martes, 4 de diciembre de 2007

Corrientes y Resistencia


A Corrientes llegué de nuevo a un oasis en medio del viaje. Me hospedé en CECOAL, un instituto de investigaciones biológicas en el cual trabaja Juan José Neiff, amigo de mi papá y su esposa Guadalupe.

El instituto es precioso. Con jardines y casitas, muy arborizado, con perros y flores... me sentía en casa. Tenía además una casita propia con baño y cocinita y todo! Como siempre, fue muy difícil volver a empacar para seguir el viaje.

JJ me llevó a comprar comida para cocinar (la verdad es que lo único que quisiera comer todo el tiempo en Argentina son los ñoquis que tan infructuosamente traté de hacer yo misma en Colombia) y me dejó instalada en mi nueva casita temporal.

Podía usar el computador de Guadalupe, pasear por el centro y dormir en la más grande paz y silencio!

Estuve conociendo también al resto de la familia Neiff, en la "Neiffera" (la madriguera de los Neiff como JJ la llama). Estaba Nadia, Matías y Nicolás, los tres hijos mayores y solo faltaba Lara, quien ya esta casada y tiene una bebita.
Comimos en casa y fuimos con Nico y Nadia a pasear a la costanera de noche.
Fue una visita súper linda!

Por lo demás pasee por Corrientes, por la costanera, el centro histórico y los pasajes peatonales.
Visité el callejón de los murales y fui a cine por primera vez en este viaje! Como lo extrañaba!

Tomé un bus y fui a Resistencia, al otro lado del río. Resistencia es la ciudad de las esculturas, como podrán ver en las fotos. Un convenio entre la gobernación y los artistas permitió la distribución de esculturas de diferentes corrientes artística por toda la ciudad. Esa misma noche regresé a Corrientes, que era mi base operativa!

Antes de irme me di cuenta de que había dejado la memoria USB en un cyber de Resistencia, pero era muy tarde para volver, así que JJ me compró una de afán (hermosa por cierto, pues es la versión de Leggo de Kingston)y le dejé las indicaciones para recuperar la mía en una especie de intercambio... Gracias a Dios la recuperó... porque según me confesó luego, pensó: "Esta morenita me echó un cuento"... jajajá!

JJ me llevó a la Terminal de buses y ahí nos despedimos, hasta la próxima que espero no sea muy lejana, pues prometieron llevarme a su casa de campo en Paso de los Libres en mi próxima visita!

Hay una historia más. En Corrientes fue mi primer encontrón con lo que luego entendería como la diferencia entre provincia y capital. Capital es Buenos Aires. Provincia es todo lo demás.
Hasta ahora había pagado todo con los pesos argentinos que obtuve al cambiar lo que me sobró de guaraníes en Paraguay. Cuando llegué a Corrientes tuve que cambiar dólares... y aquí empieza la historia.

En Colombia, en las casas de cambio (todas) sellan los billetes de dólares. Es un sellito pequeño en tinta azul o negra, que permite reconocer de cual casa de cambio se obtuvo el billete, en caso de que este resulte falso.
Aquí no me querían cambiar billetes sellados. Nadie los acepta, excepto una o dos casas donde los reciben por el 70% del valor (pierdo 30 USD de cada 100).
Los bancos, que además solo trabajan de 8 a 11 AM, son atiborrados e ineficientes, se negaban también a recibirme los billetes.
Empecé a usar la tarjeta de crédito, pero pensé que mi viaje terminaría ahí no más, pues si no podía cambiar plata, el cupo de la tarjeta no me iba a aguantar mucho. Esto mismo me pasó en todas las demás ciudades y según lo que averigüé estos hechos (la ineficiencia, los horarios, etc.) son el común denominador de los bancos y casas de cambio argentinos.

Hasta que llegué a Buenos Aires. Sin inmutarse siquiera me cambiaron en todas partes, en menos de 5 minutos y desde las 8 AM hasta las 9 PM. Ahí es cuando uno piensa que quizá los porteños tienen razón al creer que los de "provincia" son diferentes. Es que son diferentes!

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