sábado, 24 de noviembre de 2007

Peregrinación a la Higuera



Algo bien característico de los Bolivianos, es que nunca saben donde queda nada, pero sinembargo te explican (así se lo inventen) y te hacen ir en la dirección equivocada. Tampoco saben a que horas sale el transporte ni a que horas llega ni cuanto demora para ir de un sitio a otro.

Como es posible que en una compañía de buses, que envía buses diariamente por una ruta definida te digan tres personas diferentes el tiempo que tarda en llegar el bus y la diferencia entre una y otra sea de dos horas?
O cuando vas caminando a un lugar, como nos ocurrió en la isla del Sol, las personas decían diferentes tiempos que tardaba caminar de sur a norte, pero estos tiempos variaban entre una hora y media y cinco horas.

Eso no es lo peor. Deberían ver los baños de las paradas de carretera. En las fotos hay un baño. Es demasiado pintoresco para no ponerlo. Básicamente es un hueco en el piso, con dos huellas a los lados, como indicando dónde poner los piés. El olor es horrible (creo) y se ven súper sucios. Pero hay que entrar, pues nunca sabes cuando vas a llegar a tu destino.

Así pues, cuando pregunté a que hora salía el bus de Samaipata a Vallegrande, me informaron que no "salia", que pasaba por la carretera (solo aveces pasaba), uno debía pararlo y pasaba entre las 3 pm y las 7 pm.
Como no quería regresar hasta Santa Cruz, salí faltando un cuarto de hora para las 3 pm y esperé hasta las 4:30 pm. Ahí decidí que quizá no pasaría nunca, así que empecé a "echar dedo" (hacer auto-stop). Me paró un camión que transportaba verduras y me llevó hasta un pueblo llamado Mataral, a unas 3 horas de distancia.

Ahi había un desvío que yo debía tomar a Vallegrande, así que debía esperar otro transporte.

Luego de unos 30 minutos pasó una camioneta. Pararon dos muchachos y me ofrecieron llevarme. Como algunos saben, yo no puedo oler debido a un accidente que tuve hace unos años, así que tuve que recurrir a mi íntuición, pues parecía que habían estado bebiendo. Les dí las gracias y seguí esperando.

Una hora después pasó una familia y me recogieron. En el camino, en medio de la carretera, vimos el parachoques delantero de un carro en mitad de la vía. Cuando nos bajamos a ver, eran los muchachos que anteriormente me pararon, que perdieron el control y se fueron a un precipicio. Gracias s Dios no me monté con ellos!

Dormí en Vallegrande esa noche y al día siguiente tomé un camión de esos de ganado, pero que aqui transportan gente parada y niños acostados y cansado por las largas horas de viaje (ver foto arriba) a Pucará, centro urbano (léase pueblito de mala muerte) más cercano a la Higuera, lugar donde el Ché Guevara fué atrapado y fusilado.
De Pucará debía tomar un tour (que odio) o un taxi hasta la Higuera.

El taxi costaba 70 Bolivianos. Es un precio absurdo, teniendo en cuanta que son como 5 km y que mi presupuesto diario es de 30 Bolivianos!
Sinembargo se aprovechan, pues es eso o caminar cuesta arriba. De todas formas fuí a la alcaldía a preguntar si había otra forma de llegar y el alcalde me preguntó: "hm... a la Higuera... cuanto quiere pagar?". Le dije que máximo 50 Bolivianos ya que ya estaba allá, pues hacía el sacrificio. Entonces llamó a un concejal que también iba a ir allá y le dijo: "Ahi está, ella paga 50 y usted pone los 20 que faltan y se van juntos". El tipo aceptó, pero a mi no me hizo gracia pagar más. Sinembargo lo consideré porque el solo iba y yo regresaba, así que el taxi debía esperarme a mi y traerme de vuelta.

Por las dudas le pregunté al taxista cuanto nos cobraba solo por llevarnos a los dos y dijo: "Lo mismo, porque igual yo me tengo que regresar, así que me dá igual esperarla o dejarla allá". Así que ahí decidí que era injusto que yo pagara más y me jugué la última carta. Le dije al concejal que fueramos mitad y mitad y a él ya no le pareció, así que yo muy decidida (a pesar de que no tenía ni cinco de ganas de caminar esa loma) dije que me iba a pié. Él tenía que ir de todos modos, así que, o aceptaba pagar mitad o pagaba todo completo él solo... o decidía no ir, en cuyo caso se me tiraba en todo.

Gracias a Dios decidió aceptar mi propuesta y nos fuimos.

Esta historia se iba a llamar "los últimos pasos del Ché", pero como ahora me encuentro cerca a su lugar de nacimiento, decidí hacer una historia especial completa sobre Ernesto Guevara, así que por ahora no les voy a contar sobre la higuera.

Cuando terminé mi visita a la Higuera, el concejal fué a pagarle al taxista su mitad, pero el taxista no tenía devuelta, así que yo le dije que me lo diera a mí, yo le devolvía y luego le pagaba al taxista todo completo. Así lo hicimos y el taxi me llevó de regreso a Pucará y cuando llegamos le dí un billete de 100 Bolivianos, así que me debía devolver 30 Bolivianos. "Cuanto tengo que devolverle..." me dijo calculando mentalmente. "No sé,- le dije, - dependiendo en cuanto me lo vaya a dejar". Él, que había presenciado la discusión con el concejal se rió y me entregó 40 Bolivianos.

Así termina pues la historia de mi visita al lugar de fusilamiento del Ché y de cómo, en su honor, le tumbé finalmente los 10 Bolivianos al concejal... digno representante de la autoridad opresora!

Samaipata


El comentario general de cuantos han viajado conmigo por corto o largo tiempo es que funciono como una tarjeta de descuentos. De alguna manera logro encontrar todo major y mas barato. Las excursiones de Samaipata no fueron la excepción.

El primer día conseguimos que un taxista nos llevara por poco dinero al fuerte de Samaipata, una piedra de granito, labrada con diferentes representaciones culturales con un diámetro mayor de unos 200 metros.
Luego fuimos a las Cuevas, una serie de cascadas de agua por senderos "ecológicos" (aparentemente sinónimo de piscinas de Comfama con caminos llenos de basura). Sinembargo subimos hasta la mas lejana y pudimos bañarnos sin la afluencia de turistas de las demás cascadas.

Otro de los atractivos de Samaipata es su cercanía con el Parque Nacional Amboró, una reserva natural que contiene, además de plantas y gran variedad de animales, los famosos helechos gigantes de la Yunga Boliviana.

Queríamos ir a verlo y averiguamos en una agencia de tours. El tour costaba carísimo. Yo decidí esperar y buscar una forma más económica de ir, pero Stefan quería ir de todas formas, así que abonó la mitad del tour.
Esa misma tarde me dediqué a preguntar por el lugar a cuanto taxista, local camionero o simplemente persona descuidada que se dejara atrapar por mí, sobre la mejor forma de ir. Finalmente consguí un guía que nos llevaba por una cuarta parte de lo que le habían cobrado a Stefan. Se unió al paseo Monique, una niña de Michigan, USA, que se alojaba en el mismo hotel que nosotros.

Como se imaginarán, pues tuvimos que ir a rogarle a la señora del tour que nos devolviera la plata de Stefan (que no fué del todo dificil, pues no se había anotado nadie más para el tour y no les salía llevarlo solo a él).

Esa noche por primera vez en muchisimo tiempo ví una película en DVD!

Al día siguiente salimos pues de excursión a la Mina, que es el nombre de la zona a donde fuimos a caminar por la Yunga. Vimos los helechos gigantes y fauna pequeña, pero nada de venados ni "leones" (en realidad son jaguares). Caminamos por más de 4 horas, con un interludio de unos 40 minutos en que nos extraviamos. Gracias a Dios el guía conocía la región y nos trajo sanos y salvos (aunque cansados) de regreso a Samaipata.

El último día decidimos descansar, evitar los tours e irnos a la piscina de un hotel cercano a hacer... nada!

En la tarde Stefan regresó a La Paz y yo me paré en la carretera a esperar una flota en dirección a Vallegrande... que nunca llegó.

Pero esa es otra historia.

martes, 13 de noviembre de 2007

Santa Cruz de la Sierra


Llegar a Santa Cruz fué un cambio de planes. En realidad fué falta de planes. Miré un mapá, decidí el orden en que iba a hacer Bolivia y no conté con que no siempre hay carreteras disponibles en los sitios a donde planeo ir.

Así que en Santa Cruz, cerca a la frontera con Paraguay y Brasil, quedé aislada del resto de Bolivia, es decir a muchas horas de camino de cualquier ciudad.

Santa Cruz es la región más productiva de Bolivia y se precia de no parecerse al resto del país en nada.
La gente es diferente, con un temperamento más brasilero que boliviano, un clima caliente y tropical y un paisaje muy verde.

Laa ciudad en sí no tenía mucho para ver. Como siempre recorrí las calles, plaza, iglesia, fuí al parque el Arenal que tiene un pequeño lago y me pasé la tarde leyendo allá, hasta que terminé el libro que tenía.

Entre en un internet para revisar el correo y a la salida conocí a Alex, un chico de Santa Cruz que tiene acento argentino porque vivió en Buenos Aires. Me ayudó con la lectura de mi mapa, me llevó al hotel y luego fuimos a comer y a un boliche (bar) esa noche y la noche siguiente a cantar en un karaoke(como se imaginan yo estaba feliz!).

