, de quien puedo decir que le encanta viajar y conocer viajeros, la fotografía tradicional pues se niega al paso a la fotografía digital y tocar guitarra y que sueña por hobby y trabaja en una juguetería porque de algo hay que vivir, me adoptó por dos noches, con sus dos gatos y conversamos delicioso!

Finalmente me quedé en casa de Mariano a quien conocí porque su papá y mi papá son amigos. Lo había visto alguna vez cuando vine a Buenos Aires con mis papás, pero no me acordaba mucho de él y él tampoco de mí. Lo único que él recordaba era que mi papá le había contado alguna vez que estuvo en Argentina, que a mi me gustaba Vilma Palma e Vampiro (que conste que cuando eso yo debía tener unos 12 años...jajá!). Pasamos varias noches en vela conversando y cocinando. Tratando de arreglar el mundo o al menos nuestras vidas (la de él más que la mía, aunque no me quedé atrás)! Por él conocí a sus vecinos, uno de los cuales tocaba en un sexteto de tango, así que terminé escuchando tangos y luego amanecí conversando con dos de los músicos del grupo...Y aquí fue mi despedida de la capital.

Buenos Aires no deja de ser una ciudad mágica... pero aquí les cuento mi nueva impresión en blanco y negro.

EN BLANCO
El tango, el aire sensual de las calles de San Telmo en la noche, las grandes avenidas, la ropa...La Ropa!!!! Que obviamente no podía comprar. El arte, la oferta cultural permanente, interesante e imperdible. Los porteños... contra cualquier creencia popular, para mí son encantadores y se portaron muy bien conmigo.
Los parques, por todas partes manchas verdes y arborizadas con lagos, llenos de gente que tranquilamente se asolea en traje de baño al borde de cualquier autopista.
La luz brillante del verano, la organización del transporte, que aunque enredado, permite llegar a todas partes incluso a turistas que, como yo, desconocen la ciudad.
Los conductores de micro, que también, en contra de toda creencia popular y digan lo que digan, fueron súper amables, me ayudaron y me orientaron todo el tiempo, pues me movilicé siempre por este medio y el "subte".
Los hombres... no puedo decir que todos los porteños son lindos, pero viniendo de una ciudad como Medellín, donde los tipos lindos escasean, diría que la concentración aquí de potenciales padres de mis hijos es enorme! Jajá!
Las casas de cambio que no pusieron problema en cambiar mis billetes marcados. El valor y respeto que la gente tiene por los artistas. Las librerías que hay por todas partes... es un sueño!

EN NEGRO
Las aceras rotas (casi todas), la falta de semáforos peatonales y los conductores que aceleran en lugar de frenar cuando tratas de cruzar una avenida que obviamente no tiene semáforo para el peatón. La desorganización y congestión del tráfico, el exceso de taxis que parece que se reprodujeran como una plaga.
La caca de perro que encuentras cada 3 pasos en las aceras, parques, calles, edificios... ante la indiferencia de los ciudadanos que no protestan y de los dueños que no recogen...en fin, venir a Buenos Aires y no pisar caca de perro es como no haber venido, como dice Valeria.
Los paseadores de perros que salen con 10 o 20 canes del más heterogéneo aspecto y los llevan a los parques, donde se sientan con los perros amarrados a pasar el día, les cobran a los dueños por eso un dineral... y no recogen la caca!
Los cartoneros que empiezan a emerger de la nada después de las 7 de la tarde, cientos de ellos, con sus carros llenos de material reciclable y que los porteños pretenden ignorar como si fueran invisibles.
Los espectáculos de mal tango en las calles Florida y Lavalle, que solo obstaculizan la circulación y pretenden sacarle plata al turista. La basura en las calles, arrojada por los habitantes y los turistas...

En fin, hubo de todo durante mi estadía en esta ciudad de contrastes... pero sobretodo encontré personas muy lindas con quienes pasé horas conversando, discutiendo, soñando con cambiar el mundo. Dejé amigos, entrañables en esta ciudad que a pesar de todo me sigue seduciendo y a la cual espero siempre poder volver.

De aquí seguí a la provincia de Buenos Aires... con Victoria como primera parada.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Ernesto "El Che" Guevara: De la Higuera a Rosario



Quise esperar hasta llegar a Rosario, ciudad natal de Ernesto Guevara, para escribir la historia de La Higuera, último lugar que vio con vida al Che.

Cual no sería mi decepción al darme cuenta que en Rosario no había ni un museo pequeñito en honor al Che. Lo único que encontré fue un letrero rojo, al frente de una casa de departamentos, que indicaba su lugar de nacimiento.

Tomé una foto a la casa (nada especial) y al letrero y me monté de nuevo al auto con Juli, quien muy amablemente me había llevado hasta el lugar y me había advertido que no vería nada.

Así que me limitaré a mi experiencia en la Higuera. Aquí llegó el Che a expandir sus ideas luego de abandonar Cuba, dejando sus cargos políticos y su familia con una carta a Fidel Castro que incluía estas frases:

Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.

Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario

El Che


La Higuera es un callejón pequeñito cerca a Pucará, que a su vez está cerca a Santa Cruz, Bolivia.
Todo el pueblo o más bien la calle que lo conforma, es un museo al Che. Esculturas en las calles, grafittis en las piedras, en las paredes de las casas y en las sillas del parque.

A un costado está la escuelita donde por última vez el Che estuvo preso junto a los demás guerrilleros capturados. La escuelita es ahora un museo, donde se conserva su historia, la silla donde se sentó y las cartas, fotos, ropas y "ofrendas" que cientos de personas llevan cada año en su visita al lugar.

Desde el camino se puede ver la quebrada donde fue apresado y todo el trayecto por donde fue conducido.

Nunca salió de la escuela. fue ejecutado, acribillado por una ráfaga de ametralladora y su cuerpo fue transportado a Vallegrande, en cuyo hospital fue depositado en la zona de necropsias que nunca más se utilizó, pues se convirtió en un sitio de peregrinación, así que fue aislado, los artistas llegaron con sus murales y las personas comunes con sus cuentos, historias, firmas sobre las paredes de la pequeña casita abierta que contiene una mesa de cemento sobre la cual reposa un vaso de vidrio con flores frescas que a diario son cambiadas en su honor.

En la pared posterior está pintado su retrato y la carta de despedida que escribió a sus 5 hijos.

Es imposible evitar conmoverse ante la sensibilidad de la gente, ante el espíritu de lucha que despierta y representa la imagen del Ché en la memoria de un pueblo que nunca lo apoyó en vida, que dejó fracasar su proyecto y que ahora trata infructuosamente de retomarlo.

Con las lágrimas en los ojos salí del hospital, pasando la vista por el último anuncio de su última estadía en el lugar:

"Hasta la Victoria siempre
Hasta siempre Comandante"

Rosario



Llegué a Rosario en la tarde y Ale me recogió en el Terminal de buses.
En el camino a su casa pasamos por una iglesia, llena de gente y Ale me contó que era la parroquia del Padre Ignacio, un cura hindú que desde hace muchos años vino a la Argentina y se quedó.
El padre Ignacio tiene capacidades "superiores" y los creyentes lo consideran milagroso. Su fama se ha extendido por el país y vienen personas de todas partes a que el padre los bendiga y los ayude en sus necesidades.

La fama del padre Ignacio es tal, que el año anterior convocó a más de 45oo personas a una celebración, atiende a los fieles con fichas, pues no da a basto y llena completamente su iglesia, los patios y las calles de los alrededores de fieles durante sus eucaristías de los fines de semana.

Si... exacto. Ya adivinaron! Obviamente me fui al día siguiente con Ale a ver al padre Ignacio a las 8 AM.

Valga aclarar que esa noche, es decir el sábado, me fui a conocer la noche Rosarina con Javi el cuñado de Ale que había venido desde Córdoba. Recorrimos la costanera, fuimos a ver encendido el "Monumento a la bandera", único en Suramérica y luego a un bar hasta las 3 AM.

El domingo me levanté a las 7 AM, me tomé un café para el sueño y me vestí para llegar a las 8 AM a ver el fenómeno "Padre Ignacio".
No se lo imaginan... La iglesia estaba llena, al igual que la capilla auxiliar. Los jardines alrededor de la iglesia, encerrados por una reja, también estaban llenos de fieles de todas las edades que venían a pedir la bendición del padre.

A las 8 AM cerraron las rejas y solo quedamos los que estábamos adentro (cientos de personas) y los demás debían esperar hasta la mise de las 11 AM.
Luego de la eucaristía, el padre dio la bendición uno por uno a todos los asistentes. Se demoró hasta el medio día y mientras tanto en la capilla de al lado otro padre daba la misa de las 11 AM, para luego pasar a esos fieles a ser bendecidos también.

La bendición funciona como una consulta médica, organizada y sistematizada. Haces fila según te indica alguno de las decenas de auxiliares que tiene el padre. Llegas donde él, te abraza, te da la bendición y te indica si tienes alguna dolencia o problema de salud.

Luego termina, te suelta y le dice un par de palabras en clave a alguno de los auxiliares que lo rodean. Esa persona te lleva aparte y te da las indicaciones de lo que debes hacer, como una receta médica: "Tome un vaso de agua bendita en la mañana por dos semana y luego uno en la noche por otras dos semanas. Luego repita por un mes más. Lávese la cara y la cabeza con agua bendita con sal y limón todos los días por una semana y rece un padrenuestro, un avemaría y diez credos".
Sólo faltó el clásico "Sírvase confirmar el resultado de ésta fórmula". Luego sales del recinto y no puedes entrar más.

Los testimonios de las personas son asombrosos: El padre detecta embarazos de menos de 6 semanas, problemas de salud, estados de ánimo, cambios de planes... esto atrae cada vez más fieles a su parroquia! Es sorprendente la capacidad del padre de movilizar a las personas!

Además fuimos también a la playa, en una lanchita que nos cruzó el río, y tomamos el sol toda la tarde. Comimos algodón de azúcar, jugamos con los chicos de Ale que son lindísimos: Franco de 8, Matías de 6 y Vicky de 2, quien comparte conmigo el amor por la danza árabe.

Nos reunimos con más amigas de mi mamá de LLL de Rosario en McDonalds (jajaja! No lo había pensado! Nada menos acorde con la filosofía de LLL) y fue muy lindo conocerlas.

