sábado, 22 de septiembre de 2007

Baños de Agua Santa (o sólo Baños)


De Mindo regresé a Quito y al día siguiente salí para Baños, en mi camino al sur.

Baños está lleno de turistas, especialmente europeos. Llegué a un hostal en la noche y me fuí a comer a un restaurante llamado Casa Hood, un sitio súper acogedor, con una librería grande que funciona por intercambio, es decir, traes tus libros y puedes cambiarlos por otros en todos los idiomas y de todos los temas posibles.

Lastimosamente no me he teminado ninguno de los dos libros que traje (no me ha quedado más tiempo para leer que las noches antes de dormir), así que me quedé con las ganas!

Al día siguiente alquilé una bicicleta y salí para Puyo, un pueblo ubicado en el camino a la selva ecuatoriana. La ruta es turística, segura para bicicletas y con un paisaje hermoso. Me demoré 5 horas en el camino de ida, paré solamente en una cascada llamada el Pailón del Diablo, donde conocí a un canadiense que tiene una especie de jardín tropical y construyó senderos naturales que permiten acercarse a la cascada.

El canadiense se llama Antonio (Anthony en realidad, pero prefiere el sonido de Antonio, con más personalidad)y cobra un dólar por bajar a la cascada por su jardín. Conversamos un rato, me contó su historia y luego me dijo: "Sabes, a ti solo voy a cobrarte 50 centavos". Le agradecí y bajé por el jardín maravilloso.

La cascada es enorme, valió la pena la caminata en bajada y luego subir nuevamente. Me quedé un rato caminando por el jardín, salí y cuando fuí a despedirme de Antonio me dijo: "Sabes algo, voy a devolverte los 50 centavos, mejor compra un helado con ellos". Así que luego me comí un helado, cortesía de Antonio.

Luego conocí a unos abogados ecuatorianos que iban de paseo. Conversamos un rato y luego continué pedaleando.

Seguí el camino, pero finalmente decidí regresar. Recorrí como 500 metros de regreso y me encontré un grupo de 3 catalanes que había visto antes en la entrada del jardín de Antonio. Cuando me vieron regresando, dijeron que faltaba la cascada más bonita un poco más adelante y me convencieron de seguir.

Llegamos a la última cascada, cobraban 50 centavos la entrada, pero si uno era guía turístico no le cobraban, así que cambié de profesión por un rato y "guié" a Eduardo, Jorda y Joan, los catalanes a la cascada, gratis! Y reconozco que valió la pena era espectacular!

A las 6 de la tarde, luego de 6 horas en bici, regresamos en una camioneta, con las bicicletas, cansados, pero contentos.

A las 9 de la noche fuimos a un tour en ranchera (chiva en colombiano)a ver el volcán Tungurhaua (no lo vimos porque estaba nublado), tomamos canelazo, vimos baños desde lejos y vimos un show de fuego... igualito a los de los semáforos de Medellín, todo por 3 dólares.
Allá conocí a unas niñas que se quedan en el mismo hotel que yo (una suiza, una alemana y una inglesa).

De regreso en Baños fuimos a un bar, donde conocí a Vicente, un señor mayor, medio español, medio fracés, que resultó ser todo un personaje. Vicente tuvo un accidente automovilístico hace 25 años y desde eso está en silla de ruedas. Sinembargo viene a Suramérica cada año, baila, canta y no se pierde nada de la vida.

Nos fuimos a una discoteca, les enseñé a los catalanes algunos pasos de salsa, no faltó el reggaetón, bailé con Vicente y a las 4 de la mañana, hora en que abren los termales, nos fuimos a bañar con agua caliente (45 Grados Centígrados).

Luego desayunamos en la plaza de mercado (único sitio abierto a las 7:30 am) y llegué al hotel, medio inconsciente a dormir hasta el medio día.

En la tarde fuí a Pelileo, un pueblo cerca a Baños donde venden ropa, a comprar un jean porque el mío se rompió irremediablemente y en el bus de regreso me encontré con Lilah, se acuerdan de ella? Mi amiga israelí de Mindo.

Yendo para su hotel conocimos una niña sueca que acababa de llegar, así que esa noche comimos en un restaurante italiano: Lilah, la israelí, Karin, la sueca, Jorda, Edu y Joan, los catalanes, Vicente, el franco-español, un ecuatoriano amigo de Vicente, un Colombiano, que obviamente se llamaba Jairo, y yo.

En la mesa se hablaba español, catalán, inglés, hebreo, francés (necesitaba practicar, así que aproveché a Vicente), sueco... en fin, la torre de babel era una bobada.

Fuimos a dormir temprano y... bueno, aqui termina la aventura en Baños. Tomé un bus en la mañana, para ir a Riobamba!

