viernes, 19 de octubre de 2007

Nazca


Parte de la idea de trabajar en Casa de Arena, era recoger plata para volar sobre las líneas de Nazca... y lo logré. El sobrevuelo que generalmente costaba 50 dólares, lo conseguí por 30 dólares y esos 30 eran las propinas que había recogido en el hotel, así que no tuve que sacar de mi presupuesto de viaje.

El avión es chiquito, se mueve mucho y se me alcanzó a revolver el estómago. El vuelo dura media hora y uno divisa 10 líneas diferentes que forman dibujos que representan desde figuras geométricas hasta animales como colibrí, cóndor, e incluso una ballena. En las fotos pueden ver las que tomé de las líneas, aunque no era fácil que la foto quedara nítida y es posible que tengan que ampliarla para ver bien las figuras.

Las líneas están dibujadas en la arena, retirando la primera capa oscura y exponiendo la subcapa, más clara. Sólo pueden divisarse desde la altura, por lo que han sido blanco de especulaciones incluso sobre su origen extraterrestre, pues no hay una buena explicación de la razón por la cual los indígenas de la cultura Nazca dibujaron unas líneas que sólo podían apreciarse desde el cielo.

La teoría más aceptada es que tienen un origen ritual y se hicieron para ser vistas por los dioses, aunque hay quienes afirman que son una representación de un zodiaco o calendario astral.

Sea cual sea la explicación, la verdad es que es bien descrestante no solo el tamaño, sino la geometría de las lineas que forman en muchos casos dibujos perfectamente simétricos.

Ahora la crítica: Muchas de las líneas tienen "rayones", es decir, los choferes absolutamente irrespetuosos, conducen sobre las líneas a pesar de que es prohibido, con el fin de acortar camino, así que hay lineas de llantas que cruzan sobre las líneas de Nazca!

Visitamos también los acueductos de los Nazcas, que son un sistema de riego de los campos y suministro de agua al poblado, que incluso hoy en día suple de agua a la población e Nazca. Los acueductos tienen unas entradas espirales en rampa que permiten el acceso para limpiarlos y hacer mantenimiento.

Como dato curioso de nuevo golpe de suerte, pues les cuento que el señor que nos llevó en la combi vivía dentro del sector de los acueductos y como era hora de almuerzo... pues nos llevó casi hasta su casa, así que no pagamos entrada al parque y de salida nos recogió un carro de la policía y nos llevó gratis a Nazca. Así que hasta ahora, mi presupuesto sigue sin desajustarse!

Patrick, el ángel del desierto


Alguien en el hotel me habló de Patrick. Obviamente quise conocerlo de inmediato y me puse en contacto con él.

Patrick tiene alrededor de 37 años, calculo yo. Tiene un campamento en medio del desierto, resguardado del viento por 4 dunas que forman una especie de agujero en el centro. El campamento tiene una tienda de madera y plástico blanco sobre el cual ha escrito frases alusivas a la conservación del medio ambiente y la protección de Pachamama (Madre Tierra).

Patrick aprendió a ser uno solo con el desierto. Lo ama profundamente, camina descalzo por la arena a la misma velocidad que cualquiera de nosotros caminaría por una calle, puede subir las dunas corriendo y de espalda, una hazaña inimaginable para nosotros.

Le pregunto si podría ir a conocer el campamento, con la esperanza de que me invite a dormir y así lo hace. No cobra nada a cambio, sólo me pide que le ayude durante el camino al campamento, que dura como una hora, a cumplir su misión auto impuesta: recoger del desierto toda la basura plástica que dejan los turistas de los buggies.

Obviamente acepto encantada y esa misma tarde alas 5 en punto (a pesar de que no usa reloj, sino solo la orientación del sol) me recoge en el hotel. Empezamos a caminar y luego de 15 minutos empiezo a pensar que no voy a poder. Caminar por la arena en la cual uno se hunde a cada paso es agotador. Patrick me dice que me quite los zapatos y definitivamente mejora la situación. Es mucho más fácil.

"Tienes que tratar de ser uno solo con el desierto y los zapatos no te dejan" me dice Patrick. Mientras caminamos le hago mil preguntas. Me cuenta que hace 7 meses no puede sacar la basura que recoge, pues ya pesa mucho y no tiene transporte. La policía quiere sacarlo del desierto o al menos cobrarle un impuesto por vivir allí.
Vive de hacer de todo, a veces trabaja en un bar, a veces hace artesanías, toca música, trabajos varios... en fin lo que resulte... aunque necesita muy poco.