Con Ale paseamos por Rosario, por la avenida de la independencia, la costanera, el estadio... en fin, tuve una excelente guía turística y ni que decir de la paciencia de los chicos que aguantaron todos los paseos sin chistar!

Juli, el esposo de Ale me llevó a conocer la casa del Ché donde, ya les contaré, no hay más que un letrero, pero al menos pude tomar la foto reglamentaria.

Finalmente se llegó el momento de irme... me llevaron al Terminal y me despedí de carrera, pero con mucha tristeza! Fueron unos días muy lindos y ojala podamos seguir en contacto siempre!

Santa Fé y Paraná


Mi paso por Santa Fé y Paraná fué corto. El interés real era conocer el puente subfluvial que conecta estas dos ciudades por debajo del río Paraná.

Por lo demás, pues llegué en la mañana, pasee por Santa Fé un rato y luego tomé el bus a Paraná, donde almorcé en la costanera, monté en bici y regresé en la tarde a Santa Fé para tomar el bus a Rosario.

La costanera de Paraná es preciosa, pues a un lado están todas las construcciones de casas lujosas, montadas sobre barracas y con vista al río. Es muy verde y sobretodo muy tranquila. Podría decirse que es la costanera más bonita de Argentina! (bueno, esta última frase es en honor de JJ, quien es de Paraná y se vé obligado a defender la estética de su ciudad natal frente a su familia que no la considera bonita!). Pero la verdad es que si es muy linda, aunque no tuve oportunidad de conocerla muy profundamente.

En la noche tomé un bus a Rosario, donde me esperaba Ale, amiga de mi mamá de la Liga de la Leche.

martes, 4 de diciembre de 2007

Corrientes y Resistencia


A Corrientes llegué de nuevo a un oasis en medio del viaje. Me hospedé en CECOAL, un instituto de investigaciones biológicas en el cual trabaja Juan José Neiff, amigo de mi papá y su esposa Guadalupe.

El instituto es precioso. Con jardines y casitas, muy arborizado, con perros y flores... me sentía en casa. Tenía además una casita propia con baño y cocinita y todo! Como siempre, fue muy difícil volver a empacar para seguir el viaje.

JJ me llevó a comprar comida para cocinar (la verdad es que lo único que quisiera comer todo el tiempo en Argentina son los ñoquis que tan infructuosamente traté de hacer yo misma en Colombia) y me dejó instalada en mi nueva casita temporal.

Podía usar el computador de Guadalupe, pasear por el centro y dormir en la más grande paz y silencio!

Estuve conociendo también al resto de la familia Neiff, en la "Neiffera" (la madriguera de los Neiff como JJ la llama). Estaba Nadia, Matías y Nicolás, los tres hijos mayores y solo faltaba Lara, quien ya esta casada y tiene una bebita.
Comimos en casa y fuimos con Nico y Nadia a pasear a la costanera de noche.
Fue una visita súper linda!

Por lo demás pasee por Corrientes, por la costanera, el centro histórico y los pasajes peatonales.
Visité el callejón de los murales y fui a cine por primera vez en este viaje! Como lo extrañaba!

Tomé un bus y fui a Resistencia, al otro lado del río. Resistencia es la ciudad de las esculturas, como podrán ver en las fotos. Un convenio entre la gobernación y los artistas permitió la distribución de esculturas de diferentes corrientes artística por toda la ciudad. Esa misma noche regresé a Corrientes, que era mi base operativa!

Antes de irme me di cuenta de que había dejado la memoria USB en un cyber de Resistencia, pero era muy tarde para volver, así que JJ me compró una de afán (hermosa por cierto, pues es la versión de Leggo de Kingston)y le dejé las indicaciones para recuperar la mía en una especie de intercambio... Gracias a Dios la recuperó... porque según me confesó luego, pensó: "Esta morenita me echó un cuento"... jajajá!

JJ me llevó a la Terminal de buses y ahí nos despedimos, hasta la próxima que espero no sea muy lejana, pues prometieron llevarme a su casa de campo en Paso de los Libres en mi próxima visita!

Hay una historia más. En Corrientes fue mi primer encontrón con lo que luego entendería como la diferencia entre provincia y capital. Capital es Buenos Aires. Provincia es todo lo demás.
Hasta ahora había pagado todo con los pesos argentinos que obtuve al cambiar lo que me sobró de guaraníes en Paraguay. Cuando llegué a Corrientes tuve que cambiar dólares... y aquí empieza la historia.

En Colombia, en las casas de cambio (todas) sellan los billetes de dólares. Es un sellito pequeño en tinta azul o negra, que permite reconocer de cual casa de cambio se obtuvo el billete, en caso de que este resulte falso.
Aquí no me querían cambiar billetes sellados. Nadie los acepta, excepto una o dos casas donde los reciben por el 70% del valor (pierdo 30 USD de cada 100).
Los bancos, que además solo trabajan de 8 a 11 AM, son atiborrados e ineficientes, se negaban también a recibirme los billetes.
Empecé a usar la tarjeta de crédito, pero pensé que mi viaje terminaría ahí no más, pues si no podía cambiar plata, el cupo de la tarjeta no me iba a aguantar mucho. Esto mismo me pasó en todas las demás ciudades y según lo que averigüé estos hechos (la ineficiencia, los horarios, etc.) son el común denominador de los bancos y casas de cambio argentinos.

Hasta que llegué a Buenos Aires. Sin inmutarse siquiera me cambiaron en todas partes, en menos de 5 minutos y desde las 8 AM hasta las 9 PM. Ahí es cuando uno piensa que quizá los porteños tienen razón al creer que los de "provincia" son diferentes. Es que son diferentes!

Ituzaingo y Yacyreta


Llegué a Ituzaingó en la noche, esperando encontrar fácilmente un lugar para alojarme, pero evidentemente mis expectativas estaban más allá de cualquier realidad. Los dos hoteles son carísimos y los alojamientos, donde finalmente me hospedé, también.

Es el lugar más caro que he pagado en todo el viaje (10 USD) y lo mismo digo para el trasporte. Si bien llegar a Argentina y cambiar de bus da la sensación de una entrada triunfal al primer mundo, los precios aumentan en proporción. Buses cama, cómodos, con aire acondicionado son la única opción de transporte. No hay trasporte caro y barato. O viajas como príncipe... o simplemente no viajas.

Dormí pues en Ituzaingó y al día siguiente visité la represa de Yacyretá, que es más pequeña que Itaipú pero igualmente impresionante.

El nombre de la represa viene de la isla paraguaya que debió ser inundada en el proceso de construcción. A diferencia de Itaipú, en Yacyretá no había una caída natural que permitiera funcionar las turbinas, por lo cual se creó un salto artificial. Esto puso a dos niveles de agua diferentes el río (antes de que llegue a la presa y luego sigue mucho más abajo).

Los barcos que quieren navegar el río son transportados por un sistema de exclusas similar (aunque más pequeño) que el del canal de Panamá, así que el barco entra a un compartimiento aislado del cual se permite la entrada o salida de agua hasta que se nivela con el otro lado de la presa y el barco continúa su camino.

Además, los peces que desovan río arriba deben ser transportados por un sistema de canales de agua y ascensores hasta el nivel superior del río para que puedan continuar su migración. El ascensor de peces los lleva río arriba para el desove, pero no los regresa, así que igual corta su ciclo de migración, pero los guías, que nunca pensaron al respecto, se quedan sin palabras al tratar de justificarlo.

Es una obra impresionante de ingenio e ingeniería... pero la verdad...no deja de haber algo absurdo en el fondo de todo el sistema!

Las Misiones Jesuitas


Visité las ruinas Jesuitas de Trinidad en Paraguay y de San Ignacio Mini en Argentina. Los pueblos jesuitas fueron construidos bajo un modelo estándar, por lo que los 28 pueblos restantes, que conforman las misiones jesuitas, varían en su ubicación grado de preservación, pero no en estructura, así que estas dos ruinas me dieron una idea muy buena de lo que fueron las misiones.

Eran pueblos organizados por los religiosos jesuita, regidos por el orden militar que los caracteriza, por lo que fueron supremamente productivos y eficientes. Esto despertó la admiración de algunos blancos, el deseo de unirse a ellos de miles de indígenas, pues vivir en los pueblos jesuitas les garantizaba la conservación de muchas de sus costumbres y a vez la educación de sus hijos, pero también despertó la envidia de otras ordenes religiosas y la avaricia de las coronas española y portuguesa, por lo cual fueron finalmente expulsados de los dominios españoles en 1767 y los pueblos quedaron abandonados.

Todos los pueblos tenían similitudes arquitectónicas y organización idéntica. El centro del pueblo correspondía a la iglesia con arquitectura barroca. Al frente de la iglesia estaba la plaza pública dónde se reunía a los pobladores, se escuchaba misa y se realizaban matrimonios colectivos.

Alrededor de esta plaza se ubicaban las viviendas de los caciques y las familias importantes. Para mantener el orden se conservaban ciertos privilegios a estas familias y cada una se encargaba de dirigir a sus clanes, siempre bajo la supervisión de los padres jesuitas.

Más hacia el exterior estaban las casas comunes de los pobladores. En los pueblos había alrededor de 140.000 habitantes, entre los cuales solo 4 a 6 eran padres jesuitas.

Hacia la parte de atrás de la iglesia estaba la huerta, donde las familias recibían dos parcelas para cultivar. Una para ellos y otra "para Dios". Los productos de la segunda se usaban para la comunidad, los asilos de ancianos y los tributos a la corona.

A un lado y otro de la iglesia estaban los talleres de artesanos y el colegio y atrás de la iglesia la plaza privada de los padres con su residencia. Todos los pueblos, 30 en total, tenían la misma estructura física y social.

Este estilo de reducción, permitía la evangelización no violenta de los indígenas guaraníes (que no por eso dejaba de ser evangelización, con la consecuente pérdida de costumbres, mitos, leyendas e identidad cultural), pero permitió también un intercambio artístico y cultural que más que perjudicar a las comunidades, como lo hicieron otras ordenes religiosas, fomentaron un intercambio cultural y obtuvieron una amalgama artística y laboral que enriqueció en muchos sentidos a ambas culturas.

Los jesuitas aprendieron el guaraní, lo escribieron (los guaraníes solo tenían tradición oral) y le compusieron reglas gramaticales, por lo cual es un idioma muy bien preservado y de aprendizaje obligatorio en el Paraguay.
Además enseñaron música, artes y manualidades, conservando en gran medida instrumentos nativos y técnicas autóctonas.