Traté luego de salir de Santa Cruz, pero no me lo permitió el paro de transporte, ocasionado por la reducción en el suministro de combustible que el gobierno hizo a la región, así que me tocó quedarme hasta el día siguiente.
Al otro día fuí a un sitio de compra y venta de libros usados, para cambiar el libro que ya había terminado. En la librería, como no es un sistema de intercambio, sino de compraventa, no querían cambiarmelo si no daba adicionalmente 10 Bolivianos (1,5 dólares). Obviamente no quería hacer eso, así que discutí con el dueño un rato. Finalmente aceptó y cuando me iba trató de ayudarme con el morral, pero evidentemente no estaba preparado mentalmente para encontrar semejante peso, asi que al primer intento no lo pudo alzar. Me preguntó si yo siempre cargaba ese peso sola, le dije que sí y como le parecí "muy fuerte" quizo pulsar conmigo. Dijo que si le ganaba podía escojer otro libro de 10 Bolivianos. Así que apostamos y le gané!

Escogí mi segundo libro y luego me invitó a almorzar! Intercambiamos direcciones y me fuí para la terminal. Allá me compré un pasaje para la región de la Chiquitanía y mientras esperaba el bus entré aun internet a hablar con mis papás. Confiadamente revisaba el reloj del computador y faltando 15 minutos para la salida de mi bus, pagué y salí del internet. Cual no sería mi sorpresa cuando ví que la hora no correspondía con la de mi reloj de pulsera. El reloj del computador estaba atrasado y el bus me dejó. De nuevo quedé atrapada en lo que luego bauticé la maldición de Santa Cruz. Solo tenía ganas de sentarme a llorar en el terminal, pero como eso no resolvía mayor cosa, pues busqué otro hotel y me fuí a dormir.

Al siguiente dia salí temprano, descarté la idea de ir a la Chiquitanía (ya tendría oportunidad de ver ruinas jesuíticas en Paraguay y ahora solo quería salir de Santa Cruz). En el "trufy" (una camioneta de 8 puestos estilo automóvil), conocí a Stefan, de Dinamarca, que está trabajando en orientación social en La Paz y aprovechó sus días libres para relajarse en Samaipata. Fuimos a buscar un alojamiento y nos quedamos en el hostal Andoriña, un sitio precioso, con camas muy cómodas y zonas sociales comunes con televisor, hamacas y DVD.

En la próxima historia les cuento de Smaipata!

La ciudad de La Paz y el valle de la Luna


La primera impresión de la Paz, cuando llegué, no fue muy positiva. El centro es caótico, sucio y contaminado.

Fuimos al "Mercado de Hechicería", una callejuela estrecha y larga, donde se aglomeran vendedores de objetos rituales en cuyas mesas se mezclan santos y vírgenes católicas con pociones mágicas y fetos de llamas (que son inducidas a abortar en procesos rituales para obtener sus fetos para hechicería), gatos disecados, tigrillos, ídolos indígenas de barro con penes inmensos para la fertilidad, organizados rigurosamente sobre el lomo de una biblia y rodeados de hierbas y semillas. Nada más parecido a la canción Cambalache de Enrique Santos Discepolo!

En medio de estos puestos hay sinnúmero de almacenes de Luthiers, fabricantes de instrumentos musicales y Eben quería comprar una mandolina boliviana, así que nos recorrimos todos los almacenes. Los de instrumentos por él y los de brujas por mí. La verdad es que me producen una curiosidad impresionante todos esos objetos rituales de culturas tan diferentes, mezclados en una sola mesa.

Al día siguiente me encontré con Ivana, una amiga de Naty (mi amiga del alma) de la maestría. Ella y su novio Vladimir y una pareja de amigos de ellos nos llevaron al valle de la Luna, cuyo nombre le fue dado por Neil Armstrong en persona, pues decía que este lugar de verdad parecía la superficie lunar (si es que él la conoció; para los que duden de su llegada a la luna, hay una discusión en facebook al respecto). Yo asumiré que es verdad y que el lugar en que estuve es lo más cercano a la superficie lunar en la tierra.

Había formaciones rocosas con nombres que requerían de mucha imaginación para ser identificados (juzguen ustedes las fotos) y un lugar sagrado llamado el valle del silencio. Nos paramos a unos 10 pasos del lugar marcado como tal, pero no percibimos nada especial. Fue allí donde Vladi hizo su acotación filosófica:

"Mejor bajemos hasta el letrero, yo creo que allá se puede escuchar mejor el silencio"
Vladimir Escobar.

Fuimos también al sur de La Paz y es precioso. Cambió totalmente mi idea de la ciudad. Casas grandes, con vistas impresionantes denotan el buen gusto de la clase alta paceña... al tiempo que la desigualdad social reinante, como en toda ciudad grande de suramérica.

Finalmente fuimos a un mirador desde donde se veía toda la ciudad, nos tomamos una botella de vino blanco todos juntos allí ante la imponente vista y luego regresamos al hotel para despedirnos y agradecerles la increíble compañía!

Desde la Paz visitamos también un pueblo llamado Coroico que es una especie de Spa tropical. Nos fuimos por una carretera llamada "la carretera de la muerte" y estadísticamente es considerada la más peligrosa del mundo.

Ya no se usa por el tranporte público, sólo por ciclistas, pero como nos sentamos al frente en el bus, el conductor me contó de la carretera y luego me preguntó si queríamos tomarla. Como es un sendero bien bonito nos fuimos por allí.
Más de 40 km de un camino destapado, de no más de tres metros de ancho, con precipicios de 300 metros de caída libre conforman esta carretera construída durante la guerra con el Paraguay.

Cuando ibamos por la mitad, el conductor se persigna frente a un precipicio y nos cuenta que su papá murió allí en un accidente de tránsito con otras 6 personas. En ese punto yo estaba lista para abandonar la carretera!

Pero puedo decir, al iguial que la camiseta que llevan los ciclistas al regreso a La Paz, que "YO SOBREVIVI A LA CARRETERA MAS PELIGROSA DEL MUNDO"... y en bus, que no es lo mismo!

Copacabana y la Isla del Sol


En la isla del soooool, la isla del sooool...


Han oído la canción? Bueno, esta es la verdadera isla del sol de la que hablan allí. Es un paraíso en medio del lago titicaca, con paisajes increíbles, legados arquitectónicos indígenas, puestas de sol y amaneceres de película, muchos burros y ovejas y gringos... muchos gringos de rumba!

Llegamos en barco desde Copacabana y nos quedamos dos noches. La primera en el lado sur de la isla, en un hotel local con vista al lago. Desde mi cuarto se veía el amanecer cuando el sol sale detrás de las montañas y se refleja en el lago.

Comimos truchas (es la principal fuente de alimento en el lago. Al final de la experiencia no quería ver una trucha ni en pintura!), y tomamos mucho mate de coca, pues es la única forma de no sentirse mal en la isla con mayor altura sobre el nivel del mar del mundo!

En la tarde fuimos al lado opuesto a ver el atardecer en un restaurante italiano, comimos...trucha! Y nos tomamos una botella de vino que también ayuda contra el mal de altura. Las fotos pueden verlas en Flickr, son hermosas!

Al día siguiente caminamos por 3 horas hasta el lado norte de la isla, menos turístico y más pobre y allí nos quedamos otra noche hasta que a la mañana siguiente salió un barco de regreso a Copacabana. Como no teníamos nada que hacer, alquilamos un bote de pesca local y remamos por el lago. Si, remaMOS, yo también remé y quedé súper molida... tengo fotos para probarlo! Jajaja!

Copacabana es muy turístico y básicamente tiene sitios deliciosos para comer. Por lo demás no es nada especial, aparte de tener botecitos tipo Disneyland, al igual que los de Puno!

domingo, 11 de noviembre de 2007

Puno y las islas flotantes de Totora


Puno es una ciudad fronteriza, cuyo único atractivo es posiblemente el estar ubicada frente al lago Titicaca. En el borde del lago se pueden alquilar botecitos de remos o pedal, con forma de Mickey Mouse e inmensos flamingos rosados al mejor estilo Disneyland!

Llegamos en la mañana temprano, después de 12 horas de viaje desde Cusco en la noche en un bus que se preciaba de ser "bus cama", aunque no creo que sea muy claro el concepto!

Desayunamos y tomamos inmediatamente una bici-taxi al puerto. El tour a las islas costaba 30 soles, pero como no lo tomamos, sino que contratamos el barco por nuestra cuenta, costó 13 soles.

El lago es inmenso y precioso. Todos los letreros de los alrededores son alusivos al "mar" como lo llaman los locales, especialmente del lado Boliviano, pues es el único "mar" que le quedó a Bolivia, después de perder (o más bien dejarse quitar)su pedacito del pacífico por Chile en la Guerra del Pacífico.

En el lago crece la totora, una planta acuática muy resistente, que los locales utilizan para hacer embarcaciones llamadas "caballitos de totora" con los cuales incluso han logrado cruzar el atlántico. Estas embarcaciones, a pesar de ser resistentes, deben ser renovadas cada año, pues el material no es muy duradero.

Además de caballitos, los locales construyen islas. Si, islas flotantes de totora y viven en ellas. Ponen capa sobre capa de totora, las amarran unas a otras y cada dos semanas ponen una capa nueva en la superficie, para reemplazar la que se va pudriendo en la parte de abajo por estar en contacto con el agua.

Sobre estas islas construyen sus casas, también de totora, dejan un espacio en el centro para un cultivo de truchas y viven de la pesca y la fabricación de artesanías que son adquiridas por los turistas que llegan en barcos a conocer este extraño lugar.

Compramos un par de cosas a los locales y luego nos dedicamos a recorrer la isla. He aquí los hallazgos más importantes: Tienen agua caliente y electricidad por sistemas de energía solar. En una de las islas hay un patético y bizarro museo de animales disecados, que cobra 50 centavos la entrada. En otra de las islas hay un teléfono; si un teléfono ahí, no más, parado solitario en medio de una islita de totora, como invitándolo a uno a llamar a la casa ("mamá... a que no adivinas de dónde te estoy llamando...."), pero lastimosamente estaba dañado (si no yo hubiera llamado, obviamente). Los alimentos que necesitan además del pescado los truecan por artesanías o truchas o los adquieren con la plata de las ventas a los turistas.