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Mindo


Mindo es una especie de paraíso perdido.

Es un pueblito diminuto, pero rodeado de verde, con clima húmedo tropical y mil cosas para hacer, aunque todas cuestan entre cinco y treinta dólares!

Me quedé en un hotel llamado La Casa de Cecilia, ubicado a orillas del río Mindo. Es una construcción de madera, muy rústica pero muy agradable. Mi cuarto sólo tenía 3 paredes, así que quedaba al aire libre con solo un toldillo para protegerme de los insectos.

En la madrugada me quité el toldillo pues tenía mucho calor y a las 6 am me despertaron los colibríes volando por todo el cuarto! Era como el paraíso!

Conocí una niña de Israel, con la que me fuí al día siguiente a montar en la tarabita, una especie de canasta suspendida con cables 500 metros sobre el bosque! Era adrenalina total, sobretodo si tienes en cuenta las bajas posibilidades de que el aparato reciba mantenimiento.

Luego nos fuimos a caminar por un sendero que une 6 cascadas unas con otras. El recorrido duró 5 horas en total y en la última cascada nos tiramos al agua HELADA!

Conocí también unos muchachos del pueblo, entre ellos William Patiño quien me ofreció su casa cuando regrese a Mindo.

El sitio me encantó. Espero regresar en el camino de vuelta!

La Mitad del Mundo, Inti Ñan o la Ruta del Sol

Llegé a la mitad del mundo, directamente al museo Inti Ñan y no al monumento en sí. Ambos quedan a 500 metros de distancia y el monumento es más antiguo, sinembargo tiene muchos peros. En primer lugar te cobran dos dólares por verlo y sólo está el monumento ahí parado. Segundo, no está ubicado en la mitad del mundo, pues después de que fué construído midieron el lugar con GPS militar y descubrieron que el verdadero sitio era 500 metros más allá, donde luego construyeron Inti Ñan. En el museo te cuentan las historias de las comunidades indígenas que habitaban la región, cómo ellos, 500 años DC ya sabían que ahí era el centro del mundo y descubrieron la Ruta del Sol, la cual trazaban con aparatos construídos en piedra y la usaban como guía para la siembra y la cosecha. Tenían también dos relojes de arena, uno para el primer semestre y otro para el segundo, dónde dividían el día en mañana, tarde y noche. Luego te hacen demostraciones del efecto Koriolis en una ponchera de agua con un drenaje (videos en esta nota). El efecto Koriolis dice que las fuerzas en ambos hemisferios (norte y sur) giran en sentidos opuestos y en el ecuador chocan y se anulan. La prueba del agua es que ponen una ponchera simple, con un orificio de drenaje en el fondo, sobre la linea ecuatorial, la llenan de agua y ponen unas hojitas de planta. Al quitar el tapón, el agua cae sin hacer remolinos y las hojitas bajan perpendiculares, sin girar en absoluto. Luego mueven la misma ponchera 3 pasos hacia el hemisferio sur y repiten la prueba. Las hojitas giran ahora en el sentido de las manecillas del reloj al salir el agua por el drenaje. Pasan ahora la ponchera 3 pasos al norte y las hojitas giran en contra de las manecillas del reloj. En muchos sitios de internet dicen que es un mito urbano, pero la verdad era la misma ponchera y las mismas hojitas! Vénlo ustedes mismos en el video! Finalmente demuestran cómo es de fácil balancear un huevo sobre un clavo, debido también al efecto Koriolis. Uno puede intentarlo y como yo lo logré, al final me dieron un certificado! (Ver fotos) De ahí cogí un bus a Nanegalito y de ahí otro a la Y de Mindo y luego una camioneta a Mindo.

Quito



Salí a recorrer Quito en el Trole (una ruta de bus similar al Transmilenio en Bogotá).

Fuí al centro histórico, visité los templos de Santa Catalina y San Francisco, tomé fotos desde los campanarios y las torres de la basílica, pero no pude visitar museos porque están cerrados los lunes.

El Convento de Santa Catalína de Siena me pareció súper interesante. Es un claustro de la orden Dominica del siglo XVI, dónde aún hoy día viven monjas de clausura a las que sólo se les permite hablar una hora diaria. Fabrican vinos, ungüentos y toda clase de medicinas naturales y las venden al público por una puerta giratoria que las mantiene ocultas.
El convento tiene además un museo de arte religioso, en su mayoría de la escuela Quiteña, un movimiento artístico del siglo XVIII con una gran influencia de simbología masónica en sus pinturas (eso obviamente lo omiten los guías del convento).