Valió la pena la visita a las misiones, pues los jesuitas demostraron que si era posible un intercambio cultural más que una invasión religiosa. No deja de ser evangelización, pero los efectos y los resultados hay que reconocer que son muy diferentes!

Encarnación (Paraguay) y Posadas (Argentina)


Encarnación fue la última parada en Paraguay. Pili me puso en contacto con Claudia, una amiga suya que me alojo por una noche.

La ciudad es bonita muy organizada, aunque muy pequeñita también. Como no había mucho para hacer, preferí tomar un bus e ir a visitar las ruinas de las misiones jesuíticas de Trinidad.

Cerca a Asunción hay varias: Trinidad, Jesús, San Cosme y San Damián. Sin embargo las más representativas eran las de Trinidad, y también las de acceso más fácil.

Al día siguiente almorcé con Rodolfo (se acuerdan? El señor grande del bus de Filadelfia a Concepción?). Bueno, pues lo llame cuando estaba en la ciudad y me invito a almorzar en su casa. Tiene una casa muy bonita, con un jardín grande!

La visita a las misiones se las cuento en la próxima historia junto con las misiones Argentinas.

De Encarnación tome un bus a Posadas en Argentina, que queda pasando el río Paraná. El ómnibus urbano para a cada lado de la frontera donde te sellan el pasaporte en un segundo. Los oficiales de inmigración argentinos han sido hasta ahora los más amables de todo el viaje!

La foto es de Encarnación, vista desde Posadas, al otro lado del Paraná.

Llegue a Posadas, recorrí el centro y la costanera que bordea el río y es preciosa. Luego en la tarde me fui a visitar las ruinas Jesuíticas de San Ignacio Mini y finalmente, en la noche, tome un bus a Ituzaingo, para visitar la represa de Yacyreta, donde mi papa había trabajado años atrás.

Ciudad del Este e Itaipú


Aprovechando que Pili tenía que ir a Ciudad del Este, me fui con ella. Ciudad del Este puede ser algo cercano al paraíso de las compras. Para los paisas, la definición más exacta sería algo como el hueco de Medellín, pero ocupa una ciudad entera. Entre los outlets de marcas, los precios sin arancel y el contrabando, Ciudad del Este permite que compres cualquier cosa que se te ocurra sobre la tierra a los precios más bajos.

Por toda la ciudad circulan extranjeros americanos y europeos que compran, compran y compran. Consigues morrales y carteras preciosos, desde 1 dólar. Ropa, electrodomésticos, computadores y accesorios, así como celulares y juguetes a precios irrisorios.

Mi iPod, que costó 399 dólares en USA, costaba 300 en Ciudad del Este! Lastimosamente tuve que contenerme y no comprar nada... pues todo me toca cargarlo a mí, pero no resistí la tentación de comprar un par de bolsos, que Pili finalmente me hizo el favor de enviar por correo!

Además, como es frontera con Brasil, puedes pagar en guaranís, Reales o Dólares. Tú escoges.

Pili movió algunos contactos y pude visitar también la represa de Itaipú, que es la represa más productiva de América.
Es impresionante el territorio inundado, la labor de ingeniería y el tamaño colosal de todas las construcciones.
Además el tour es súper organizado, en buses con aire acondicionado, un video informativo y botellones de agua (donde obviamente aproveche para recargar mis termitos!!!).

martes, 27 de noviembre de 2007

Asunción


Cuando llegue a Asunción, Pili, amiga de mi mamá de La Liga de la Leche, me estaba esperando en el terminal con una amiga.

Fuimos a su casa y conocí a su esposo, Cacho, que era el único despierto a esa hora de la noche. Al día siguiente conocí a los chicos... Helena, Lucas y las chiquitas Laura y Leila.

Los días que me quedé con ellos pasamos delicioso. Fuimos a nadar, a pasear a Sanber, que es el sitio de veraneo cercano, a un mirador... desde el cual solo de veía otro mirador.

Conocí el centro de Asunción, con sus contrastes en las personas, pero sobretodo en la ciudad misma. Las construcciones van desde edificios antiguos con estilo colonial, en los cuales se puede adivinar el esplendor de otras épocas, pero el estado deplorable en que se encuentran actualmente hace que contrasten con los edificios modernos y los monumentos estilo Washington DC.
Por primera vez en el viaje pasé un pequeño susto, pues doblé por una esquina hacia una calle muy sola. Una señora que pasó me dijo: "Cuidado por aquí que la van a robar", así que decidí devolverme, pero bajando por la calle venía un señor con un aspecto... no muy sano mentalmente, digamos.
Así que di la vuelta de nuevo y el señor empezó a seguirme. Pasé la calle y él la cruzó también, así que saqué mi Súper Spray de Pimienta (se acuerdan? El que Juan y Margara me dieron en el terminal de Medellín antes de salir?) dispuesta a usarlo, pero en eso llegué a la esquina de la calle de la estación de policía y bueno, el tipo se dio la vuelta y se alejó. Gracias a Dios... aunque no puedo dejar de reconocer que me muero por usar el spray!

El resto del tiempo la ciudad fue muy tranquila y disfruté mucho los paseos. Además fue mi graduación en la cultura del Tereré, el cual se consume en todo momento. Las personas en la calle llevan termos grandes de agua fría y vasos de palosanto atados a un costado del termo, para tomar tereré todo el día.
Es además una práctica muy social, pues las personas toman todas del mismo vaso, con un pitillo metálico que en el fondo tiene una bombilla con un colador que solo deja pasar el agua pasada por la yerba mate (igual que los de cebar mate, para quienes los conozcan).
Se pone un poco de agua y luego se toma por turnos, llenando el vaso de nuevo cada vez. Las personas en la calle te ofrecen tereré incluso cuando no te conocen, si estás por ejemplo esperando el bus, el señor o señora de al lado puede ofrecerte tereré.

Mi mayor impresión de los paraguayos es de personas amables. Muy amables. Posiblemente los más amables hasta ahora. Su interacción pasa de la amabilidad a la familiaridad. Ni por un momento te sientes extranjero. Basta con pararte cinco minutos en algún lugar y terminas conversando y tomando tereré con alguien, como si lo conocieras de toda la vida!

Pili y su familia no fueron la excepción. Todos me hicieron sentir como en casa y de nuevo fue muy dura la despedida. Además en los pocos días que estuve allá, Pili me hizo de mamá sustituta, así que realmente fue quedar medio huérfana de nuevo. Pero valió la pena haberlos conocido y haber compartido con ellos esos días en Asunción.

Fuimos a bailar salsa una noche a un club cubano, donde bailaban personas de todo tipo, desde gente como nosotros, que solo sabe medio moverse al son de la música, hasta bailarines profesionales que bailan haciendo grandes espectáculos y malabarismos!

También me reuní con Lily y Elizabeth, amigas de mi mama de la Liga de la Leche, que me invitaron a tomar la merienda en casa de Elizabeth con su esposo y su hijo Tobías. Ha sido muy lindo tener siempre personas alrededor que se han portado tan bien conmigo. Creo que eso ha hecho el viaje muchísimo mas fácil!

El día antes de irme, decidimos con Pili despedirme con una comida colombiana. Como siempre, yo creo que sé cocinar, pero luego no sé porque solo tengo la teoría y no siempre está bien. Pero al final, gracias a la asesoría de mis papás termina saliendo bien.
Así que compramos locro, que es maíz blanco entero, lo hervimos en la olla a presión, lo molimos con la molinex y luego, con un plato les di la forma y las asé un poquito. Al día siguiente las terminamos de asar y las comimos al almuerzo con queso, tomate y albahaca! Fue un éxito! Así que ya me gradué en frijoles (en USA) y arepa (en Paraguay)!

Concepción


Generalmente produzco un instinto de protección en la gente. Especialmente en la gente mayor que yo. Depronto es porque me ven tan flaquita... no sé.
No me quejo, pues eso me ha ayudado en muchas ocasiones y espero que así siga siendo.

Durante la larga conversación con Rodolfo, le conté de mi periplo por Suramérica y de cómo la suerte me había acompañado siempre. Como llegamos a Concepción casi en la noche, él se apiadó de mi y me llevó con él a casa del amigo al cual iba a visitar.

Julio, su amigo, es queridísimo. Él y su familia me recibieron muy bien, me invitaron a comer y a tomar tereré (que ahora ya es mi bebida habitual, pues apenas salí de Bolivia dejé el mate de coca para entrar al mundo del tereré). Hablamos un poco con él y sus hijos y luego me contactaron con la hermana Ángeles, una monja, directora del catecismo de la diósecis, a quien le pidieron que me alojara en su casa.

La hermana es un amor. Me atendió como una princesa y nos hicimos muy amigas. Me terminé quedando 4 días en Concepción, paseamos, comimos delicioso, pude lavar la ropa y hasta fuí a misa con Obispo el domingo a las 7 am... como la ven?

Concepción es una ciudad pequeña, una capital en decadencia, pues alguna vez fué la sede de gobierno del Paraguay, pero hoy en día sus casas, que se adivinas espectaculares en su época de esplendor, se caen a pedazos en las fachadas.

El clima es caliente, pues también está ubicada en el Chaco, pero los días que estuve llovió todo el tiempo. Como la ciudad no esta preparada para el agua se inunda como una palangana.

Hay varios museos, uno de los cuales está al aire libre, en medio de la calle principal. Era una buena idea hasta que a los curas Salesianos se les ocurrió poner un monumento de dimensiones absurdamente grandes de la Virgen Maria Auxiliadora, lo que ocasionó no sólo disgustos en la población, pues se vé desproporcionada y obstruye la visibilidad del tráfico, sino también del obispado, pues la patrona de la ciudad es la Inmaculada Concepción y no María Auxiliadora... no era sólo una Virgen María? Bueno, en cualquier caso, ahi les queda una foto en flickr (por favor vean el tamaño del carro que pasa, para que se hagan una idea)!

El domingo nos invitaron a almorzar nuevamente donde Julio y finalmente el lunes me despedí de todos, dejé con mucho pesar a la hermana Ángeles y me fuí, rumbo a Asunción.

Filadelfia, Neuland y la región del Chaco



Si el infierno existe, con seguridad está ubicado debajo del Chaco.

Nunca me había imaginado que podía hacer tanto calor. Ni siquiera leyendo "La Divina Comedia".

