viernes, 2 de noviembre de 2007

Clorinda, su familia y la Chacra


Nos bajamos antes de llegar a Santa Teresa, del combi que tomamos desde la hidroeléctrica. Ahí estaban los papás de Clorinda esperándola.

Es una familia súper linda. Sus papás son campesinos y viven en una "chacra", que es como le llaman a un pedazo de tierra que se cultiva. Tienen sembrado de todo y nos hicieron un recorrido por el lugar. Eben estaba feliz, pues no sólo comió todas las frutas típicas, sino que las recogimos de los árboles nosotros mismos. Había naranjas dulces, limones, papayas, palta (aguacate), tomate de árbol, mangos... en fin, era un paraíso!

Queda al frente de un río grande y limpio, pero caudaloso. Sin embargo era muy refrescante sentarse en la orilla, así uno no pudiera bañarse en él.

La casa se dividía en dos partes. La primera construcción en bareque que uno encontraba eran los cuartos. Había dos cuartos, uno que ocupaban doña Celestina y don Álvaro (los papás) y el otro donde duermen Clorinda y Catherine (su hija) y que fue donde dormimos nosotros.

Más arriba en la chacra hay una segunda construcción también de bareque que es la cocina. Es grande, con fogón de leña y los cuyes (mas de 30) corren por toda la cocina y se comen los restos de comida que les arrojan al piso.

Hay dos mesas en la cocina, donde se ponen alimentos y unas poncheras grandes con paja donde las gallinas ponen e incuban sus huevos, todo mezclado.

Ayudamos a hacer el almuerzo, pelamos maní y habas. Doña Celestina le dio a Eben un remedio natural para el estómago pues él no se sentía muy bien desde hacía días y luego nos preparó una comida deliciosa: Rocoto relleno, que es una especie de pimiento picante que hay que lavar y hervir antes para que no pique. Luego se rellena de vegetales y una mezcla de harina y huevo y se fríe.

Se preguntarán a todas estas dónde quedaba el baño... pues no había! Así que cualquier necesidad fisiológica debía ser satisfecha monte arriba. Como mi mamá me enseñó desde chiquita a hacer pipí agachada, pues no tuve problema... pero no era yo la que se sentía mal del estómago!

En la tarde fuimos a los baños termales de Santa Teresa con Doña Celestina, Clorinda y Catherine. En la entrada había que pagar 50 centavos si eras local y 7 soles si eras extranjero.
Tendrían que ver la furia de la mamá de Clorinda cuando quisieron cobrarnos 7 soles. Alegó a muerte que éramos su familia y que habíamos venido a visitarla!

Antes de irme me regalaron un cuy chiquito con el que yo había estado jugando todo el día anterior. Tenía un mes y Eben lo puso Simón Bolívar (está obsesionado con el libertador!). Pero lastimosamente me tocó pedirle a Catherine que me lo cuidara hasta mi regreso, pues no puedo llevarlo el resto del viaje. De todos modos le tomé fotos de recuerdo y las pueden ver en TODAS LAS FOTOS.

Al día siguiente en la madrugada tomamos el primer combi a Santa María. Allá compramos el boleto a Cusco, pero por estar metidos en internet nos dejó el bus. Después de mucho pelear con el encargado, me devolvió la plata y tomamos otro bus a Ollantaytambo, esperando seguir al Cusco.

Sin embargo, otro derrumbe nos detuvo por 5 horas y llegamos a Ollantaytambo en la noche, así que decidimos dormir allá y seguir al día siguiente.

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