Además de increíble, el viaje fué muy triste. Los locales tratan de vender sus artesanías en un intento que tiene más de mendicidad que de venta. Con un español mal hablado (Quechua es su idioma materno), un par de palabras en inglés (please, buy y dólar) y una voz trágica de súplica tratan de lograr la conmiseración de los turistas. Me sentí muy incómoda, pues abren sus casas sólo con el fin de obtener unos centavos a cambio...

Finalmente llegamos a una isla, cuyo propietario montó un restaurante turístico y un alojamiento de totora. Allí se sentía uno pagando por un servicio y no conmiserándose de la pobreza local, así que comimos trucha, tomamos mate de coca... y regresamos a Puno para tomar el bus a Copacabana, Bolivia.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Ollantaytambo


La ciudad de Ollantaytambo da la sensación de estar en Europa. Con sus callecitas de piedra y sus restaurantes de comida internacional y su mayoría de extranjeros! Se ven mas "gringos" que peruanos!

Esta historia no es muy larga. Nos quedamos de un día para otro, recorriendo las calles y comiendo delicioso.

En la mañana conocimos unas personas de Arequipa. Eran 2 parejas mayores con sus nietos y estaban alojados en el hotel con nosotros.
Cuando llegamos estaban jugando "Sapo" en el jardín. Me puse a explicarle a Eben como se juega sapo y nos invitaron a jugar con ellos y a tomar cerveza, así que pasamos la mañana apostando plata al sapo (bueno Eben, yo no. No estoy en condiciones de botar la platica); lastimosamente el señor, de unos 60 años, era súper tramposo, así que Eben perdió (bueno, en realidad el señor hizo trampa), así que no jugamos más.

Al día siguiente tomamos un bus al Cusco y esa noche otro bus al Puno.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Clorinda, su familia y la Chacra


Nos bajamos antes de llegar a Santa Teresa, del combi que tomamos desde la hidroeléctrica. Ahí estaban los papás de Clorinda esperándola.

Es una familia súper linda. Sus papás son campesinos y viven en una "chacra", que es como le llaman a un pedazo de tierra que se cultiva. Tienen sembrado de todo y nos hicieron un recorrido por el lugar. Eben estaba feliz, pues no sólo comió todas las frutas típicas, sino que las recogimos de los árboles nosotros mismos. Había naranjas dulces, limones, papayas, palta (aguacate), tomate de árbol, mangos... en fin, era un paraíso!

Queda al frente de un río grande y limpio, pero caudaloso. Sin embargo era muy refrescante sentarse en la orilla, así uno no pudiera bañarse en él.

La casa se dividía en dos partes. La primera construcción en bareque que uno encontraba eran los cuartos. Había dos cuartos, uno que ocupaban doña Celestina y don Álvaro (los papás) y el otro donde duermen Clorinda y Catherine (su hija) y que fue donde dormimos nosotros.

Más arriba en la chacra hay una segunda construcción también de bareque que es la cocina. Es grande, con fogón de leña y los cuyes (mas de 30) corren por toda la cocina y se comen los restos de comida que les arrojan al piso.

Hay dos mesas en la cocina, donde se ponen alimentos y unas poncheras grandes con paja donde las gallinas ponen e incuban sus huevos, todo mezclado.

Ayudamos a hacer el almuerzo, pelamos maní y habas. Doña Celestina le dio a Eben un remedio natural para el estómago pues él no se sentía muy bien desde hacía días y luego nos preparó una comida deliciosa: Rocoto relleno, que es una especie de pimiento picante que hay que lavar y hervir antes para que no pique. Luego se rellena de vegetales y una mezcla de harina y huevo y se fríe.

Se preguntarán a todas estas dónde quedaba el baño... pues no había! Así que cualquier necesidad fisiológica debía ser satisfecha monte arriba. Como mi mamá me enseñó desde chiquita a hacer pipí agachada, pues no tuve problema... pero no era yo la que se sentía mal del estómago!

En la tarde fuimos a los baños termales de Santa Teresa con Doña Celestina, Clorinda y Catherine. En la entrada había que pagar 50 centavos si eras local y 7 soles si eras extranjero.
Tendrían que ver la furia de la mamá de Clorinda cuando quisieron cobrarnos 7 soles. Alegó a muerte que éramos su familia y que habíamos venido a visitarla!

Antes de irme me regalaron un cuy chiquito con el que yo había estado jugando todo el día anterior. Tenía un mes y Eben lo puso Simón Bolívar (está obsesionado con el libertador!). Pero lastimosamente me tocó pedirle a Catherine que me lo cuidara hasta mi regreso, pues no puedo llevarlo el resto del viaje. De todos modos le tomé fotos de recuerdo y las pueden ver en TODAS LAS FOTOS.

Al día siguiente en la madrugada tomamos el primer combi a Santa María. Allá compramos el boleto a Cusco, pero por estar metidos en internet nos dejó el bus. Después de mucho pelear con el encargado, me devolvió la plata y tomamos otro bus a Ollantaytambo, esperando seguir al Cusco.

Sin embargo, otro derrumbe nos detuvo por 5 horas y llegamos a Ollantaytambo en la noche, así que decidimos dormir allá y seguir al día siguiente.

MACHU PICCHU


Salimos en un bus a las 10 de la noche desde la terminal de Santiago, en Cusco, hacia Quillabamba, con el fin de quedarnos en el pueblo de Santa María. El bus debía llegar a Santa María a las 3 am, pero llegamos 2 horas después, pues había un derrumbe en mitad de la carretera. Como siempre, yo iba profundamente dormida en el bus y a media noche la señora de atrás me despertó y me avisó que había que bajarse y pasar caminando, porque era muy peligroso pasar en el bus. Eben estaba súper emocionado, pues un derrumbe así es para él una gran aventura, en cambio a mi no me pareció nada gracioso!

Llegamos pues a Santa María y de ahí tomamos un combi a un pueblo llamado Santa Teresa, por una carretera muy estrecha y destapada, así que no es el viaje más placentero del mundo. De hecho había momentos en que las llantas del combi quedaban al borde de la carretera y uno podía ver las piedritas que rodaban por el precipicio!

De Santa Teresa salen camiones hacia la estación hidroeléctrica del tren y de ahí en adelante hay que caminar por las vías del tren cerca de 2 horas, pues esa es la única vía de acceso a Aguas Calientes, el pueblo cercano a Machu Picchu. La caminata es preciosa, aunque incómoda, pues las vías del tren están rodeadas de piedras sueltas que no hacen nada fácil el andar a pie. Se puede caminar por las vías de madero en madero, pero requiere mirar iempre el piso y perderse el paisaje.

Llegamos a Aguas Calientes hacia el medio día, así que era tarde para subir a Machu Picchu si queríamos ver el amanecer allá, así que descansamos ese día y en la madrugada siguiente emprendimos la subida a Machu Picchu. Nos demoramos 2 horas subiendo (para no pagar el bus de subida que también es un monopolio de Perurail) y llegamos al parque justo para ver amanecer.

A las 7 am amprendimos de nuevo una subida, esta vez a Waynapichu, unas ruinas más pequeñas en lo alto de una montaña. Hay que subir temprano, pues solo permiten en ingreso de 400 personas diariamente y hay que anotarse a la entrada.

La subida es de 1 hora y media y muy empinada por la montaña. No es camino escarpado sino escalones (lo que es peor quizá). Ya me preguntaba si había valido la pena la subida hasta allá con todo lo que ya había caminado, cuando depronto se despejó la neblina densa que nos rodeaba y apareció Waynapichu en la cima de la montaña y Machu Picchu a nuestros pies. Claro que valió la pena!

Como llegamos temprano a la entrada de Waynapichu, fuí la tercera persona en ingresar y fuimos los primeros en llegar a la cima. Nos quedamos allá cerca de dos horas contemplando el impresionante paisaje y desayunando, pues habíamos llevado suficiente para hacer sánduches.

Luego bajamos a Machu Picchu y nos dedicamos el resto del día a la piratería de tours, es decir, nos quedabamos en un sitio de la ciudad de Machu Picchu hasta que llegaba un tour y escuchabamos lo que tenían los guias para decir. Luego nos movíamos al siguiente y esperabamos otro tour. De esa forma no pagamos los guías, que cuestan como 20 dólares por persona (tengan en cuenta que mi presupuesto diario aproximado es de 10 dólares). Entre los dos teníamos cubiertos 4 idiomas (Eben habla más francés que yo), así que era fácil pues casi cualquier tour nos servía (excepto los japoneses y chinos)!

Mientras estábamos en esas, empezó a llover, así que nos resguardamos en una casetica. Junto a nosotros se sentó un señor mayor que hablaba perfecto español con un dejo lejano de acento francés. Como siempre hago, empecé a hablar con él y resultó ser el director del proyecto de restauración de Machu Picchu, así que el resto de la visita recibimos información experta de primera mano.

Quisiera poder explicarles como es Machu Picchu en palabras o en fotos. Pero la verdad es que no puedo. Es cierto lo que dicen los locales "A Machu Picchu solo lo vez una vez en tu vida por primera vez".

No solo es impresionante, desde el punto de vista arqueológico, sino que nos enteramos por el director que está descubierto sólo el 10% del total de la ciudad. Es inmenso, está ubicado en un sitio hermoso, rodeado por un paisaje espectacular y tiene una energía incríble. Nada que yo diga aquí puede expresar lo que sentí en esta visita.

Por otro lado, los precios son astronómicos, una botella de agua se quintuplica en precio y de la comida ni hablar. Sin mencionar de nuevo los costos de llegar allá si uno va por la vía tradicional. Por la vía que tomamos, nos costó alrededor de 30 dólares, incluyendo las dos noches de alojamiento en Aguas Calientes y la comida.

En la tarde regresamos a Aguas Calientes y a la mañana siguiente emprendimos el regreso a Santa Teresa por la vía del tren. En el camino conocimos a una señora y su hijita que se dirigían a dónde su familia en Santa Teresa. Terminé hablando con la señora y nos invitó a dormir en su casa.

