martes, 27 de noviembre de 2007

Filadelfia, Neuland y la región del Chaco



Si el infierno existe, con seguridad está ubicado debajo del Chaco.

Nunca me había imaginado que podía hacer tanto calor. Ni siquiera leyendo "La Divina Comedia".

El camión me dejó en la carretera desolada que se dividía en dos. Él siguió por una y yo debía conseguir una forma de ir por la otra. Había una gasolinera que parecía abandonada, pero cuando me acerqué salió un señor que trató de hablarme en un español incomprensible y luego un guaraní peor de incomprensible.
Le pregunté si había forma de llegar a Filadelfia y le entendí después de mucho esfuerzo que si, pero que debía esperar.

Me ofreció una silla y un tereré. Ese fué mi primer encuentro con la bebida nacional paraguaya, que se prepara en un vaso de palosanto lleno de yerba mate (la misma del mate argentino) y se le va rociando agua fría enriquecida con "remedios" para el calor, que por lo general son menta y yerbabuena.

Mi amigo, de quien ya no recuerdo el nombre, me preguntó de dónde venía y empezó a contarme su historia. Yo le entendía a medias, hasta que dijo: "Mi mamá es alemán".
Le pregunté si hablaba alemán y me dijo que sí, así que de ahi en adelante logramos comunicarnos.

El hombre es menonita y me contó un poco de la historia de su pueblo. De cómo emigraron dese Aa Rusia por las guerras y luego al Canadá, donde también fueron perseguidos. Finalmente Paraguay les ofreció asentarse en la región del Chaco (que ya les conté que es algo parecido al infierno) y prometió respetar su cultura, sus costumbres y dar total autonomía a sus comunidades.

Estos personajes son increíbles. En los 56 grados Centígrados que llega a alcanzar el Chaco, han instaurado sistemas de cultivo perfectamente organizados y se han convertido en la región más productiva del Paraguay.

Conservaron su lengua (alemán - Plattdeutsch), su religión (protestantes súper ortodoxos) y sus costumbres. Los jóvenes se casan en la adolecencia, el pueblo se apaga a las 7 pm y el control y la obediencia son absolutos.
Tiene tecnología de avanzada (tractores, maquinas de cultivo, computadores, etc...), emplean mano de obra indígena... y no se mezclan con los paraguayos.

Luego de nuestra larga conversación, aún no pasaba un alma por la gasolinera, pero sí pasaron dos camiones por la carretera cercana, así que decidí pararme allí a esperar. Era una misión arriesgada. El pavimento estaba muy caliente y el sol era insoportable... al igual que el calor. Calculé que podía pararme allí 10 minutos, antes de morir deshidratada en plena carretera.

Gracias a Dios mi Ángel de la Guarda, de nuevo, me mandó una camioneta con dos chicos. Jose y Javier, que me vieron cara de buena gente e inofensiva y me recogieron tres minutos después de que me paré en la vía.
Hablamos en el camino, les conté lo que estaba haciendo y ellos me contaron que eran ingenieros de ruta y trabajaban en la región. Tenían un campamento de trabajo y una casa en una ciudad cercana llamada Neuland y me ofrecieron hospedarme con ellos.

Como yo también les vi cara de inofensivos, acepté. Primero fuimos a Filadelfia, donde recorrí un poco lo que el calor me permitía. Pero tengo que detenerme sobre este punto.

Bajar de la camioneta fué aterrizar en la dimensión desconocida. El pueblo es pequeño y polvoriento. Su organización sistemática, los letreros bilingües (español y alemán) y pobladores rubios, ojiazules y altos, hacen que uno se sienta en Alemania... pero 56 grados a la sombra!
Neuland es lo mismo... muere a las 7 pm, las casas, los supermercados (y sus productos) y las oficinas son totalmente alemanes. Sinembargo la falta de actividades recreativas hacen que tengan muchos problemas con sus nuevas generaciones, especialmente en relación con el alcohol y las drogas.

Esa noche fuí a comer con Jose al hotel, único lugar abierto del pueblo y luego dormí en la casa... en la más absoluta oscuridad y silencio. Me desperté tardísimo, cuando ya vinieron a recogerme Jose y Javier para llevarme al terminal.

Mi próximo destino era Concepción, también ubicada en el Chaco, pero más al sur y con población principalmente paraguaya y católica.

El bus tenía aire... si uno abría las ventanas solamente. El calor era incríble. Me senté en el único asiento disponible, junto a un señor muy grande, que agradeció que yo fuera pequeña y nos fuimos conversando.

Su nombre era Rodolfo y por el camino me habló de la historia del Paraguay, de los árboles y las plantas de la región del Chaco... pero esa historia es para otro día.

3 comentarios:

Rodrigo Carvallo Croskey dijo...

Hola Angélica,
Soy paraguayo, interesante tu artículo sobre el Chaco, pero te comento que Concepción GEOGRAFICAMENTE NO ESTA EN EL CHACO PARAGUAYO (Región Occidental), Concepción está al otro lado del Rio Paraguay, en la REGION ORIENTAL, con un clima, fauna y vegetación totalmente diferentes a los del Chaco...

Angélica dijo...

Hola Rodrigo!
Muchas gracias por corregirme en ese error. Tienes razón. Por algún motivo me quedó la idea errada de la ubicación de Concepción dentro del Chaco, pero me alegro que me hayas hecho caer en cuenta.
Ya lo revisé y tienes razón!

Ojalá sigas leyendo el blog!

Un abrazo,

Angie

wavi dijo...

hola, te agradezco que hayas dejado escritas tus experiencias en el chaco, yo soy paraguayo y nunca fuí por ahí, es muy leve la información que tengo de esa zona, Gracias