Me cuenta de su vida, de sus amigos, de sus amores, de sus creencias, del desierto... es increíble hablar con él, pues aunque no visitó nunca una universidad, es una persona supremamente culta, inteligente y sobretodo interesante.

Luego saca un instrumento tubular, ancho como de 1.5 metros de largo, llamado digiridoo, el cual se usa para llamar espíritus. Tiene un sonido ronco y profundo y yo lo había escuchado ya antes, pero de repente Patrick empieza a hacer sonidos de animales con una precisión increíble. Parece real. Imita perros, vacas, diferentes pájaros, caballos, pumas... en fin, cientos de animales salen de su instrumento.

En el campamento Patrick acumula cantidades inmensas de plástico que va insertando poco a poco en botellas de agua vacías, también plásticas, que son igualmente abandonadas por los turistas. Al final del trabajo, una bolsa grande de basura es insertada en una botella de 2.5 litros. En el campamento hay miles de estas botellas y de bolsas que aún no han sufrido el proceso.

La noche cae lentamente sobre el desierto y sobreviene un frío impresionante y una oscuridad total. Es una noche sin lunar se ven las estrellas perfectamente pues las luces de la ciudad no están ni remotamente cerca.

Pero lo más impresionante es el silencio. Es un silencio abrumador, que más que la ausencia de sonido alguno parece que uno se hubiera quedado sordo. No hay animales, no hay viento... nada... solo silencio.

Patrick tiene que trabajar en el pueblo, así que me deja y no regresará más. Me dice que regrese al día siguiente al pueblo cuando quiera. Le pregunto cómo voy a regresar si no conozco el camino y el desierto se ve todo igual a mis ojos... me voy a perder, le digo.

Él se ríe mientras se aleja del campamento, luego se da la vuelta y me dice: "Esas son las cosas raras de las personas... se olvidan de sus propios instintos! No vas a perderte, solo sigue tus huellas..."

Al día siguiente me asomo al lugar por el cual llegué y veo que tiene razón; las huellas que dejé el día anterior cuando vine aún están ahí y lo seguirán estando al menos por tres días. Las sigo de regreso... para despedirme de Huacachina.

Sandboarding y los buggies suicidas!


Mi primera salida en buggy o arenero, fue definitivamente la mejor. Las siguientes fueron buenas, pero en cierta forma ya sabes que esperar.

En esta primera salida iba con Guille, mi conductor favorito de buggy y Matilda, una chiquita británica de 8 años, que ya había hecho sandboarding antes y me enseñó a pararme en la tabla e incluso a saltar.

El viaje en el buggy sería divertido si no fuera en Suramérica, es decir si uno tuviera la más remota certeza de que es medianamente seguro... pero no lo es. Obviamente la verdad se oculta a los turistas, pero como yo era parte del "staff" de Casa de Arena, me enteré de que han ocurrido accidentes, fatales en algunos casos.
Los buggies suben por las dunas a toda velocidad y luego bajan vertiginosamente por paredes de arena en ángulos verticales. Es una montaña rusa natural, con el agravante de que no hay rieles que guíen el buggy!

Luego los buggies te dejan en la cima de las dunas, bajas en la tabla, te recogen abajo y te llevan a otra duna. Es lo máximo!

Las primeras dos dunas las hicimos acostadas sobre la tabla, al igual que la mayoría de turistas. Luego Matilda decidió que eso era aburrido y teníamos que pararnos. Se pueden imaginar que no me iba a dejar humillar por una chiquita de 8 años, así que valientemente me amarré parada a la tabla, previamente encerada para aumentar la velocidad de deslizamiento.

Antes de arrancar, Matilda me dijo, en inglés: "No te preocupes, yo sé que puedes. Es lo mismo que snowboarding o ski"... como explicarle en 5 segundos que en Colombia no se practica ninguno de estos dos deportes y que en mis experiencias en la nieve alemana sólo había llegado hasta trineo... sentada?

Matilda se lanza primero y se sostiene casi hasta el final, pero termina sentada. Peor ahora... me mira desde abajo y solo pienso que no puedo caerme... pero me caigo empezando.
Decido que es fácil, solo un asunto de confianza. Trato de nuevo y me sostengo parada hasta la mitad, donde me caigo sentada. Bajo el resto medio sentada en la tabla... nada que hacer.

Segunda duna: Hago la mitad parada, me caigo y luego el resto parada hasta el final... nadie me explicó como carajo se frena la tabla... así que mi freno trasero es mi única alternativa.

El conductor, la mamá de Matilda y las otras 4 personas que iban en el buggy me aplauden, así que me paro hago una reverencia y caigo sentada de nuevo.