Pero esa es otra historia!

Cusco



Cusco es un sueño de ciudad. Desde el instante en que llegué, a las 6 am me enamoré de sus callecitas de cuento!

Recorrí la ciudad de lado a lado y conocí gente preciosa. Primero contacté a Tania, amiga de Fanny, de Lima y nos invitó esa noche a su casa con sus amigos, casi todos músicos y cuenteros. Pasamos delicioso cantando y tocando una gran variedad de instrumentos, desde guitarra hasta cajón, pasando por charango, violín, caja...

Ahí conocimos también a Lucila (Argentina) y Jason (USA) y nos hicimos buenos amigos, así que luego estuvimos tomando chicha, comiendo mariscos y tocando guitarra en su casa.

De visitas culturales no estuvo muy poblada mi estadía, pues de nuevo todo costaba caro, así que tenía que priorizar y obviamente en el TOP ten estaba Machu Picchu.
Sin embargo visité el museo de Santo Domingo, antiguo templo del sol Inka, sobre el cual construyeron los dominicos su iglesia y convento.

También conocí Sacsayhuaman, templo indígena cercano a Cusco y tome unas fotos hermosas!

Averiguamos un tour a Machu Picchu y lo más económico era 130 dólares, incluyendo todo el transporte en tren y bus y la entrada. Si ese era el precio en tour tenía que ser más barato hacerlo uno por su cuenta, así que fuimos a la oficina del tren a averiguar los pasajes.

La compañía que maneja el tren se llama Perurail, pero no es peruana. Es una concesión chileno-británica que monopoliza el transporte al pueblo de Aguas Calientes que es la base para ir a Machu Picchu. El tren es simplemente un robo a mano armada. 57 dólares por media hora de tren y luego 12 dólares más por los buses que te suben a Machu Picchu desde Aguas Calientes.

A los peruanos también les cobran caro, excepto si son del Cusco, pero son muy estrictos a la hora de comprar el tiquete y piden la identificación de cada persona. Los peruanos no están muy contentos con la situación, especialmente porque hay un descuento para chilenos y británicos!

Sin embargo, el pueblo no tiene carretera, así que el tren puede abusar de los turistas cuanto le venga en gana. Resignados hicimos Eben y yo la reserva y con la plata en la mano nos sentamos a esperar nuestro turno al matadero de Perurail para comprar el tiquete.

Algo dentro de mí no me dejaba en paz. Tenía que haber otra forma de hacerlo, no sólo tendría un hueco impresionante en mi presupuesto (aunque bien lo valía Machu Picchu), sino que no quería financiar a esos abusadores.

Así que decidimos cancelar las reservas y buscar en internet y preguntar por ahí. Finalmente dimos con una ruta de contrabando que si bien implica pagar la entrada a Machu Picchu (40 dólares que si van a los peruanos), evita tomar el tren.

No sólo era posible hacer el paseo por 50 dólares en total (incluyendo la entrada a Machu Picchu) en vez de 130 dólares como era la idea con el tour o 120 que costaba por cuenta propia pero tomando el tren, sino que implicaba caminar por sitios nuevos y sonaba muy emocionante!

En la historia de Machu Picchu les cuento el viaje y detallo la ruta por si alguien se anima a hacerla!

martes, 23 de octubre de 2007

Arequipa y el cañón del Colca


Bueno, la estadía en Arequipa inició muy bien. Me hospedé en casa de Carlos, amigo de viajeros (página igual a couchsurfing pero en español) y su familia fué súper amable conmigo.

La ciudad es muy bonita, sobretodo la zona central, donde casi todas las construcciones de piedra volcánica blanca le dan un aspecto de limpieza y tranquilidad. Lastimosamente cobran la entrada a cada iglesia y museo, por lo que tuve que restringir mi excursión turística al monasterio de Santa Catalina, abierto al público en la actualidad. Es básicamente una ciudadela para monjas, construída dentro de la misma ciudad, con patios, residencias y jardines preciosos, como podrán ver en las fotos.

Al segundo día emprendí el camino al cañón del Colca, esquivando obviamente los tours, asi que tomé un bus hasta un pueblo llamado Cabanaconde.

Puedo decir sin temor a equivocarme que es el lugar más extraño que he conocido. Primero, estaba vacío completamente, como si nadie viviera en él. Daba la sensación de un pueblo fantasma, totalmente construído en piedra desde las calles hasta las bases de los techos. Las casas son muy pequeñas, para personas muy por debajo del promedio normal de estatura y los animales domésticos abundan y parecen ser los dueños del lugar.

Desde un mirador ubicado cerca, se divisa el cañón del río Colca, una visión impresionante en medio de inmensas montañas. Una opción es caminar hasta el cañón (aproximadamente 5 horas de caminata) pero lastimosamente, aunque iba con toda la intención de hacerlo, me pudo la altura y sólo subiendo al mirador (1 hora y media) ya estaba cansada. Hubiera sido posible con seguridad bajar al cañón, pero luego la subida es muy pendiente y dura 3 horas; además no hay alternativa de transporte, es decir que si no puedes hacerlo... de malas. Así que finalmente me conformé con la caminata al mirador.

Luego fuimos a la cruz del cóndor a ver cóndores, como su nombre lo dice, pero no vimos ni uno solito!

De regreso llegué a un pueblo llamado Chivay y ahí dormí una noche para al día siguiente ir a los baños termales. Una delicia! Unas piscinas (no naturales) pero con agua termal natural construídas al pie de una montaña con una vista espectacular!

Luego regresé a Arequipa y me encontré la noticia de que a los 2 días era mi entrevista con la DAAD (institución por la cual estoy tramitando la beca del doctorado en Alemania), así que me quedé en Arequipa, para asegurarme de que la comunicación por internet funcionara bien y no hubiera contratiempos.

Tuve la buena suerte de que Carlos, el amigo de viajeros es dueño de un sitio de internet, así que instalamos allí todo para la entrevista. Obviamente hubo contratiempos, así que hubo un punto en que todo el mundo trataba de arreglarme la conexión y con todo el mundo me refiero literalmente: Juan José en Argentina, mi papá en Colombia, Rafa Castro en USA, Carlos y Eben en Arequipa... en fin, no me puedo quejar pues funcionó a la perfección. Ahora solo queda esperar el resultado!

viernes, 19 de octubre de 2007

Nazca


Parte de la idea de trabajar en Casa de Arena, era recoger plata para volar sobre las líneas de Nazca... y lo logré. El sobrevuelo que generalmente costaba 50 dólares, lo conseguí por 30 dólares y esos 30 eran las propinas que había recogido en el hotel, así que no tuve que sacar de mi presupuesto de viaje.

El avión es chiquito, se mueve mucho y se me alcanzó a revolver el estómago. El vuelo dura media hora y uno divisa 10 líneas diferentes que forman dibujos que representan desde figuras geométricas hasta animales como colibrí, cóndor, e incluso una ballena. En las fotos pueden ver las que tomé de las líneas, aunque no era fácil que la foto quedara nítida y es posible que tengan que ampliarla para ver bien las figuras.

Las líneas están dibujadas en la arena, retirando la primera capa oscura y exponiendo la subcapa, más clara. Sólo pueden divisarse desde la altura, por lo que han sido blanco de especulaciones incluso sobre su origen extraterrestre, pues no hay una buena explicación de la razón por la cual los indígenas de la cultura Nazca dibujaron unas líneas que sólo podían apreciarse desde el cielo.

La teoría más aceptada es que tienen un origen ritual y se hicieron para ser vistas por los dioses, aunque hay quienes afirman que son una representación de un zodiaco o calendario astral.

Sea cual sea la explicación, la verdad es que es bien descrestante no solo el tamaño, sino la geometría de las lineas que forman en muchos casos dibujos perfectamente simétricos.

Ahora la crítica: Muchas de las líneas tienen "rayones", es decir, los choferes absolutamente irrespetuosos, conducen sobre las líneas a pesar de que es prohibido, con el fin de acortar camino, así que hay lineas de llantas que cruzan sobre las líneas de Nazca!

Visitamos también los acueductos de los Nazcas, que son un sistema de riego de los campos y suministro de agua al poblado, que incluso hoy en día suple de agua a la población e Nazca. Los acueductos tienen unas entradas espirales en rampa que permiten el acceso para limpiarlos y hacer mantenimiento.

Como dato curioso de nuevo golpe de suerte, pues les cuento que el señor que nos llevó en la combi vivía dentro del sector de los acueductos y como era hora de almuerzo... pues nos llevó casi hasta su casa, así que no pagamos entrada al parque y de salida nos recogió un carro de la policía y nos llevó gratis a Nazca. Así que hasta ahora, mi presupuesto sigue sin desajustarse!

Patrick, el ángel del desierto


Alguien en el hotel me habló de Patrick. Obviamente quise conocerlo de inmediato y me puse en contacto con él.

Patrick tiene alrededor de 37 años, calculo yo. Tiene un campamento en medio del desierto, resguardado del viento por 4 dunas que forman una especie de agujero en el centro. El campamento tiene una tienda de madera y plástico blanco sobre el cual ha escrito frases alusivas a la conservación del medio ambiente y la protección de Pachamama (Madre Tierra).

Patrick aprendió a ser uno solo con el desierto. Lo ama profundamente, camina descalzo por la arena a la misma velocidad que cualquiera de nosotros caminaría por una calle, puede subir las dunas corriendo y de espalda, una hazaña inimaginable para nosotros.

Le pregunto si podría ir a conocer el campamento, con la esperanza de que me invite a dormir y así lo hace. No cobra nada a cambio, sólo me pide que le ayude durante el camino al campamento, que dura como una hora, a cumplir su misión auto impuesta: recoger del desierto toda la basura plástica que dejan los turistas de los buggies.