El camión me dejó en la carretera desolada que se dividía en dos. Él siguió por una y yo debía conseguir una forma de ir por la otra. Había una gasolinera que parecía abandonada, pero cuando me acerqué salió un señor que trató de hablarme en un español incomprensible y luego un guaraní peor de incomprensible.
Le pregunté si había forma de llegar a Filadelfia y le entendí después de mucho esfuerzo que si, pero que debía esperar.

Me ofreció una silla y un tereré. Ese fué mi primer encuentro con la bebida nacional paraguaya, que se prepara en un vaso de palosanto lleno de yerba mate (la misma del mate argentino) y se le va rociando agua fría enriquecida con "remedios" para el calor, que por lo general son menta y yerbabuena.

Mi amigo, de quien ya no recuerdo el nombre, me preguntó de dónde venía y empezó a contarme su historia. Yo le entendía a medias, hasta que dijo: "Mi mamá es alemán".
Le pregunté si hablaba alemán y me dijo que sí, así que de ahi en adelante logramos comunicarnos.

El hombre es menonita y me contó un poco de la historia de su pueblo. De cómo emigraron dese Aa Rusia por las guerras y luego al Canadá, donde también fueron perseguidos. Finalmente Paraguay les ofreció asentarse en la región del Chaco (que ya les conté que es algo parecido al infierno) y prometió respetar su cultura, sus costumbres y dar total autonomía a sus comunidades.

Estos personajes son increíbles. En los 56 grados Centígrados que llega a alcanzar el Chaco, han instaurado sistemas de cultivo perfectamente organizados y se han convertido en la región más productiva del Paraguay.

Conservaron su lengua (alemán - Plattdeutsch), su religión (protestantes súper ortodoxos) y sus costumbres. Los jóvenes se casan en la adolecencia, el pueblo se apaga a las 7 pm y el control y la obediencia son absolutos.
Tiene tecnología de avanzada (tractores, maquinas de cultivo, computadores, etc...), emplean mano de obra indígena... y no se mezclan con los paraguayos.

Luego de nuestra larga conversación, aún no pasaba un alma por la gasolinera, pero sí pasaron dos camiones por la carretera cercana, así que decidí pararme allí a esperar. Era una misión arriesgada. El pavimento estaba muy caliente y el sol era insoportable... al igual que el calor. Calculé que podía pararme allí 10 minutos, antes de morir deshidratada en plena carretera.

Gracias a Dios mi Ángel de la Guarda, de nuevo, me mandó una camioneta con dos chicos. Jose y Javier, que me vieron cara de buena gente e inofensiva y me recogieron tres minutos después de que me paré en la vía.
Hablamos en el camino, les conté lo que estaba haciendo y ellos me contaron que eran ingenieros de ruta y trabajaban en la región. Tenían un campamento de trabajo y una casa en una ciudad cercana llamada Neuland y me ofrecieron hospedarme con ellos.

Como yo también les vi cara de inofensivos, acepté. Primero fuimos a Filadelfia, donde recorrí un poco lo que el calor me permitía. Pero tengo que detenerme sobre este punto.

Bajar de la camioneta fué aterrizar en la dimensión desconocida. El pueblo es pequeño y polvoriento. Su organización sistemática, los letreros bilingües (español y alemán) y pobladores rubios, ojiazules y altos, hacen que uno se sienta en Alemania... pero 56 grados a la sombra!
Neuland es lo mismo... muere a las 7 pm, las casas, los supermercados (y sus productos) y las oficinas son totalmente alemanes. Sinembargo la falta de actividades recreativas hacen que tengan muchos problemas con sus nuevas generaciones, especialmente en relación con el alcohol y las drogas.

Esa noche fuí a comer con Jose al hotel, único lugar abierto del pueblo y luego dormí en la casa... en la más absoluta oscuridad y silencio. Me desperté tardísimo, cuando ya vinieron a recogerme Jose y Javier para llevarme al terminal.

Mi próximo destino era Concepción, también ubicada en el Chaco, pero más al sur y con población principalmente paraguaya y católica.

El bus tenía aire... si uno abría las ventanas solamente. El calor era incríble. Me senté en el único asiento disponible, junto a un señor muy grande, que agradeció que yo fuera pequeña y nos fuimos conversando.

Su nombre era Rodolfo y por el camino me habló de la historia del Paraguay, de los árboles y las plantas de la región del Chaco... pero esa historia es para otro día.

De Bolivia a Paraguay



Si hay una frase que me dá rábia es "No se puede". No, hay cosas más fáciles y más dificiles... pero todo se puede desde que uno quiera.

Mi idea era ir a Paraguay y la creencia general es que hay que tomar un bus directo de Santa Cruz, Bolivia a Asunción, Paraguay. Este bus cuesta 50 dólares, se demora 35 horas y no para en la región del Chaco paraguayo, dónde se ubican los asentamientos Menonitas que quería ver.

Pasé muchas horas hablando con choferes de bus en las terminales y todos coincidían en que no era posible hacerlo por etapas, pues no conseguiría transporte. Hasta que encontré a Jacinto... un chofer de bus con la actitud correcta. "Dónde hay rutas (carreteras) hay movilidades (autos, buses o cualquier cosa con llantas es denominada movilidad)" me dijo. Luego me trazó una ruta por tramos que seguí fielmente.

Tuve que regresar un poco desde Vallegrande hacia Santa Cruz. Ahi tome un bus local, mucho mas barato que el internacional (costó unos 3 dólares) que me llevó a Camiri y de ahi a Villamontes. En Villamontes tomé un camión a Ibibobo que es el pueblo fronterizo con Paraguay. Ahí me debían sellar el pasaporte de salida de Bolivia.

"De dónde viene?" preguntó el policía. "De Villamontes" le dije.
"Y que estaba haciendo allá?" preguntó. Sonreí porque Villamontes es un moridero. No hay nada para hacer. Es un pueblo diminuto, sucio y desorganizado y posiblemente uno de los lugares más aburridos sobre la faz de la tierra. Mientras estuve ahí no hice más que esperar que pasara una movilidad para irme! Por eso sonreí. "Nada realmente- le dije- sólo estaba de paso". "No se ría! Le estoy hablando en serio... la autoridad soy yo!...Yo sé muy bien que hacen los Colombianos que van por esta ruta", me dijo.

Eso ocasionó que ahora sí no me pudiera quitar la sonrisa de la cara. No podía ser... un policía de un moridero fronterizo Boliviano que se creía de la INTERPOL.

"Y que, según usted, estaba haciendo?" le pregunté.
"Usted sabe muy bien" me dijo.

"Mire señor... estoy cansada de un viaje muy largo. Si tiene pruebas para acusarme de algo que no sé siquiera qué es entonces dígame y yo llamo a mi embajada (así dicen los gringos en las películas y siempre funciona) o si no, selle mi pasaporte que solo quiero irme de su país".

Sin muchas ganas me puso el sello. Tomé un bus hasta Mariscal Estigarribia que es la primera parada Paraguaya y llegué a la aduana al mismo tiempo que el bus internacional que venía de Santa Cruz a Asunción.

Coincidió que en el bus venían dos Colombianos de Popayán, que están viajando en bicicleta. Alinearon las maletas de todos y trataron de pasar a un perro antinarcóticos para que las revisara. Rex (mi perro que es un espíritu totalmente libre que hace lo que le viene en gana) es mucho más obediente que el perro paraguayo antinarcóticos. Era un espectáculo deplorable el ver como el pobre policía trataba de que el perro se concentrara en las maletas.

Finalmente desistió y vinieron más policias a ayudarlo a revisar maleta por maleta. A mí me tocó uno muy simpático. "Puedo abrir su mochila?" preguntó. "Claro,- le dije sonriendo- pero me vuelve a guardar toda la ropa". Miró mi morral atiborrado de cosas y empacado en perfacto orden en bolsitas trasparentes separadas y sonrío. "No, está bien, yo creo que no lleva nada".

A los dos Colombianos les tocó el entrenador del perro que estaba frustrado y de mal genio por su fracaso público. Les sacó hasta el último calzoncillo del bolso y les dijo que esa ruta la usaban los Colombianos para traer droga a Paraguay (no sé para qué si Paraguay se dá su maña en producirla también) y que seguramente a alguno de los 3 no nos dejaban entrar... que rezaran para que fuera a mi.

Uno de ellos entró a la oficina y le dieron el sello luego de un rato. Luego entró el otro y lo dejaron aparte sin sellarle el pasaporte y me llamaron a mi. Yo entré, me preguntaron lo normal (que hago por allá, a dónde voy, de dónde vengo...etc). Contesté todo, incluyendo que era veterinaria. Muy queridos me contaron que la perra de la aduana había tenido perritos, me llevaron a verlos, me pidieron una receta para un purgante... y me sellaron el pasaporte (en casi todas las aduanas he hecho alguna consulta gratuita a cambio del sello!).

Aproveché mientras veíamos los perritos y le conté al policía de lo que me había pasado en la aduana en Bolivia... de como el trato fué absolutamente injusto y que le puse como ejemplo el chico al que no le querían sellar el pasaporte. "Con seguridad no es más que otro aventurero en bicicleta y su único pecado es ser colombiano" le dije. Me contó cómo han cogido cargamentos de droga que van rumbo a la Argentina y porque las medidas de precaución. Pero finalmente le sellaron el pasaporte al chico de Popayán.

De ahí tomé otro camión que me podía dejar en un cruce de caminos dónde debia esperar una movilidad a un pueblo llamado Filadelfia. No sonaba tan mal... porque aún no me había enfrentado al Chaco paraguayo.

Pero luego les cuento el resto.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Peregrinación a la Higuera



Algo bien característico de los Bolivianos, es que nunca saben donde queda nada, pero sinembargo te explican (así se lo inventen) y te hacen ir en la dirección equivocada. Tampoco saben a que horas sale el transporte ni a que horas llega ni cuanto demora para ir de un sitio a otro.

Como es posible que en una compañía de buses, que envía buses diariamente por una ruta definida te digan tres personas diferentes el tiempo que tarda en llegar el bus y la diferencia entre una y otra sea de dos horas?
O cuando vas caminando a un lugar, como nos ocurrió en la isla del Sol, las personas decían diferentes tiempos que tardaba caminar de sur a norte, pero estos tiempos variaban entre una hora y media y cinco horas.