De ahí en adelante, todas las dunas las hago parada cada vez con menos caídas!

En las fotos pueden ver las caídas, resultado del aprendizaje de ambas destrezas.

Durante el resto de la estadía me dedique a pasear por Ica, semidestruida por el terremoto, a conocer turistas de todas partes, a hacer un par de amigos, entre ellos Florian y Dinah, alemanes y Jamie, australiano, a quien luego me encontré de nuevo en Arequipa.

Fui también a las bodegas donde fabrican el Pisco, trago típico peruano, muy fuerte, de fabricación similar al vino. Todos estos tours me salieron muy baratos, pues una cosa es precio de turista y otra muy diferente precio de empleado!

Una de las cosas más emocionantes de Huacachina fue dormir en el desierto... así que lean la próxima historia!

Huacachina y la Casa de Arena


Salí de Ayacucho en la noche y llegué a Ica en la madrugada. Los horarios de los buses no tienen sentido. Llegas a algunos lugares a las 4 am, no ha amanecido y no siempre consigues taxi.

Como siempre dejo todo para lo último, no había cambiado suficiente plata. A esa hora era imposible encontrar dónde cambiar, así que me senté en la Terminal de buses a esperar que amaneciera. El chofer del bus vino a conversar conmigo y finalmente me invitó a desayunar, me montó en un taxi, lo pagó y me mandó a la Huacachina! Es posible que yo se la persona más afortunada del mundo... estoy empezando a creerlo!

Mi plan era ir por un día a Huacachina (en Quechua, la que hace llorar), que es un oasis en medio del desierto, famosa por sus tours de sandboard, es decir una especie de surf o snowboard (deslizamiento sobre tabla, haciendo equilibrio), pero sobre la arena del desierto.

Se pueden imaginar las ganas que tenía de hacerlo, pero obviamente sabía que iba a ser costoso. Sin embargo decidí ir hasta allá y averiguar. Quizá podía hacer uso de mi buena suerte nuevamente... uno nunca sabe.

Primero recorrí el oasis y paré en una casa que tenía en la entrada unas hojas de papel con poesías, colgadas como si fueran ropa tendida para secar al sol. Uno de los poemas era justamente el de Antonio Machado con el que inicio este blog. Resulta que el lugar es una biblioteca y ahí conocí a César, un muchacho peruano que la maneja. Hablamos mucho rato de música y de poesía y me regaló algunos libros para el camino.

Volví un par de veces durante mi estadía en la Huacachina, pero no lo pude encontrar de nuevo.

De ahí me fui a buscar un tour de sandboard, pero cuando averigüé el precio en el hotel Casa de Arena... decidí que era una locura. Así que pedí desayuno y mientras desayunaba llegó el administrador del hotel. Me preguntó lo usual: De dónde vienes, de que parte de Colombia, cuanto te quedas, etc...
Le conté que quería hacer sandboard pero que era muy caro y que si no me podía hacer un descuento, pero él en cambio me propuso un trato: Ayudaba en las noches de 7 pm a 1 am en al bar del hotel. A cambio me quedaba en el hotel gratis, me daban las 3 comidas diarias y todo el sandboard que quisiera, es decir 2 veces al día en los buggies si quería. Además el trato duraba el tiempo que yo quisiera!

Esto explica mi ausencia. La última semana la pasé en Huacachina, echada en una asoleadora de la piscina todo el día, a 38 grados a la sombra haciendo dos tandas diarias de sandboard, comiendo como marranito y paseando por el oasis. Espero que ahora sí perdonen mi ausencia!

Como estaba trabajando en el bar, tenía contacto con todo el personal y todos los huéspedes. Hice muchísimos amigos y la despedida fue muy triste. Uno de los amigos que hice, Eben Cathey de Tennessee, Estados Unidos, siguió el viaje conmigo por un tiempo. Él sólo está viajando por 5 semanas, no habla español y es probablemente el gringo más atípico del mundo! Como vamos en la misma dirección seguiremos juntos el resto de Perú y luego yo sigo a Bolivia. Él también quiere ir, pero recién nos enteramos en Huacachina que ahora los Bolivianos le piden visa a los Estadounidenses (bien por los Bolivianos), así que ese resto de trayecto está en veremos!

El Museo de la Memoria


PARA QUE NO SE REPITA


El museo de la memoria pretende recrear una época de violencia vivida en el Perú, especialmente en Ayacucho, a partir de 1980 a manos del grupo Sendero Luminoso, con la participación también de las fuerzas armadas peruanas que lejos de defender a la población, violaban permanentemente los derechos humanos e ignoraban los reclamos de los familiares de las víctimas.