Obviamente acepto encantada y esa misma tarde alas 5 en punto (a pesar de que no usa reloj, sino solo la orientación del sol) me recoge en el hotel. Empezamos a caminar y luego de 15 minutos empiezo a pensar que no voy a poder. Caminar por la arena en la cual uno se hunde a cada paso es agotador. Patrick me dice que me quite los zapatos y definitivamente mejora la situación. Es mucho más fácil.

"Tienes que tratar de ser uno solo con el desierto y los zapatos no te dejan" me dice Patrick. Mientras caminamos le hago mil preguntas. Me cuenta que hace 7 meses no puede sacar la basura que recoge, pues ya pesa mucho y no tiene transporte. La policía quiere sacarlo del desierto o al menos cobrarle un impuesto por vivir allí.
Vive de hacer de todo, a veces trabaja en un bar, a veces hace artesanías, toca música, trabajos varios... en fin lo que resulte... aunque necesita muy poco.

Me cuenta de su vida, de sus amigos, de sus amores, de sus creencias, del desierto... es increíble hablar con él, pues aunque no visitó nunca una universidad, es una persona supremamente culta, inteligente y sobretodo interesante.

Luego saca un instrumento tubular, ancho como de 1.5 metros de largo, llamado digiridoo, el cual se usa para llamar espíritus. Tiene un sonido ronco y profundo y yo lo había escuchado ya antes, pero de repente Patrick empieza a hacer sonidos de animales con una precisión increíble. Parece real. Imita perros, vacas, diferentes pájaros, caballos, pumas... en fin, cientos de animales salen de su instrumento.

En el campamento Patrick acumula cantidades inmensas de plástico que va insertando poco a poco en botellas de agua vacías, también plásticas, que son igualmente abandonadas por los turistas. Al final del trabajo, una bolsa grande de basura es insertada en una botella de 2.5 litros. En el campamento hay miles de estas botellas y de bolsas que aún no han sufrido el proceso.

La noche cae lentamente sobre el desierto y sobreviene un frío impresionante y una oscuridad total. Es una noche sin lunar se ven las estrellas perfectamente pues las luces de la ciudad no están ni remotamente cerca.

Pero lo más impresionante es el silencio. Es un silencio abrumador, que más que la ausencia de sonido alguno parece que uno se hubiera quedado sordo. No hay animales, no hay viento... nada... solo silencio.

Patrick tiene que trabajar en el pueblo, así que me deja y no regresará más. Me dice que regrese al día siguiente al pueblo cuando quiera. Le pregunto cómo voy a regresar si no conozco el camino y el desierto se ve todo igual a mis ojos... me voy a perder, le digo.

Él se ríe mientras se aleja del campamento, luego se da la vuelta y me dice: "Esas son las cosas raras de las personas... se olvidan de sus propios instintos! No vas a perderte, solo sigue tus huellas..."

Al día siguiente me asomo al lugar por el cual llegué y veo que tiene razón; las huellas que dejé el día anterior cuando vine aún están ahí y lo seguirán estando al menos por tres días. Las sigo de regreso... para despedirme de Huacachina.

Sandboarding y los buggies suicidas!


Mi primera salida en buggy o arenero, fue definitivamente la mejor. Las siguientes fueron buenas, pero en cierta forma ya sabes que esperar.

En esta primera salida iba con Guille, mi conductor favorito de buggy y Matilda, una chiquita británica de 8 años, que ya había hecho sandboarding antes y me enseñó a pararme en la tabla e incluso a saltar.

El viaje en el buggy sería divertido si no fuera en Suramérica, es decir si uno tuviera la más remota certeza de que es medianamente seguro... pero no lo es. Obviamente la verdad se oculta a los turistas, pero como yo era parte del "staff" de Casa de Arena, me enteré de que han ocurrido accidentes, fatales en algunos casos.
Los buggies suben por las dunas a toda velocidad y luego bajan vertiginosamente por paredes de arena en ángulos verticales. Es una montaña rusa natural, con el agravante de que no hay rieles que guíen el buggy!

Luego los buggies te dejan en la cima de las dunas, bajas en la tabla, te recogen abajo y te llevan a otra duna. Es lo máximo!

Las primeras dos dunas las hicimos acostadas sobre la tabla, al igual que la mayoría de turistas. Luego Matilda decidió que eso era aburrido y teníamos que pararnos. Se pueden imaginar que no me iba a dejar humillar por una chiquita de 8 años, así que valientemente me amarré parada a la tabla, previamente encerada para aumentar la velocidad de deslizamiento.

Antes de arrancar, Matilda me dijo, en inglés: "No te preocupes, yo sé que puedes. Es lo mismo que snowboarding o ski"... como explicarle en 5 segundos que en Colombia no se practica ninguno de estos dos deportes y que en mis experiencias en la nieve alemana sólo había llegado hasta trineo... sentada?

Matilda se lanza primero y se sostiene casi hasta el final, pero termina sentada. Peor ahora... me mira desde abajo y solo pienso que no puedo caerme... pero me caigo empezando.
Decido que es fácil, solo un asunto de confianza. Trato de nuevo y me sostengo parada hasta la mitad, donde me caigo sentada. Bajo el resto medio sentada en la tabla... nada que hacer.

Segunda duna: Hago la mitad parada, me caigo y luego el resto parada hasta el final... nadie me explicó como carajo se frena la tabla... así que mi freno trasero es mi única alternativa.

El conductor, la mamá de Matilda y las otras 4 personas que iban en el buggy me aplauden, así que me paro hago una reverencia y caigo sentada de nuevo.

De ahí en adelante, todas las dunas las hago parada cada vez con menos caídas!

En las fotos pueden ver las caídas, resultado del aprendizaje de ambas destrezas.

Durante el resto de la estadía me dedique a pasear por Ica, semidestruida por el terremoto, a conocer turistas de todas partes, a hacer un par de amigos, entre ellos Florian y Dinah, alemanes y Jamie, australiano, a quien luego me encontré de nuevo en Arequipa.

Fui también a las bodegas donde fabrican el Pisco, trago típico peruano, muy fuerte, de fabricación similar al vino. Todos estos tours me salieron muy baratos, pues una cosa es precio de turista y otra muy diferente precio de empleado!

Una de las cosas más emocionantes de Huacachina fue dormir en el desierto... así que lean la próxima historia!

Huacachina y la Casa de Arena


Salí de Ayacucho en la noche y llegué a Ica en la madrugada. Los horarios de los buses no tienen sentido. Llegas a algunos lugares a las 4 am, no ha amanecido y no siempre consigues taxi.

Como siempre dejo todo para lo último, no había cambiado suficiente plata. A esa hora era imposible encontrar dónde cambiar, así que me senté en la Terminal de buses a esperar que amaneciera. El chofer del bus vino a conversar conmigo y finalmente me invitó a desayunar, me montó en un taxi, lo pagó y me mandó a la Huacachina! Es posible que yo se la persona más afortunada del mundo... estoy empezando a creerlo!

Mi plan era ir por un día a Huacachina (en Quechua, la que hace llorar), que es un oasis en medio del desierto, famosa por sus tours de sandboard, es decir una especie de surf o snowboard (deslizamiento sobre tabla, haciendo equilibrio), pero sobre la arena del desierto.

Se pueden imaginar las ganas que tenía de hacerlo, pero obviamente sabía que iba a ser costoso. Sin embargo decidí ir hasta allá y averiguar. Quizá podía hacer uso de mi buena suerte nuevamente... uno nunca sabe.

Primero recorrí el oasis y paré en una casa que tenía en la entrada unas hojas de papel con poesías, colgadas como si fueran ropa tendida para secar al sol. Uno de los poemas era justamente el de Antonio Machado con el que inicio este blog. Resulta que el lugar es una biblioteca y ahí conocí a César, un muchacho peruano que la maneja. Hablamos mucho rato de música y de poesía y me regaló algunos libros para el camino.

Volví un par de veces durante mi estadía en la Huacachina, pero no lo pude encontrar de nuevo.

De ahí me fui a buscar un tour de sandboard, pero cuando averigüé el precio en el hotel Casa de Arena... decidí que era una locura. Así que pedí desayuno y mientras desayunaba llegó el administrador del hotel. Me preguntó lo usual: De dónde vienes, de que parte de Colombia, cuanto te quedas, etc...
Le conté que quería hacer sandboard pero que era muy caro y que si no me podía hacer un descuento, pero él en cambio me propuso un trato: Ayudaba en las noches de 7 pm a 1 am en al bar del hotel. A cambio me quedaba en el hotel gratis, me daban las 3 comidas diarias y todo el sandboard que quisiera, es decir 2 veces al día en los buggies si quería. Además el trato duraba el tiempo que yo quisiera!

Esto explica mi ausencia. La última semana la pasé en Huacachina, echada en una asoleadora de la piscina todo el día, a 38 grados a la sombra haciendo dos tandas diarias de sandboard, comiendo como marranito y paseando por el oasis. Espero que ahora sí perdonen mi ausencia!

Como estaba trabajando en el bar, tenía contacto con todo el personal y todos los huéspedes. Hice muchísimos amigos y la despedida fue muy triste. Uno de los amigos que hice, Eben Cathey de Tennessee, Estados Unidos, siguió el viaje conmigo por un tiempo. Él sólo está viajando por 5 semanas, no habla español y es probablemente el gringo más atípico del mundo! Como vamos en la misma dirección seguiremos juntos el resto de Perú y luego yo sigo a Bolivia. Él también quiere ir, pero recién nos enteramos en Huacachina que ahora los Bolivianos le piden visa a los Estadounidenses (bien por los Bolivianos), así que ese resto de trayecto está en veremos!

El Museo de la Memoria


PARA QUE NO SE REPITA


El museo de la memoria pretende recrear una época de violencia vivida en el Perú, especialmente en Ayacucho, a partir de 1980 a manos del grupo Sendero Luminoso, con la participación también de las fuerzas armadas peruanas que lejos de defender a la población, violaban permanentemente los derechos humanos e ignoraban los reclamos de los familiares de las víctimas.