Eso no es lo peor. Deberían ver los baños de las paradas de carretera. En las fotos hay un baño. Es demasiado pintoresco para no ponerlo. Básicamente es un hueco en el piso, con dos huellas a los lados, como indicando dónde poner los piés. El olor es horrible (creo) y se ven súper sucios. Pero hay que entrar, pues nunca sabes cuando vas a llegar a tu destino.

Así pues, cuando pregunté a que hora salía el bus de Samaipata a Vallegrande, me informaron que no "salia", que pasaba por la carretera (solo aveces pasaba), uno debía pararlo y pasaba entre las 3 pm y las 7 pm.
Como no quería regresar hasta Santa Cruz, salí faltando un cuarto de hora para las 3 pm y esperé hasta las 4:30 pm. Ahí decidí que quizá no pasaría nunca, así que empecé a "echar dedo" (hacer auto-stop). Me paró un camión que transportaba verduras y me llevó hasta un pueblo llamado Mataral, a unas 3 horas de distancia.

Ahi había un desvío que yo debía tomar a Vallegrande, así que debía esperar otro transporte.

Luego de unos 30 minutos pasó una camioneta. Pararon dos muchachos y me ofrecieron llevarme. Como algunos saben, yo no puedo oler debido a un accidente que tuve hace unos años, así que tuve que recurrir a mi íntuición, pues parecía que habían estado bebiendo. Les dí las gracias y seguí esperando.

Una hora después pasó una familia y me recogieron. En el camino, en medio de la carretera, vimos el parachoques delantero de un carro en mitad de la vía. Cuando nos bajamos a ver, eran los muchachos que anteriormente me pararon, que perdieron el control y se fueron a un precipicio. Gracias s Dios no me monté con ellos!

Dormí en Vallegrande esa noche y al día siguiente tomé un camión de esos de ganado, pero que aqui transportan gente parada y niños acostados y cansado por las largas horas de viaje (ver foto arriba) a Pucará, centro urbano (léase pueblito de mala muerte) más cercano a la Higuera, lugar donde el Ché Guevara fué atrapado y fusilado.
De Pucará debía tomar un tour (que odio) o un taxi hasta la Higuera.

El taxi costaba 70 Bolivianos. Es un precio absurdo, teniendo en cuanta que son como 5 km y que mi presupuesto diario es de 30 Bolivianos!
Sinembargo se aprovechan, pues es eso o caminar cuesta arriba. De todas formas fuí a la alcaldía a preguntar si había otra forma de llegar y el alcalde me preguntó: "hm... a la Higuera... cuanto quiere pagar?". Le dije que máximo 50 Bolivianos ya que ya estaba allá, pues hacía el sacrificio. Entonces llamó a un concejal que también iba a ir allá y le dijo: "Ahi está, ella paga 50 y usted pone los 20 que faltan y se van juntos". El tipo aceptó, pero a mi no me hizo gracia pagar más. Sinembargo lo consideré porque el solo iba y yo regresaba, así que el taxi debía esperarme a mi y traerme de vuelta.

Por las dudas le pregunté al taxista cuanto nos cobraba solo por llevarnos a los dos y dijo: "Lo mismo, porque igual yo me tengo que regresar, así que me dá igual esperarla o dejarla allá". Así que ahí decidí que era injusto que yo pagara más y me jugué la última carta. Le dije al concejal que fueramos mitad y mitad y a él ya no le pareció, así que yo muy decidida (a pesar de que no tenía ni cinco de ganas de caminar esa loma) dije que me iba a pié. Él tenía que ir de todos modos, así que, o aceptaba pagar mitad o pagaba todo completo él solo... o decidía no ir, en cuyo caso se me tiraba en todo.

Gracias a Dios decidió aceptar mi propuesta y nos fuimos.

Esta historia se iba a llamar "los últimos pasos del Ché", pero como ahora me encuentro cerca a su lugar de nacimiento, decidí hacer una historia especial completa sobre Ernesto Guevara, así que por ahora no les voy a contar sobre la higuera.

Cuando terminé mi visita a la Higuera, el concejal fué a pagarle al taxista su mitad, pero el taxista no tenía devuelta, así que yo le dije que me lo diera a mí, yo le devolvía y luego le pagaba al taxista todo completo. Así lo hicimos y el taxi me llevó de regreso a Pucará y cuando llegamos le dí un billete de 100 Bolivianos, así que me debía devolver 30 Bolivianos. "Cuanto tengo que devolverle..." me dijo calculando mentalmente. "No sé,- le dije, - dependiendo en cuanto me lo vaya a dejar". Él, que había presenciado la discusión con el concejal se rió y me entregó 40 Bolivianos.

Así termina pues la historia de mi visita al lugar de fusilamiento del Ché y de cómo, en su honor, le tumbé finalmente los 10 Bolivianos al concejal... digno representante de la autoridad opresora!

Samaipata


El comentario general de cuantos han viajado conmigo por corto o largo tiempo es que funciono como una tarjeta de descuentos. De alguna manera logro encontrar todo major y mas barato. Las excursiones de Samaipata no fueron la excepción.

El primer día conseguimos que un taxista nos llevara por poco dinero al fuerte de Samaipata, una piedra de granito, labrada con diferentes representaciones culturales con un diámetro mayor de unos 200 metros.
Luego fuimos a las Cuevas, una serie de cascadas de agua por senderos "ecológicos" (aparentemente sinónimo de piscinas de Comfama con caminos llenos de basura). Sinembargo subimos hasta la mas lejana y pudimos bañarnos sin la afluencia de turistas de las demás cascadas.

Otro de los atractivos de Samaipata es su cercanía con el Parque Nacional Amboró, una reserva natural que contiene, además de plantas y gran variedad de animales, los famosos helechos gigantes de la Yunga Boliviana.

Queríamos ir a verlo y averiguamos en una agencia de tours. El tour costaba carísimo. Yo decidí esperar y buscar una forma más económica de ir, pero Stefan quería ir de todas formas, así que abonó la mitad del tour.
Esa misma tarde me dediqué a preguntar por el lugar a cuanto taxista, local camionero o simplemente persona descuidada que se dejara atrapar por mí, sobre la mejor forma de ir. Finalmente consguí un guía que nos llevaba por una cuarta parte de lo que le habían cobrado a Stefan. Se unió al paseo Monique, una niña de Michigan, USA, que se alojaba en el mismo hotel que nosotros.

Como se imaginarán, pues tuvimos que ir a rogarle a la señora del tour que nos devolviera la plata de Stefan (que no fué del todo dificil, pues no se había anotado nadie más para el tour y no les salía llevarlo solo a él).

Esa noche por primera vez en muchisimo tiempo ví una película en DVD!

Al día siguiente salimos pues de excursión a la Mina, que es el nombre de la zona a donde fuimos a caminar por la Yunga. Vimos los helechos gigantes y fauna pequeña, pero nada de venados ni "leones" (en realidad son jaguares). Caminamos por más de 4 horas, con un interludio de unos 40 minutos en que nos extraviamos. Gracias a Dios el guía conocía la región y nos trajo sanos y salvos (aunque cansados) de regreso a Samaipata.

El último día decidimos descansar, evitar los tours e irnos a la piscina de un hotel cercano a hacer... nada!

En la tarde Stefan regresó a La Paz y yo me paré en la carretera a esperar una flota en dirección a Vallegrande... que nunca llegó.

Pero esa es otra historia.

martes, 13 de noviembre de 2007

Santa Cruz de la Sierra


Llegar a Santa Cruz fué un cambio de planes. En realidad fué falta de planes. Miré un mapá, decidí el orden en que iba a hacer Bolivia y no conté con que no siempre hay carreteras disponibles en los sitios a donde planeo ir.

Así que en Santa Cruz, cerca a la frontera con Paraguay y Brasil, quedé aislada del resto de Bolivia, es decir a muchas horas de camino de cualquier ciudad.

Santa Cruz es la región más productiva de Bolivia y se precia de no parecerse al resto del país en nada.
La gente es diferente, con un temperamento más brasilero que boliviano, un clima caliente y tropical y un paisaje muy verde.

Laa ciudad en sí no tenía mucho para ver. Como siempre recorrí las calles, plaza, iglesia, fuí al parque el Arenal que tiene un pequeño lago y me pasé la tarde leyendo allá, hasta que terminé el libro que tenía.

Entre en un internet para revisar el correo y a la salida conocí a Alex, un chico de Santa Cruz que tiene acento argentino porque vivió en Buenos Aires. Me ayudó con la lectura de mi mapa, me llevó al hotel y luego fuimos a comer y a un boliche (bar) esa noche y la noche siguiente a cantar en un karaoke(como se imaginan yo estaba feliz!).

Traté luego de salir de Santa Cruz, pero no me lo permitió el paro de transporte, ocasionado por la reducción en el suministro de combustible que el gobierno hizo a la región, así que me tocó quedarme hasta el día siguiente.
Al otro día fuí a un sitio de compra y venta de libros usados, para cambiar el libro que ya había terminado. En la librería, como no es un sistema de intercambio, sino de compraventa, no querían cambiarmelo si no daba adicionalmente 10 Bolivianos (1,5 dólares). Obviamente no quería hacer eso, así que discutí con el dueño un rato. Finalmente aceptó y cuando me iba trató de ayudarme con el morral, pero evidentemente no estaba preparado mentalmente para encontrar semejante peso, asi que al primer intento no lo pudo alzar. Me preguntó si yo siempre cargaba ese peso sola, le dije que sí y como le parecí "muy fuerte" quizo pulsar conmigo. Dijo que si le ganaba podía escojer otro libro de 10 Bolivianos. Así que apostamos y le gané!

Escogí mi segundo libro y luego me invitó a almorzar! Intercambiamos direcciones y me fuí para la terminal. Allá me compré un pasaje para la región de la Chiquitanía y mientras esperaba el bus entré aun internet a hablar con mis papás. Confiadamente revisaba el reloj del computador y faltando 15 minutos para la salida de mi bus, pagué y salí del internet. Cual no sería mi sorpresa cuando ví que la hora no correspondía con la de mi reloj de pulsera. El reloj del computador estaba atrasado y el bus me dejó. De nuevo quedé atrapada en lo que luego bauticé la maldición de Santa Cruz. Solo tenía ganas de sentarme a llorar en el terminal, pero como eso no resolvía mayor cosa, pues busqué otro hotel y me fuí a dormir.