En la iglesia de San Francisco conocí a Marco, un argentino y a Pacho, un chileno que también estaban de turistas por Quito. Marco viene viajando desde Salta, en Argentina hasta Caracas, Venezuela.

Almorzamos juntos y me trazaron una ruta de viaje para el sur del continente que es una maravilla. Me recomendaron muchos sitios para visitar y otros para evitar... en fin, fué un encuentro muy venturoso para mí. Obviamente quedé de visitarlos en Salta y Santiago de Chile respectivamente.

Más tarde me fuí al panecillo, un cerro con una virgen por la que uno puede subir y divisr todo Quito, luego tomé un bus hasta Guápulo, un pueblito que ahora hace ya parte de Quito. Es muy pintoresco, con una población muy bohemia, lleno de barcitos y cafés en casas viejas, con callecitas tortuosas, empedradas y subidas muy empinadas (que recorrí a pié obviamente, para beneficio de mi estado físico que hoy en día es un hit). Al final de la subida queda el emblemático hotel Quito, con una vista hermosa desde la terraza hasta dónde subí. Luego de ahí bajé al sector Mariscal que es la zona rosa de Quito, me tomé un café y regresé a la casa en el Trole.

Al día siguiente quería ir a La Mitad del Mundo y Marce me sugirió que visitara Mindo, un pueblo a unas dos horas de Quito, caliente y tropical.

El famoso Mercado de Otavalo


Recorrí el pueblo en compañía de Eva y Anita, su hermana. Fuimos a ver la iglesia principal y luego a comer dónde un tío de ellas que tiene un restaurante y allá probé el famoso mote, que es maíz cocido.

Luego fuimos a un bar KARAOKE! Se pueden imaginar que estaba feliz! No sólo me encantan los karaokes, sino que como en Otavalo no me conoce nadie... pues allá sí que no me daba pena cantar! Nos reímos mucho y pasamos súper rico.

El sábado madrugamos a las 5 am al famoso Mercado de Animales. Pueden ver las fotos en la columna de la derecha (Todas las Fotos). Es un mercado inmenso donde comecian con toda clase de animales traídos de todos los pueblos cercanos por indígenas y mestizos.

De ahí nos fuimos al mercado artesanal de los sábados que ocupa prácticamente todo el pueblo. Había miles de artesanos vendiendo sus objetos, pero lloviznó y eso hizo que taparan los toldos con plástico, así que de fotos... nada.

En la tarde, me despedí de Juan Alex y su familia, pues Eva y Hernán venían para Quito, así que me trajeron en un viaje de 2 horas y media y paramos a almorzar en un sitio de comida típica, donde probñe las famosas Fritadas (carne de cerdo frita), la cual sabe bueno, pero creo que todavía la estoy digiriendo.

Llegué pues a Quito a la casa de Marcela Camacho, una amiga de la infancia (desde los 4 años) que se vino a Quito con su familia desde que tenía 10.
Ahora está embarazada de 7 meses y medio y pues... el domingo no hicimos más que comer ceviche de camarón y desatrazarnos de la vida de cada una!

lunes, 17 de septiembre de 2007

Ilumán


Salimos en un bus desde Otavalo hacia Ilumán, el pueblo de los chamanes.

Eva no quería hacerse nada y yo no estaba muy segura. Quería ir a curiosear y como siempre, dejar que el corazón me guiara y decidir allá si me hacía una limpieza ritual o no.

El bus se demoró cerca de 15 minutos y le preguntamos al auxiliar del conductor dónde quedaban los chamanes. Nos dijo que habia uno muy famoso y nos dejó en su puerta.

Como siempre, mis dos ángeles de la guarda que iban acompañándome hicieron que una niña de unos 20 años entrara primero que nosotras. La niña iba ya a su segunda curación acompañada por su mamá.

Lo que ocurrió allí fué absolutamente desagradable. La verdad es que prefiero omitir los detalles, pero se asemejaba mucho más a una escena de abuso sexual que a una curación energética.

Finalmente el chamán nos leyó una vela a Eva y a mí y dijo que necesitabamos urgente una curación. Eva, porque una amiga le estaba quitando el novio (ella dijo que no era casada) y yo, porque me habían hecho brujería en una fotografía y no tenía apetito ni ganas de hacer nada. Ofreció curarnos, incluso gratis, pero como se imaginarán, Eva y yo nos negamos rotundamente y huímos de allí con la promesa de venir a la curación la semana siguiente.

Obviamente al único sitio que iremos será a la defensoría de la mujer a poner el denuncio!

Cuando llegamos a Otavalo y contamos la historia, todos estaban aterrados. Aparentemente lo que presenciamos no tiene nada que ver con una curación indígena real y de verdad espero que así sea, pero no pienso ir a otro sitio de esos a averiguarlo!