El reclutamiento de estudiantes con ideologías de izquierda, nace en Ayacucho, por lo cual esta ciudad se convierte en la cuna del conflicto y en 1980, la Universidad de Huamana en esta misma ciudad declara el inicio de la guerra popular.

Dentro de este conflicto, desaparecieron y fueron asesinadas miles de personas tanto a manos del ejército como de Sendero Luminoso. Niños, jóvenes, Hombre e incluso mujeres, eran acusados de simpatizar con uno u otro grupo y eran desaparecidos o masacrados por esta causa.

La iglesia permaneció indiferente al conflicto, ignorando las súplicas de las madres y esposas de los desaparecidos y llegando incluso a negar los hechos y a retirarse parcialmente de la ciudad.

Sin embargo, en el año de 1983, un grupo de 30 mujeres, lideradas por Angélica Mendoza o "Mamá Angélica" como todos la llaman, se organizaron, asesoradas por el abogado Sósimo Roca y fundaron ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados y desaparecidos del Perú).

En este grupo no admitían hombres, pues los grupos beligerantes solo respetaban (parcialmente) a las mujeres y los hombres hubieran sido asesinados de inmediato.

Estas mujeres efectuaron un sinnúmero de denuncias que nunca obtuvieron respuesta, se dedicaron a tratar de averiguar el paradero de los desaparecidos, crearon un comedor comunitario y brindaron educación a los niños huérfanos por la violencia.

Mamá Angélica, una mujer humilde campesina que no domina bien el español, sino el quechua, se dedico a viajar por el mundo, exponiendo la situación desesperada del Perú ante los gobiernos de Europa, buscando ayuda en los tribunales de derechos humanos.

En 1990 el Presidente Fujimori ordena su detención, acusándola de embajadora terrorista ante el gobierno Francés.

Finalmente en el año 2001 durante el corto período presidencial de Valentín Paniagua, éste accede a la creación del CVR (Comité de la Verdad y el Reconocimiento), con el fin de hacer justicia e investigar los hechos y el paradero de los desaparecidos.

Estas mujeres, no solo lograron marcar una diferencia, sino también sacar adelante toda una generación de niños huérfanos por la violencia. Hoy en día estos jóvenes se dedican en su mayoría a gestiones de docencia y defensa de los derechos humanos y ANFASEP creó el museo de la memoria, buscando mantener presente en la mente de todas las personas los hechos ocurridos... Para que la historia no se repita.

Durante toda mi visita al museo, no pude más que pensar cuanto deseo que un museo así sea una realidad en Colombia, el día en que los hechos violentos no deban ya ser vividos sino sólo recordados.

Ayacucho


Perdón, perdón... por andar tan perdida. Hasta ahora tengo tiempo de actualizar las historias y sé que los he tenido muy abandonados.

Pero, lo que viene de aqui en adelante es material especial, así que espero con él reivindicar los días de ausencia.

De Lima seguí pues a Ayacucho, cuna de la independencia. Allá me quedé en casa de Jorge, graduado de hotelería y turismo y estudiante de arqueología. Se pueden imaginar la calidad de tour que me dió por la ciudad.
Visitamos la plaza principal y luego fuimos a conocer algunas de las 33 iglesias que tiene Ayacucho. Es un número exorbitante para el tamaño de la ciudad!

Fuimos también a visitar antiguas casas coloniales. Ayacucho es una ciudad muy interesante, pues fué fundada por colonos españoles. Esto hizo que la arquitectura y los diseños tengan una gran influencia de arte moro-cristiano. Sinembargo, la mano de obra que utilizaron para las construcciones era inca, así que en todas las construcciones coloniales se puede ver un toque de arquitectura indígena bien definido. Es una mezcla preciosa.

En la noche había quedado de encontrarme con Jesús, un amigo de Fanny (de Lima), pero nunca llegó, así que regresé a la casa (Jesús, que valga la queja oficial!).
Sinembargo, al día siguiente Jesús me pidió disculpas con un almuerzo delicioso y un tour por el barrio Santa Ana, donde se ubican talleres y galerías artesanales, luego un segundo tour al mirador de Acuchimay desde donde se puede divisar toda la ciudad de Ayacucho y finalmente me dejó en el "Museo de la Memoria".

Este último lugar fué quizá uno de las visitas más impactantes, así que le voy a dedicar un capítulo aparte.

Esa misma noche tomé un bus a Ica, tratando de retomar el ritmo del viaje, sin mucho éxito, como verán en la historia de Huacachina.

martes, 9 de octubre de 2007

Lima


Llegué a Lima temprano, a casa de Fanny Mora, que es colega de mi mamá de la Liga de la Leche.

Fanny vive en un departamento en Barranco, un distrito precioso de Lima, con su esposo François que es francés y sus dos hijos Izïa y Loïc de 11 y 5 años.

No se imaginan como comí en Lima! Probé muchísima cocina típica peruana absolutamente deliciosa, pulpo al olivo, cebiche mixto, arroz con mariscos... en fin, me quito el sombrero ante las delicias que saben preparar.
Caminamos por Barranco, cruzamos el Puente de los Suspiros, que según cuenta la leyenda, le cumple un deseo a quien lo cruce sin respirar. Llegamos hasta el mirador y luego fuimos a un museo de arte local y Ayacuchano.

Estuve también en el centro de Lima con Víctor, amigo del Couchsurfing, que me llevó a conocer plazas, iglesias y fuimos hasta San Cristóbal, un cerro desde donde se podía apreciar una vista panorámica de la ciudad.
Todo el día recorrimos el centro histórico de Lima, fuimos al monasterio de San Francisco con sus famosas catacumbas y vimos un espectáculo de fuegos artificiales en la Catedral de Lima por motivo de las fiestas religiosas.

El domingo estuvimos almorzando con la familia de Fanny en Pachacamac, en el restaurante de "Don Cucho", a media hora hacia el sur de Lima. La comida deliciosa, comimos ají de gallina, chupe de camarones, lomo saltado, cabrito, chicha morada y picarones (especie de churros con miel de higos).

Al día siguiente estuvimos en el velero de unos amigos de la familia. Tuvimos que esperar un rato para salir del puerto de Callao, pues al Presidente le dio por ir, justamente ese día por ser la batalla de Miguel Grau (día de fiesta nacional), de paseo en barco y no podíamos zarpar hasta que se fuera!

Pasamos delicioso, a pesar del frío, pues hizo un día muy bonito. Hubo regatas de optimist (pequeñas embarcaciones a vela guiadas por niños) y nos deleitamos con el mar y el viento durante todo el día.

En la tarde regresamos al puerto, tomamos café y luego fuimos a comer a casa de Ricardo y Berta, los dueños del velero.

Al día siguiente me fui de paseo a Miraflores con Izïa, fuimos al mercado indio y a comer helado a la plaza principal. Nos entendimos súper bien; era como verme a mí misma unos (pocos) años atrás!

Pero en la noche de nuevo tuvimos que despedirnos. Otra vez dejar la casa sin saber a dónde me lleva la carretera. Nos encariñamos mucho en esos días y espero volver a verlos pronto! Me atendieron súper bien y les quedo más que agradecida!

viernes, 5 de octubre de 2007

Trujillo, las Huacas y Chan Chan


La llegada a Trujillo fue un desastre! Le escribí a Paul, el chico del Hospitality Club donde me iba a quedar, avisándole la hora de llegada, pero él no recibió el correo a tiempo.

Aparte, el Perú tiene un problema con las terminales de transporte y es que no están centralizadas, si no que cada empresa tiene su propia Terminal en un lugar diferente de la ciudad, así que si llegas a un sitio y no hay tiquetes, debes viajar hasta otro sitio de la ciudad a otra Terminal. Así que llegué a una Terminal de buses a las 9 de la noche y Paul no estaba.

Estúpidamente no le había pedido el número de teléfono, pues confiaba en que estaría en la Terminal, así que tuve que tomar un taxi al centro, entrar a Internet, buscar a alguien más de la página de Hospitality Club que conociera a Paul en Trujillo, llamar a la chica (Pilar) y pedirle el número de Paul.

Felizmente todo se desenredó y pudimos encontrarnos.

Paul es un bacán, me recibió en su casa, me ofreció toda la ayuda posible y me dejó usar el Internet gratis, pues es dueño de un locutorio o café Internet como lo llamamos en Colombia. Pude desatrasarme de todo!

Al día siguiente a mi llegada, fui a la ciudad, recorrí, visité la Huaca de la Luna, un antiguo templo religioso de la cultura Moche (la misma del Señor de Sipán), muy impresionante, con dibujos en alto relieve y colores muy bien preservados.

En la tarde conocí en el parque a un señor mayor muy amable que me invitó a comer helado y me regaló una estampita de la Virgen de la Puerta, patrona del lugar, para que me protegiera.

En la noche Paul me llevó a comer y luego a una discoteca (un miércoles) que estaba llena (creo que no trabajan aquí) y bailamos salsa hasta las 2 am! A Paul no le gusta mucho bailar, pero hizo el esfuerzo.

Luego, al día siguiente, fui a Chan Chan, patrimonio de la humanidad y la ciudad de barro más grande de América, perteneciente a la cultura Chimú, posterior a la Moche y posteriormente colonizados por los Incas. Me encantó la ciudad! Se conservan las estructuras y algunas han sido restauradas, pero es impresionante. Llegó a tener 600.000 habitantes y una jerarquía social bien estructurada.

Luego, en la noche, me despedí de Paul y seguí para Lima, pero eso se los cuento luego.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Chiclayo y El Señor de Sipán


Pasamos todo el día e Chiclayo, fuimos a varios parques y al centro. Monté en moto-taxi (la ciudad está llena, no se imaginan la cantidad que hay).