Al siguiente dia salí temprano, descarté la idea de ir a la Chiquitanía (ya tendría oportunidad de ver ruinas jesuíticas en Paraguay y ahora solo quería salir de Santa Cruz). En el "trufy" (una camioneta de 8 puestos estilo automóvil), conocí a Stefan, de Dinamarca, que está trabajando en orientación social en La Paz y aprovechó sus días libres para relajarse en Samaipata. Fuimos a buscar un alojamiento y nos quedamos en el hostal Andoriña, un sitio precioso, con camas muy cómodas y zonas sociales comunes con televisor, hamacas y DVD.

En la próxima historia les cuento de Smaipata!

La ciudad de La Paz y el valle de la Luna


La primera impresión de la Paz, cuando llegué, no fue muy positiva. El centro es caótico, sucio y contaminado.

Fuimos al "Mercado de Hechicería", una callejuela estrecha y larga, donde se aglomeran vendedores de objetos rituales en cuyas mesas se mezclan santos y vírgenes católicas con pociones mágicas y fetos de llamas (que son inducidas a abortar en procesos rituales para obtener sus fetos para hechicería), gatos disecados, tigrillos, ídolos indígenas de barro con penes inmensos para la fertilidad, organizados rigurosamente sobre el lomo de una biblia y rodeados de hierbas y semillas. Nada más parecido a la canción Cambalache de Enrique Santos Discepolo!

En medio de estos puestos hay sinnúmero de almacenes de Luthiers, fabricantes de instrumentos musicales y Eben quería comprar una mandolina boliviana, así que nos recorrimos todos los almacenes. Los de instrumentos por él y los de brujas por mí. La verdad es que me producen una curiosidad impresionante todos esos objetos rituales de culturas tan diferentes, mezclados en una sola mesa.

Al día siguiente me encontré con Ivana, una amiga de Naty (mi amiga del alma) de la maestría. Ella y su novio Vladimir y una pareja de amigos de ellos nos llevaron al valle de la Luna, cuyo nombre le fue dado por Neil Armstrong en persona, pues decía que este lugar de verdad parecía la superficie lunar (si es que él la conoció; para los que duden de su llegada a la luna, hay una discusión en facebook al respecto). Yo asumiré que es verdad y que el lugar en que estuve es lo más cercano a la superficie lunar en la tierra.

Había formaciones rocosas con nombres que requerían de mucha imaginación para ser identificados (juzguen ustedes las fotos) y un lugar sagrado llamado el valle del silencio. Nos paramos a unos 10 pasos del lugar marcado como tal, pero no percibimos nada especial. Fue allí donde Vladi hizo su acotación filosófica:

"Mejor bajemos hasta el letrero, yo creo que allá se puede escuchar mejor el silencio"
Vladimir Escobar.

Fuimos también al sur de La Paz y es precioso. Cambió totalmente mi idea de la ciudad. Casas grandes, con vistas impresionantes denotan el buen gusto de la clase alta paceña... al tiempo que la desigualdad social reinante, como en toda ciudad grande de suramérica.

Finalmente fuimos a un mirador desde donde se veía toda la ciudad, nos tomamos una botella de vino blanco todos juntos allí ante la imponente vista y luego regresamos al hotel para despedirnos y agradecerles la increíble compañía!

Desde la Paz visitamos también un pueblo llamado Coroico que es una especie de Spa tropical. Nos fuimos por una carretera llamada "la carretera de la muerte" y estadísticamente es considerada la más peligrosa del mundo.

Ya no se usa por el tranporte público, sólo por ciclistas, pero como nos sentamos al frente en el bus, el conductor me contó de la carretera y luego me preguntó si queríamos tomarla. Como es un sendero bien bonito nos fuimos por allí.
Más de 40 km de un camino destapado, de no más de tres metros de ancho, con precipicios de 300 metros de caída libre conforman esta carretera construída durante la guerra con el Paraguay.

Cuando ibamos por la mitad, el conductor se persigna frente a un precipicio y nos cuenta que su papá murió allí en un accidente de tránsito con otras 6 personas. En ese punto yo estaba lista para abandonar la carretera!

Pero puedo decir, al iguial que la camiseta que llevan los ciclistas al regreso a La Paz, que "YO SOBREVIVI A LA CARRETERA MAS PELIGROSA DEL MUNDO"... y en bus, que no es lo mismo!

Copacabana y la Isla del Sol


En la isla del soooool, la isla del sooool...


Han oído la canción? Bueno, esta es la verdadera isla del sol de la que hablan allí. Es un paraíso en medio del lago titicaca, con paisajes increíbles, legados arquitectónicos indígenas, puestas de sol y amaneceres de película, muchos burros y ovejas y gringos... muchos gringos de rumba!

Llegamos en barco desde Copacabana y nos quedamos dos noches. La primera en el lado sur de la isla, en un hotel local con vista al lago. Desde mi cuarto se veía el amanecer cuando el sol sale detrás de las montañas y se refleja en el lago.

Comimos truchas (es la principal fuente de alimento en el lago. Al final de la experiencia no quería ver una trucha ni en pintura!), y tomamos mucho mate de coca, pues es la única forma de no sentirse mal en la isla con mayor altura sobre el nivel del mar del mundo!

En la tarde fuimos al lado opuesto a ver el atardecer en un restaurante italiano, comimos...trucha! Y nos tomamos una botella de vino que también ayuda contra el mal de altura. Las fotos pueden verlas en Flickr, son hermosas!

Al día siguiente caminamos por 3 horas hasta el lado norte de la isla, menos turístico y más pobre y allí nos quedamos otra noche hasta que a la mañana siguiente salió un barco de regreso a Copacabana. Como no teníamos nada que hacer, alquilamos un bote de pesca local y remamos por el lago. Si, remaMOS, yo también remé y quedé súper molida... tengo fotos para probarlo! Jajaja!

Copacabana es muy turístico y básicamente tiene sitios deliciosos para comer. Por lo demás no es nada especial, aparte de tener botecitos tipo Disneyland, al igual que los de Puno!

domingo, 11 de noviembre de 2007

Puno y las islas flotantes de Totora


Puno es una ciudad fronteriza, cuyo único atractivo es posiblemente el estar ubicada frente al lago Titicaca. En el borde del lago se pueden alquilar botecitos de remos o pedal, con forma de Mickey Mouse e inmensos flamingos rosados al mejor estilo Disneyland!

Llegamos en la mañana temprano, después de 12 horas de viaje desde Cusco en la noche en un bus que se preciaba de ser "bus cama", aunque no creo que sea muy claro el concepto!

Desayunamos y tomamos inmediatamente una bici-taxi al puerto. El tour a las islas costaba 30 soles, pero como no lo tomamos, sino que contratamos el barco por nuestra cuenta, costó 13 soles.

El lago es inmenso y precioso. Todos los letreros de los alrededores son alusivos al "mar" como lo llaman los locales, especialmente del lado Boliviano, pues es el único "mar" que le quedó a Bolivia, después de perder (o más bien dejarse quitar)su pedacito del pacífico por Chile en la Guerra del Pacífico.

En el lago crece la totora, una planta acuática muy resistente, que los locales utilizan para hacer embarcaciones llamadas "caballitos de totora" con los cuales incluso han logrado cruzar el atlántico. Estas embarcaciones, a pesar de ser resistentes, deben ser renovadas cada año, pues el material no es muy duradero.

Además de caballitos, los locales construyen islas. Si, islas flotantes de totora y viven en ellas. Ponen capa sobre capa de totora, las amarran unas a otras y cada dos semanas ponen una capa nueva en la superficie, para reemplazar la que se va pudriendo en la parte de abajo por estar en contacto con el agua.

Sobre estas islas construyen sus casas, también de totora, dejan un espacio en el centro para un cultivo de truchas y viven de la pesca y la fabricación de artesanías que son adquiridas por los turistas que llegan en barcos a conocer este extraño lugar.

Compramos un par de cosas a los locales y luego nos dedicamos a recorrer la isla. He aquí los hallazgos más importantes: Tienen agua caliente y electricidad por sistemas de energía solar. En una de las islas hay un patético y bizarro museo de animales disecados, que cobra 50 centavos la entrada. En otra de las islas hay un teléfono; si un teléfono ahí, no más, parado solitario en medio de una islita de totora, como invitándolo a uno a llamar a la casa ("mamá... a que no adivinas de dónde te estoy llamando...."), pero lastimosamente estaba dañado (si no yo hubiera llamado, obviamente). Los alimentos que necesitan además del pescado los truecan por artesanías o truchas o los adquieren con la plata de las ventas a los turistas.

Además de increíble, el viaje fué muy triste. Los locales tratan de vender sus artesanías en un intento que tiene más de mendicidad que de venta. Con un español mal hablado (Quechua es su idioma materno), un par de palabras en inglés (please, buy y dólar) y una voz trágica de súplica tratan de lograr la conmiseración de los turistas. Me sentí muy incómoda, pues abren sus casas sólo con el fin de obtener unos centavos a cambio...

Finalmente llegamos a una isla, cuyo propietario montó un restaurante turístico y un alojamiento de totora. Allí se sentía uno pagando por un servicio y no conmiserándose de la pobreza local, así que comimos trucha, tomamos mate de coca... y regresamos a Puno para tomar el bus a Copacabana, Bolivia.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Ollantaytambo


La ciudad de Ollantaytambo da la sensación de estar en Europa. Con sus callecitas de piedra y sus restaurantes de comida internacional y su mayoría de extranjeros! Se ven mas "gringos" que peruanos!

Esta historia no es muy larga. Nos quedamos de un día para otro, recorriendo las calles y comiendo delicioso.

En la mañana conocimos unas personas de Arequipa. Eran 2 parejas mayores con sus nietos y estaban alojados en el hotel con nosotros.
Cuando llegamos estaban jugando "Sapo" en el jardín. Me puse a explicarle a Eben como se juega sapo y nos invitaron a jugar con ellos y a tomar cerveza, así que pasamos la mañana apostando plata al sapo (bueno Eben, yo no. No estoy en condiciones de botar la platica); lastimosamente el señor, de unos 60 años, era súper tramposo, así que Eben perdió (bueno, en realidad el señor hizo trampa), así que no jugamos más.

Al día siguiente tomamos un bus al Cusco y esa noche otro bus al Puno.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Clorinda, su familia y la Chacra


Nos bajamos antes de llegar a Santa Teresa, del combi que tomamos desde la hidroeléctrica. Ahí estaban los papás de Clorinda esperándola.