El reclutamiento de estudiantes con ideologías de izquierda, nace en Ayacucho, por lo cual esta ciudad se convierte en la cuna del conflicto y en 1980, la Universidad de Huamana en esta misma ciudad declara el inicio de la guerra popular.

Dentro de este conflicto, desaparecieron y fueron asesinadas miles de personas tanto a manos del ejército como de Sendero Luminoso. Niños, jóvenes, Hombre e incluso mujeres, eran acusados de simpatizar con uno u otro grupo y eran desaparecidos o masacrados por esta causa.

La iglesia permaneció indiferente al conflicto, ignorando las súplicas de las madres y esposas de los desaparecidos y llegando incluso a negar los hechos y a retirarse parcialmente de la ciudad.

Sin embargo, en el año de 1983, un grupo de 30 mujeres, lideradas por Angélica Mendoza o "Mamá Angélica" como todos la llaman, se organizaron, asesoradas por el abogado Sósimo Roca y fundaron ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados y desaparecidos del Perú).

En este grupo no admitían hombres, pues los grupos beligerantes solo respetaban (parcialmente) a las mujeres y los hombres hubieran sido asesinados de inmediato.

Estas mujeres efectuaron un sinnúmero de denuncias que nunca obtuvieron respuesta, se dedicaron a tratar de averiguar el paradero de los desaparecidos, crearon un comedor comunitario y brindaron educación a los niños huérfanos por la violencia.

Mamá Angélica, una mujer humilde campesina que no domina bien el español, sino el quechua, se dedico a viajar por el mundo, exponiendo la situación desesperada del Perú ante los gobiernos de Europa, buscando ayuda en los tribunales de derechos humanos.

En 1990 el Presidente Fujimori ordena su detención, acusándola de embajadora terrorista ante el gobierno Francés.

Finalmente en el año 2001 durante el corto período presidencial de Valentín Paniagua, éste accede a la creación del CVR (Comité de la Verdad y el Reconocimiento), con el fin de hacer justicia e investigar los hechos y el paradero de los desaparecidos.

Estas mujeres, no solo lograron marcar una diferencia, sino también sacar adelante toda una generación de niños huérfanos por la violencia. Hoy en día estos jóvenes se dedican en su mayoría a gestiones de docencia y defensa de los derechos humanos y ANFASEP creó el museo de la memoria, buscando mantener presente en la mente de todas las personas los hechos ocurridos... Para que la historia no se repita.

Durante toda mi visita al museo, no pude más que pensar cuanto deseo que un museo así sea una realidad en Colombia, el día en que los hechos violentos no deban ya ser vividos sino sólo recordados.

Ayacucho


Perdón, perdón... por andar tan perdida. Hasta ahora tengo tiempo de actualizar las historias y sé que los he tenido muy abandonados.

Pero, lo que viene de aqui en adelante es material especial, así que espero con él reivindicar los días de ausencia.

De Lima seguí pues a Ayacucho, cuna de la independencia. Allá me quedé en casa de Jorge, graduado de hotelería y turismo y estudiante de arqueología. Se pueden imaginar la calidad de tour que me dió por la ciudad.
Visitamos la plaza principal y luego fuimos a conocer algunas de las 33 iglesias que tiene Ayacucho. Es un número exorbitante para el tamaño de la ciudad!

Fuimos también a visitar antiguas casas coloniales. Ayacucho es una ciudad muy interesante, pues fué fundada por colonos españoles. Esto hizo que la arquitectura y los diseños tengan una gran influencia de arte moro-cristiano. Sinembargo, la mano de obra que utilizaron para las construcciones era inca, así que en todas las construcciones coloniales se puede ver un toque de arquitectura indígena bien definido. Es una mezcla preciosa.

En la noche había quedado de encontrarme con Jesús, un amigo de Fanny (de Lima), pero nunca llegó, así que regresé a la casa (Jesús, que valga la queja oficial!).
Sinembargo, al día siguiente Jesús me pidió disculpas con un almuerzo delicioso y un tour por el barrio Santa Ana, donde se ubican talleres y galerías artesanales, luego un segundo tour al mirador de Acuchimay desde donde se puede divisar toda la ciudad de Ayacucho y finalmente me dejó en el "Museo de la Memoria".

Este último lugar fué quizá uno de las visitas más impactantes, así que le voy a dedicar un capítulo aparte.

Esa misma noche tomé un bus a Ica, tratando de retomar el ritmo del viaje, sin mucho éxito, como verán en la historia de Huacachina.