Como pueden ver en las fotos, Magnus es rubio y de ojos azules, así que era el máximo aractivo turístico de Chiclayo, al igual que todos los extrajeros.
Por la calle lo miraban las niñas descaradamente y los niños no podían creerlo. Querían tocarlo, en los parques se querían tomar fotos con nosotros (bueno, creo que conmigo era solo porque ya estaba ahi y entrados en gastos...)...Jajaja! Era muy gracioso ver la escena! Hasta nos pidieron autógrafos los niños del parque!

Luego de que me comí mi pastel de chocolate y obviamente probé el de manzana de Magnus, lo acompañé al terminal.

Él siguió para Lima y yo me quedé en Chiclayo para visitar la famosa tumba del Señor de Sipán.

El Museo Arqueológico de Tumbas queda a unos 20 minutos en combi (busetica pequeña tipo transporte escolar, conducida por "conductor de combi" que son la mayoría de los participantes de "Laura en América").

La historia del Señor de Sipán es la historia de la cultura Moche o Mochica, ubicada en la costa norte del Perú y que se desarrolló hacia el año 250 DC.

La tumba del Señor de Sipán fué un descubrimiento arqueológico importante, pues mostró una cultura preincaica en todo su esplendor, permitiendo el estudio de sus costumbres, ritos y estructura social en un ambiente poco maltratado por los huaqueros.

La historia del descubrimiento es medio sórdida, pues aparentemente la única cámara que fué saqueada fué descubierta por un hombre de la localidad de Sipán y éste a su vez fué descubierto casualmente por la policía mientras buscaban pistas del grupo terrorista "Sendero Luminoso". El hombre fué asesinado por la policía ese mismo año y es la fuerza policial quien se atribuye ahora el descubrimiento de la tumba, con la consecuente indignación de los locales que consideran al huaquero Ernil Bernal Samame el verdadero descubridor.

El museo es espectacular. Piezas de oro, plata y cobre, trabajadas en fina filigrana muestran el impresionante desarrollo cultural y artístico y los dibujos en cerámica y murales la bárbara cultura de Dioses decapitadores, sacrificio de prisioneros y costumbres como la de beber la sangre de los sacrificados.

Para evitar el sufrimiento de los prisioneros les daban a beber el líquido obtenido del cáctus San Pedro, una sustancia alucinógena que aún hoy se utiliza con éste fin.

Lasimosamente en el museo no me permitieron tomar fotos por razones de seguridad, incluso a pesar de mis credenciales de prensa. Debía llenar una solicitud y se demoraban 24 horas en aprobarla... el tiempo es corto, así que sólo hay fotos del exterior del museo.

Bienvenida a Perú


Salí a las 11 pm en un bus internacional desde Loja, con destino Piura, Perú.

Obviamente me dormí antes de salir del Terminal (gracias a Maria Mercedes que me regaló un candadito con clave para el bolso, puedo dormir tranquila!).
Llegué a Macará a las 2 am. Allí debía sellar el pasaporte a la salida de Ecuador y luego caminar 100 metros y sellarlo a la entrada de Perú.

En la fila, mientras esperaba a que me pusieran el sello, conocí a una niña suiza y un tipo sueco que iban en el mismo bus que yo.
La suiza había perdido la tarjeta andina que le dan a uno a la entrada al país, así que nos quedamos con ella por si tenía algún problema. Sin embargo todo salió bien y llegamos a Piura sin contratiempos.

Yo quería seguir a Chiclayo, pues la niña a quien había contactado en Piura para quedarme no me contestó el correo y Magnus, el sueco, decidió ir conmigo a Chiclayo antes de continuar su viaje a Lima.

Llegamos muy temprano, no habíamos comido nada y no teníamos soles sino dólares. Los bancos aún estaban cerrados, así que decidimos cambiar en la calle, con los cambistas.
El billete más pequeño que yo tenía era de 20 dólares y los tipos sin unos magos. Se te acercan varios, te hablan al tiempo, te entregan los soles y te dicen que los revises. De pronto, ante mis propios ojos, el tipo cambió el billete por uno de 5 dólares, alegando que ese era el que yo le había dado.
Peleamos un rato, buscamos un policía y nos dijo que no podía hacer nada, que era su palabra contra la mía (evidentemente valen lo mismo para la policía, es decir que hay las mismas posibilidades de que él me quisiera robar a mi o que yo le quisiera robar a él) y que por 15 dólares no valía la pena.

Obviamente me dio al final más rabia con el policía que con el ladrón! Por eso es que la impunidad continúa! Es la misma historia que cuando me robaron en el apartamento de Medellín y la policía no hizo nada!

En fin, traté de no predisponerme ni desanimarme, aunque me demoré todo el día en quitarme la sensación de impotencia y sólo me sentí mejor después de que Magnus me compró un pedazo gigante de torta de chocolate con helado!

martes, 2 de octubre de 2007

Loja y Vilcabamba


Llegué a Loja con la idea de quedarme sólo un día, pero como siempre mis planes no siempre terminan como empiezan y aparentemente tenía otra visita programada.

Se acuerdan de Hernán, el esposo de Eva, de Otavalo? Bueno, él me dió la dirección de su familia en Loja, para que pasara a saludarlos cuando fuera allá, así que antes de irme decidí pasar por su casa.

El Doctor Aurelio, abogado y profesor universitario y su esposa Martha, docente de un colegio resultaron ser las personas más queridas!
Me ofrecieron quedarme esa noche en su casa y como nunca desaprovecho la oportunidad de tener contacto con buenas personas, me quedé.

Loja es la ciudad musical del Ecuador. Casi todos sus habitantes saben tocar algún instrumento y esta familia no era la excepción. El director de la Sinfónica de Loja, un alemán, vive en su casa y todos los hijos de doña Marthe y don Aurelio son músicos profesionales. Tocan el piano, el violín, la flauta traversa... en fín, mi mamá hubiera estado feliz!

Comí delicioso, probé las humitas que nunca había probado, tomé Orchiatay conocí a toda la familia. Al día siguiente fuí a Vilcabmba a pasar el día.

Llegué en día de elecciones, así que el pueblo estaba quieto. Conocí a Santiago, amigo de Marce Camacho (la amiga de Quito) y él me indicó un parque ecológico por dónde podía pasear. Obviamente me perdí y en el camino entre la perdida y el parque conocí a Itamar, un médico de Loja, que había venido a Vilcabamba a acompañar a su familia.
Nos fuimos conversando todo el paseo por el parque y luego me invitó a almorzar, en compañía de su sobrino, estudiante de medicina.

Pasamos un día delicioso y en la tarde regresé a Loja, a recoger mis cosas donde don Aurelio y doña Martha. Comí antes de irme y a las 10pm me pidieron un taxi para el terminal.
Doña Martha me entregó un pequeño rosario de la virgen para que me proteja en el viaje

Que familia tan amable y carismática! Me voy de nuevo, con hermosos recuerdos de mi corto paso por Loja.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Los Sombreros Panameños... de Ecuador


Esa mañana había convencido a Cédric de ir al Parque Nacional Cajas a caminar, pero él no se levantó a las 6 am como era el plan, así que finalmente decidimos hacer un paseo más corto e ir a Sigsig.

Es un pueblo cercano a Cuenca, conocido por producir los famosos Sombreros Panameños, que en realidad no son panameños sino ecuatorianos, localmente conocidos como sombreros de paja toquilla y comercialmente conocidos como Montecristi.

La fabricación es manual, tradicional y transmitida de generación en generación hasta hoy día por los habitantes de Sigsig.

Tomamos el bus a Sigsig y empezamos a caminar hacia la zona rural, que es dónde viven las mujeres que fabrican los sombreros. Inicialmente le preguntamos a una mujer del pueblo dónde podíamos ver la fabricación de los sombreros. Dijo que ella tejía, que era de la Asociación, pero que nadie nos mostraría el tejido gratis. Que si le pagábamos ella nos mostraba. Obviamente nos resultó antipática y seguimos caminando hacia la zona más rural, menos contaminada por el ansia de dinero.

Una camioneta llena de niños que venían de la escuela paró y aceptó llevarnos al campo, atrás con los niños.
Aprovechamos para conversar con ellos y así nos enteramos que la abuela de una de las niñas tejía sombreros, así que fuimos hasta su casa.

Era una casa campesina muy acogedora, habitada por una familia campesina más acogedora aún. Inicialmente se mostraron tímidos, pero luego nos mostraron no sólo los sombreros, sino el proceso completo de elaboración.

Ellas (sólo las mujeres tejen) compran la paja lavada en el mercado. Puede ser de cualquier color, aunque el sombrero tradicional es blanco.
La paja hay que mojarla, usando para ello una tusa de maíz, para evitar que se parta y hacerla más flexible. Luego empiezan a tejer, sentadas en el piso, la parte superior de la copa.

Una vez terminada, utilizan un molde de madera que sirve como guía para el tamaño y forma de la copa y finalmente hacen la falda del sombrero.
Dependiendo que tan fino sea, lleva mayor cantidad de paja y debe ser golpeado para asentar la paja más fácilmente. Pueden además tener diferentes motivos y diseños.

Tejer un sombrero puede tardar desde un día (los más sencillos y menos finos) hasta una semana y las mujeres cobran por ellos entre 2.5 y 25 dólares.

Doña Luz Cárdenas, abuela y matrona de ésta familia, ya no teje, pero se sentó conmigo en el piso a explicarme cómo hacer los sombreros. Sus hijas Lila y Miriam tejen desde pequeñas y lo aprendieron de su madre. La nieta (hija de Miriam), Priscila, fue la niña del carro que nos trajo a la casa, no teje y su madre no quiere que aprenda.

"Tejer le daña la espalda y lo que quiero es que estudie", explica Miriam.

Así que ahora ya saben, no son panameños, son ecuatorianos!