Es una familia súper linda. Sus papás son campesinos y viven en una "chacra", que es como le llaman a un pedazo de tierra que se cultiva. Tienen sembrado de todo y nos hicieron un recorrido por el lugar. Eben estaba feliz, pues no sólo comió todas las frutas típicas, sino que las recogimos de los árboles nosotros mismos. Había naranjas dulces, limones, papayas, palta (aguacate), tomate de árbol, mangos... en fin, era un paraíso!

Queda al frente de un río grande y limpio, pero caudaloso. Sin embargo era muy refrescante sentarse en la orilla, así uno no pudiera bañarse en él.

La casa se dividía en dos partes. La primera construcción en bareque que uno encontraba eran los cuartos. Había dos cuartos, uno que ocupaban doña Celestina y don Álvaro (los papás) y el otro donde duermen Clorinda y Catherine (su hija) y que fue donde dormimos nosotros.

Más arriba en la chacra hay una segunda construcción también de bareque que es la cocina. Es grande, con fogón de leña y los cuyes (mas de 30) corren por toda la cocina y se comen los restos de comida que les arrojan al piso.

Hay dos mesas en la cocina, donde se ponen alimentos y unas poncheras grandes con paja donde las gallinas ponen e incuban sus huevos, todo mezclado.

Ayudamos a hacer el almuerzo, pelamos maní y habas. Doña Celestina le dio a Eben un remedio natural para el estómago pues él no se sentía muy bien desde hacía días y luego nos preparó una comida deliciosa: Rocoto relleno, que es una especie de pimiento picante que hay que lavar y hervir antes para que no pique. Luego se rellena de vegetales y una mezcla de harina y huevo y se fríe.

Se preguntarán a todas estas dónde quedaba el baño... pues no había! Así que cualquier necesidad fisiológica debía ser satisfecha monte arriba. Como mi mamá me enseñó desde chiquita a hacer pipí agachada, pues no tuve problema... pero no era yo la que se sentía mal del estómago!

En la tarde fuimos a los baños termales de Santa Teresa con Doña Celestina, Clorinda y Catherine. En la entrada había que pagar 50 centavos si eras local y 7 soles si eras extranjero.
Tendrían que ver la furia de la mamá de Clorinda cuando quisieron cobrarnos 7 soles. Alegó a muerte que éramos su familia y que habíamos venido a visitarla!

Antes de irme me regalaron un cuy chiquito con el que yo había estado jugando todo el día anterior. Tenía un mes y Eben lo puso Simón Bolívar (está obsesionado con el libertador!). Pero lastimosamente me tocó pedirle a Catherine que me lo cuidara hasta mi regreso, pues no puedo llevarlo el resto del viaje. De todos modos le tomé fotos de recuerdo y las pueden ver en TODAS LAS FOTOS.

Al día siguiente en la madrugada tomamos el primer combi a Santa María. Allá compramos el boleto a Cusco, pero por estar metidos en internet nos dejó el bus. Después de mucho pelear con el encargado, me devolvió la plata y tomamos otro bus a Ollantaytambo, esperando seguir al Cusco.

Sin embargo, otro derrumbe nos detuvo por 5 horas y llegamos a Ollantaytambo en la noche, así que decidimos dormir allá y seguir al día siguiente.

MACHU PICCHU


Salimos en un bus a las 10 de la noche desde la terminal de Santiago, en Cusco, hacia Quillabamba, con el fin de quedarnos en el pueblo de Santa María. El bus debía llegar a Santa María a las 3 am, pero llegamos 2 horas después, pues había un derrumbe en mitad de la carretera. Como siempre, yo iba profundamente dormida en el bus y a media noche la señora de atrás me despertó y me avisó que había que bajarse y pasar caminando, porque era muy peligroso pasar en el bus. Eben estaba súper emocionado, pues un derrumbe así es para él una gran aventura, en cambio a mi no me pareció nada gracioso!

Llegamos pues a Santa María y de ahí tomamos un combi a un pueblo llamado Santa Teresa, por una carretera muy estrecha y destapada, así que no es el viaje más placentero del mundo. De hecho había momentos en que las llantas del combi quedaban al borde de la carretera y uno podía ver las piedritas que rodaban por el precipicio!

De Santa Teresa salen camiones hacia la estación hidroeléctrica del tren y de ahí en adelante hay que caminar por las vías del tren cerca de 2 horas, pues esa es la única vía de acceso a Aguas Calientes, el pueblo cercano a Machu Picchu. La caminata es preciosa, aunque incómoda, pues las vías del tren están rodeadas de piedras sueltas que no hacen nada fácil el andar a pie. Se puede caminar por las vías de madero en madero, pero requiere mirar iempre el piso y perderse el paisaje.

Llegamos a Aguas Calientes hacia el medio día, así que era tarde para subir a Machu Picchu si queríamos ver el amanecer allá, así que descansamos ese día y en la madrugada siguiente emprendimos la subida a Machu Picchu. Nos demoramos 2 horas subiendo (para no pagar el bus de subida que también es un monopolio de Perurail) y llegamos al parque justo para ver amanecer.

A las 7 am amprendimos de nuevo una subida, esta vez a Waynapichu, unas ruinas más pequeñas en lo alto de una montaña. Hay que subir temprano, pues solo permiten en ingreso de 400 personas diariamente y hay que anotarse a la entrada.

La subida es de 1 hora y media y muy empinada por la montaña. No es camino escarpado sino escalones (lo que es peor quizá). Ya me preguntaba si había valido la pena la subida hasta allá con todo lo que ya había caminado, cuando depronto se despejó la neblina densa que nos rodeaba y apareció Waynapichu en la cima de la montaña y Machu Picchu a nuestros pies. Claro que valió la pena!

Como llegamos temprano a la entrada de Waynapichu, fuí la tercera persona en ingresar y fuimos los primeros en llegar a la cima. Nos quedamos allá cerca de dos horas contemplando el impresionante paisaje y desayunando, pues habíamos llevado suficiente para hacer sánduches.

Luego bajamos a Machu Picchu y nos dedicamos el resto del día a la piratería de tours, es decir, nos quedabamos en un sitio de la ciudad de Machu Picchu hasta que llegaba un tour y escuchabamos lo que tenían los guias para decir. Luego nos movíamos al siguiente y esperabamos otro tour. De esa forma no pagamos los guías, que cuestan como 20 dólares por persona (tengan en cuenta que mi presupuesto diario aproximado es de 10 dólares). Entre los dos teníamos cubiertos 4 idiomas (Eben habla más francés que yo), así que era fácil pues casi cualquier tour nos servía (excepto los japoneses y chinos)!

Mientras estábamos en esas, empezó a llover, así que nos resguardamos en una casetica. Junto a nosotros se sentó un señor mayor que hablaba perfecto español con un dejo lejano de acento francés. Como siempre hago, empecé a hablar con él y resultó ser el director del proyecto de restauración de Machu Picchu, así que el resto de la visita recibimos información experta de primera mano.

Quisiera poder explicarles como es Machu Picchu en palabras o en fotos. Pero la verdad es que no puedo. Es cierto lo que dicen los locales "A Machu Picchu solo lo vez una vez en tu vida por primera vez".

No solo es impresionante, desde el punto de vista arqueológico, sino que nos enteramos por el director que está descubierto sólo el 10% del total de la ciudad. Es inmenso, está ubicado en un sitio hermoso, rodeado por un paisaje espectacular y tiene una energía incríble. Nada que yo diga aquí puede expresar lo que sentí en esta visita.

Por otro lado, los precios son astronómicos, una botella de agua se quintuplica en precio y de la comida ni hablar. Sin mencionar de nuevo los costos de llegar allá si uno va por la vía tradicional. Por la vía que tomamos, nos costó alrededor de 30 dólares, incluyendo las dos noches de alojamiento en Aguas Calientes y la comida.

En la tarde regresamos a Aguas Calientes y a la mañana siguiente emprendimos el regreso a Santa Teresa por la vía del tren. En el camino conocimos a una señora y su hijita que se dirigían a dónde su familia en Santa Teresa. Terminé hablando con la señora y nos invitó a dormir en su casa.

Pero esa es otra historia!

Cusco



Cusco es un sueño de ciudad. Desde el instante en que llegué, a las 6 am me enamoré de sus callecitas de cuento!

Recorrí la ciudad de lado a lado y conocí gente preciosa. Primero contacté a Tania, amiga de Fanny, de Lima y nos invitó esa noche a su casa con sus amigos, casi todos músicos y cuenteros. Pasamos delicioso cantando y tocando una gran variedad de instrumentos, desde guitarra hasta cajón, pasando por charango, violín, caja...

Ahí conocimos también a Lucila (Argentina) y Jason (USA) y nos hicimos buenos amigos, así que luego estuvimos tomando chicha, comiendo mariscos y tocando guitarra en su casa.

De visitas culturales no estuvo muy poblada mi estadía, pues de nuevo todo costaba caro, así que tenía que priorizar y obviamente en el TOP ten estaba Machu Picchu.
Sin embargo visité el museo de Santo Domingo, antiguo templo del sol Inka, sobre el cual construyeron los dominicos su iglesia y convento.

También conocí Sacsayhuaman, templo indígena cercano a Cusco y tome unas fotos hermosas!

Averiguamos un tour a Machu Picchu y lo más económico era 130 dólares, incluyendo todo el transporte en tren y bus y la entrada. Si ese era el precio en tour tenía que ser más barato hacerlo uno por su cuenta, así que fuimos a la oficina del tren a averiguar los pasajes.

La compañía que maneja el tren se llama Perurail, pero no es peruana. Es una concesión chileno-británica que monopoliza el transporte al pueblo de Aguas Calientes que es la base para ir a Machu Picchu. El tren es simplemente un robo a mano armada. 57 dólares por media hora de tren y luego 12 dólares más por los buses que te suben a Machu Picchu desde Aguas Calientes.

A los peruanos también les cobran caro, excepto si son del Cusco, pero son muy estrictos a la hora de comprar el tiquete y piden la identificación de cada persona. Los peruanos no están muy contentos con la situación, especialmente porque hay un descuento para chilenos y británicos!

Sin embargo, el pueblo no tiene carretera, así que el tren puede abusar de los turistas cuanto le venga en gana. Resignados hicimos Eben y yo la reserva y con la plata en la mano nos sentamos a esperar nuestro turno al matadero de Perurail para comprar el tiquete.

Algo dentro de mí no me dejaba en paz. Tenía que haber otra forma de hacerlo, no sólo tendría un hueco impresionante en mi presupuesto (aunque bien lo valía Machu Picchu), sino que no quería financiar a esos abusadores.

Así que decidimos cancelar las reservas y buscar en internet y preguntar por ahí. Finalmente dimos con una ruta de contrabando que si bien implica pagar la entrada a Machu Picchu (40 dólares que si van a los peruanos), evita tomar el tren.

No sólo era posible hacer el paseo por 50 dólares en total (incluyendo la entrada a Machu Picchu) en vez de 130 dólares como era la idea con el tour o 120 que costaba por cuenta propia pero tomando el tren, sino que implicaba caminar por sitios nuevos y sonaba muy emocionante!

En la historia de Machu Picchu les cuento el viaje y detallo la ruta por si alguien se anima a hacerla!

martes, 23 de octubre de 2007

Arequipa y el cañón del Colca


Bueno, la estadía en Arequipa inició muy bien. Me hospedé en casa de Carlos, amigo de viajeros (página igual a couchsurfing pero en español) y su familia fué súper amable conmigo.

La ciudad es muy bonita, sobretodo la zona central, donde casi todas las construcciones de piedra volcánica blanca le dan un aspecto de limpieza y tranquilidad. Lastimosamente cobran la entrada a cada iglesia y museo, por lo que tuve que restringir mi excursión turística al monasterio de Santa Catalina, abierto al público en la actualidad. Es básicamente una ciudadela para monjas, construída dentro de la misma ciudad, con patios, residencias y jardines preciosos, como podrán ver en las fotos.

Al segundo día emprendí el camino al cañón del Colca, esquivando obviamente los tours, asi que tomé un bus hasta un pueblo llamado Cabanaconde.

Puedo decir sin temor a equivocarme que es el lugar más extraño que he conocido. Primero, estaba vacío completamente, como si nadie viviera en él. Daba la sensación de un pueblo fantasma, totalmente construído en piedra desde las calles hasta las bases de los techos. Las casas son muy pequeñas, para personas muy por debajo del promedio normal de estatura y los animales domésticos abundan y parecen ser los dueños del lugar.

Desde un mirador ubicado cerca, se divisa el cañón del río Colca, una visión impresionante en medio de inmensas montañas. Una opción es caminar hasta el cañón (aproximadamente 5 horas de caminata) pero lastimosamente, aunque iba con toda la intención de hacerlo, me pudo la altura y sólo subiendo al mirador (1 hora y media) ya estaba cansada. Hubiera sido posible con seguridad bajar al cañón, pero luego la subida es muy pendiente y dura 3 horas; además no hay alternativa de transporte, es decir que si no puedes hacerlo... de malas. Así que finalmente me conformé con la caminata al mirador.

Luego fuimos a la cruz del cóndor a ver cóndores, como su nombre lo dice, pero no vimos ni uno solito!

De regreso llegué a un pueblo llamado Chivay y ahí dormí una noche para al día siguiente ir a los baños termales. Una delicia! Unas piscinas (no naturales) pero con agua termal natural construídas al pie de una montaña con una vista espectacular!

Luego regresé a Arequipa y me encontré la noticia de que a los 2 días era mi entrevista con la DAAD (institución por la cual estoy tramitando la beca del doctorado en Alemania), así que me quedé en Arequipa, para asegurarme de que la comunicación por internet funcionara bien y no hubiera contratiempos.

Tuve la buena suerte de que Carlos, el amigo de viajeros es dueño de un sitio de internet, así que instalamos allí todo para la entrevista. Obviamente hubo contratiempos, así que hubo un punto en que todo el mundo trataba de arreglarme la conexión y con todo el mundo me refiero literalmente: Juan José en Argentina, mi papá en Colombia, Rafa Castro en USA, Carlos y Eben en Arequipa... en fin, no me puedo quejar pues funcionó a la perfección. Ahora solo queda esperar el resultado!

viernes, 19 de octubre de 2007

Nazca


Parte de la idea de trabajar en Casa de Arena, era recoger plata para volar sobre las líneas de Nazca... y lo logré. El sobrevuelo que generalmente costaba 50 dólares, lo conseguí por 30 dólares y esos 30 eran las propinas que había recogido en el hotel, así que no tuve que sacar de mi presupuesto de viaje.

El avión es chiquito, se mueve mucho y se me alcanzó a revolver el estómago. El vuelo dura media hora y uno divisa 10 líneas diferentes que forman dibujos que representan desde figuras geométricas hasta animales como colibrí, cóndor, e incluso una ballena. En las fotos pueden ver las que tomé de las líneas, aunque no era fácil que la foto quedara nítida y es posible que tengan que ampliarla para ver bien las figuras.

Las líneas están dibujadas en la arena, retirando la primera capa oscura y exponiendo la subcapa, más clara. Sólo pueden divisarse desde la altura, por lo que han sido blanco de especulaciones incluso sobre su origen extraterrestre, pues no hay una buena explicación de la razón por la cual los indígenas de la cultura Nazca dibujaron unas líneas que sólo podían apreciarse desde el cielo.

La teoría más aceptada es que tienen un origen ritual y se hicieron para ser vistas por los dioses, aunque hay quienes afirman que son una representación de un zodiaco o calendario astral.

Sea cual sea la explicación, la verdad es que es bien descrestante no solo el tamaño, sino la geometría de las lineas que forman en muchos casos dibujos perfectamente simétricos.

Ahora la crítica: Muchas de las líneas tienen "rayones", es decir, los choferes absolutamente irrespetuosos, conducen sobre las líneas a pesar de que es prohibido, con el fin de acortar camino, así que hay lineas de llantas que cruzan sobre las líneas de Nazca!

Visitamos también los acueductos de los Nazcas, que son un sistema de riego de los campos y suministro de agua al poblado, que incluso hoy en día suple de agua a la población e Nazca. Los acueductos tienen unas entradas espirales en rampa que permiten el acceso para limpiarlos y hacer mantenimiento.

Como dato curioso de nuevo golpe de suerte, pues les cuento que el señor que nos llevó en la combi vivía dentro del sector de los acueductos y como era hora de almuerzo... pues nos llevó casi hasta su casa, así que no pagamos entrada al parque y de salida nos recogió un carro de la policía y nos llevó gratis a Nazca. Así que hasta ahora, mi presupuesto sigue sin desajustarse!

Patrick, el ángel del desierto


Alguien en el hotel me habló de Patrick. Obviamente quise conocerlo de inmediato y me puse en contacto con él.

Patrick tiene alrededor de 37 años, calculo yo. Tiene un campamento en medio del desierto, resguardado del viento por 4 dunas que forman una especie de agujero en el centro. El campamento tiene una tienda de madera y plástico blanco sobre el cual ha escrito frases alusivas a la conservación del medio ambiente y la protección de Pachamama (Madre Tierra).

Patrick aprendió a ser uno solo con el desierto. Lo ama profundamente, camina descalzo por la arena a la misma velocidad que cualquiera de nosotros caminaría por una calle, puede subir las dunas corriendo y de espalda, una hazaña inimaginable para nosotros.

Le pregunto si podría ir a conocer el campamento, con la esperanza de que me invite a dormir y así lo hace. No cobra nada a cambio, sólo me pide que le ayude durante el camino al campamento, que dura como una hora, a cumplir su misión auto impuesta: recoger del desierto toda la basura plástica que dejan los turistas de los buggies.

Obviamente acepto encantada y esa misma tarde alas 5 en punto (a pesar de que no usa reloj, sino solo la orientación del sol) me recoge en el hotel. Empezamos a caminar y luego de 15 minutos empiezo a pensar que no voy a poder. Caminar por la arena en la cual uno se hunde a cada paso es agotador. Patrick me dice que me quite los zapatos y definitivamente mejora la situación. Es mucho más fácil.

"Tienes que tratar de ser uno solo con el desierto y los zapatos no te dejan" me dice Patrick. Mientras caminamos le hago mil preguntas. Me cuenta que hace 7 meses no puede sacar la basura que recoge, pues ya pesa mucho y no tiene transporte. La policía quiere sacarlo del desierto o al menos cobrarle un impuesto por vivir allí.
Vive de hacer de todo, a veces trabaja en un bar, a veces hace artesanías, toca música, trabajos varios... en fin lo que resulte... aunque necesita muy poco.

Me cuenta de su vida, de sus amigos, de sus amores, de sus creencias, del desierto... es increíble hablar con él, pues aunque no visitó nunca una universidad, es una persona supremamente culta, inteligente y sobretodo interesante.

Luego saca un instrumento tubular, ancho como de 1.5 metros de largo, llamado digiridoo, el cual se usa para llamar espíritus. Tiene un sonido ronco y profundo y yo lo había escuchado ya antes, pero de repente Patrick empieza a hacer sonidos de animales con una precisión increíble. Parece real. Imita perros, vacas, diferentes pájaros, caballos, pumas... en fin, cientos de animales salen de su instrumento.

En el campamento Patrick acumula cantidades inmensas de plástico que va insertando poco a poco en botellas de agua vacías, también plásticas, que son igualmente abandonadas por los turistas. Al final del trabajo, una bolsa grande de basura es insertada en una botella de 2.5 litros. En el campamento hay miles de estas botellas y de bolsas que aún no han sufrido el proceso.

La noche cae lentamente sobre el desierto y sobreviene un frío impresionante y una oscuridad total. Es una noche sin lunar se ven las estrellas perfectamente pues las luces de la ciudad no están ni remotamente cerca.

Pero lo más impresionante es el silencio. Es un silencio abrumador, que más que la ausencia de sonido alguno parece que uno se hubiera quedado sordo. No hay animales, no hay viento... nada... solo silencio.

Patrick tiene que trabajar en el pueblo, así que me deja y no regresará más. Me dice que regrese al día siguiente al pueblo cuando quiera. Le pregunto cómo voy a regresar si no conozco el camino y el desierto se ve todo igual a mis ojos... me voy a perder, le digo.

Él se ríe mientras se aleja del campamento, luego se da la vuelta y me dice: "Esas son las cosas raras de las personas... se olvidan de sus propios instintos! No vas a perderte, solo sigue tus huellas..."

Al día siguiente me asomo al lugar por el cual llegué y veo que tiene razón; las huellas que dejé el día anterior cuando vine aún están ahí y lo seguirán estando al menos por tres días. Las sigo de regreso... para despedirme de Huacachina.