Nos tomamos fotos con los niños, con la abuela, filmamos un video de Lila tejiendo. Conversamos un rato con ellas, nos medimos los sombreros y luego nos regresamos a Sigsig, para tomar el bus... de regreso a Cuenca.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Cuenca


Luego de dormir y descansar del ascenso al Chimborazo, tomé el bus a Cuenca esperando llegar en la noche a la casa de Katja y Augustas.

A Augustas lo contacté por el mismo sistema del Hospitality Club, básicamente por ser originario de Lituania. Nunca he estado en Lituania y no conozco a nadie de allá, así que me pareció interesante. Su respuesta fue inmediata, me dijo que podía quedarme con él y con Katja, su compañera desde hace 4 años, originaria de Alemania.

Llegué a Cuenca tarde en la noche, tomé un bus y caminé luego hasta la casa de Katja y Augustas, que no tiene timbre, así que debía llamar antes desde la esquina. Cuando llamé me contestó un francés, amigo de ellos también por el mismo sistema de intercambio de hospedaje, que se estaba alojando en su casa, al igual que yo.

El apartamento es pequeño, pero súper acogedor. Conocer a Katja y Augustas fue una experiencia muy especial. Es difícil describir en palabras este par de personajes pues las palabras se quedan cortas cuando uno trata de explicar la esencia.

Son vegetarianos, cocinan delicioso, viajan por el mundo a dedo, sin pagar hospedaje ni transporte, con un presupuesto diario de 5 USD por persona. Han estado en Centro y Suramérica, África, Europa y ahora planean bajar hasta Argentina y luego subir todo el continente, hasta Alaska, para luego cruzar a Rusia.
Toman fotos, hacen películas, presentaciones sobre sus viajes y se detienen a trabajar de vez en cuando (en programación de páginas Web) para ahorrar y seguir el viaje.
Son ni más ni menos, viajeros profesionales. Al lado derecho de ésta página hay ahora un link a su página de viajes!

Mi idea inicial era quedarme una noche, máximo dos en Cuenca, pero no todos los días se cruza uno con un equipo de estos, así que finalmente me quedé cuatro noches y me fui sólo porque... bueno, aún no encuentro una buena explicación de porqué me fui!

El otro huésped de Katja y Augustas era Cédric, Francés, originario de Marsella, pero viajero también desde hace meses. Ha estado en Tailandia, India, Europa, y ahora Suramérica desde hace 7 meses... va viajando en sentido contrario al mío (de Sur a Norte) y piensa seguir hacia Centroamérica y luego quizá vaya a trabajar a las Islas Caimán.

No puedo menos que decir que me sentí como en casa. Mi primer día en Cuenca caminé por la ciudad sin rumbo (la mejor forma de recorrer las ciudades). Fui a un museo de esqueletos de animales, conocí a un veterinario, Diego Valdez, con el que conversé por más de dos horas y conocí a algunos ecuatorianos por la calle. En la tarde me encontré con Katja, Augustas y Cédric y fuimos a un bar de estilo Gótico (creo), llamado "Prohibido". De ahí a conocer el almacén de artesanías de un amigo de ellos y terminamos la noche en un show de Clown de un grupo Ecuatoriano muy bueno.
Durante el show miré para atrás y adivinen a quien vi.... a los Catalanes de Baños!

Definitivamente el mundo no puede ser más chiquito!

Katja y Augustas regresaron a la casa luego del show y Cédric y yo nos fuimos con Edu y Joan a tomar un café.

Al día siguiente Cédric me acompañó a un pueblo cercano llamado Sigsig, dónde elaboran los famosos sombreros panameños que no son panameños sino ecuatorianos.
Nos fuimos en bus, luego empezamos a caminar y nos recogió un transporte escolar lleno de niños (el lugar dónde elaboran los sombreros es lejos del pueblo) y una de las niñas nos dijo que su abuela hacía sombreros, así que fuimos a su casa.
El resto de la historia es capítulo aparte.

En la noche nos vimos con otros miembros del Hospitality Club, que viven o están de paso por Cuenca. Había representantes de Ecuador, Lituania, Alemania, California (USA), Canadá, Francia, Chile, Colombia... en fin, intercultural absoluto!

Al día siguiente nos quedamos en casa, desayunamos crépes vegetarianos (sin harina ni leche, sino con banano!) deliciosos! Almorzamos una sopa típica Lituana, fría, de color rosado oscuro que se sirve con papas calientes. Hmmmm!

Y como todo lo bueno se acaba... En la mañana Cédric y yo empacamos nuestras maletas y nos fuimos, yo al sur, a Loja, él al norte, a Riobamba.

Y de nuevo otra despedida. Otra familia que se deja atrás. Abrir la puerta y salir por ella, a pesar de las ganas inmensas de quedarse. Con el alma feliz por buscar una nueva aventura, pero dejando un pedacito del corazón en un apartamento sin timbre, en un tercer piso de algún edificio de Cuenca. Una ciudad que antes no sabía que existía y que ahora irá siempre ligada al recuerdo de amigos queridos.

Me voy con el corazón más chiquito, pero con el alma más grande, sabiendo ahora que Lituania está en todo el centro de Europa, que sus habitantes son famosos por el basketball, que tienen una feria de pancackes. Sé ahora que todas las recetas tradicionales se pueden convertir a la versión vegetariana, que los sueños se pueden lograr y que se puede viajar con sólo 5 dólares al día.

Me voy con una promesa de ir un día a Marsella a comer queso y pasear en jet-ski en el Mediterráneo.

Con un deseo inmenso de verlos de nuevo, de saber dónde están, de encontrarlos en el camino. Me voy con un beso de despedida, con el recuerdo de sus caras mientras decían adiós desde la ventana. Con el recuerdo de un beso y un abrazo antes de subirme de nuevo al bus.

No me voy para nada triste de haberlos dejado, sino feliz de haberlos conocido.

martes, 25 de septiembre de 2007

La conquista del Chimborazo!


Ante la duda de Jorge Felipe (amigo de Colombia de hace muchos años) sobre mi estado físico y tras retarme en un comentario del blog a subir al refugio del Cotopaxi, decidí mejorar el reto y subir el Chimborazo.

Si bien es cierto que el Monte Everest es la más alta de la Tierra con 8.848 metros sobre el nivel del mar; el Chimborazo con 6.310 m, es el volcán más alto del Ecuador, con relación al nivel del mar; pero también es el más alto de la tierra con relación al centro del planeta, debido a que el diámetro terrestre en la latitud ecuatorial es mayor que en la latitud del Everest (aproximadamente 28º al norte), por lo que el Chimborazo se encuentra a 6.384,4 km. del centro del planeta, 2.1 km. más alejado que la cima del Everest.

Los tours son muy caros (alrededor de los 140 USD), pero una vez en Riobamba conseguí un amigo en una agencia de turismo, por lo que al final me salió por 30 USD, incluyendo subir hasta el parque donde se ubica el Chimborazo en camioneta, almuerzo, té de coca para el mal de alturas (Soroche), luego subir hasta el refugio más alto a pié y bajar hasta Riobamba en bicicleta de montaña.

Salimos hacia las 11 am, con dos parejas extranjeras: Lukas y Anna de Suiza y Niels y Leonie de Holanda, luego de probarnos todo el equipo de seguridad y sobretodo las bicicletas.

A la entrada del parque el guía dijo que yo era ecuatoriana (de Guayaquil para ser exactos) y no me cobraron la entrada. Llegamos hacia el medio día al primer refugio, donde almorzamos. Yo estaba muy preocupada por Soroche, pues ya me había dado en los Nevados en Colombia.
Sin embargo no me pasó nada, gracias a que seguí fielmente los consejos locales contra el Soroche:

Camine lentito,
coma poquito y
duerma solito


También me tomé una aspirina, por si acaso.

Luego del almuerzo emprendimos la subida a pié, hasta el segundo refugio que es el sitio más alto al que se puede llegar sin tener experiencia en escalada sobre el hielo (que obviamente no tengo). La subida a esa altura es muy difícil, debido a la falta de oxígeno y al aumento de la presión que hace que duela la cabeza.

Nos demoramos 45 minutos en subir, a pesar de que el guía dijo que tardaríamos 1 hora, así que cuando ya estaba pensando en sentarme en una piedra y esperar que los demás bajaran y darme por vencida... apareció entre la niebla el techito del segundo refugio. No se imaginan la emoción que sentí!

5000 Metros!

Nos quedamos un rato arriba, nos tomamos fotos con el cartel que testificaba nuestra ubicación y yo me tomé una con mi nuevo sombrero de los logros que había comprado especialmente para la ocasión!

Lastimosamente estaba muy nublado y la visibilidad no era de más de 20 metros, así que emprendimos la bajada al primer refugio. Allí nos preparamos para la bajada en bicicleta (mi primera experiencia en bicicleta de montaña por caminos de arena, muy resbalosos).

Nos empacamos en pantalones, chaquetas, pasamontañas, gafas protectoras, guantes, bufandas, rodilleras, coderas... en fin, todo lo imaginable y salimos en bicicleta cuesta abajo.

A pesar del frío que me hacía no sentir las manos en lo absoluto, por lo que no podía frenar y bajábamos a una velocidad impresionante, el paseo fue una delicia.

El guía nos tomaba fotos desde el carro (la mayoría lastimosamente no muy buenas).

Luego de la primera curva, a unos 4750 metros de altura, empezó a soplar el viento muy fuerte y el Chimborazo se despejó. Podíamos ver la montaña inmensa, completa, hasta su pico nevado, frente a nosotros. Todo el resto del camino (38 km) la tuvimos visible.

Había partes en que alcanzábamos altas velocidades (según el chofer del carro hasta 68 km/h) y partes en que pedaleábamos en subida y en contra del viento, lo que a esa altura no era tarea fácil.

Pero al final valió la pena. Llegamos a Riobamba felices por la aventura y nos fuimos a comer, los holandeses, los suizos y yo, con postre y todo a un restaurante delicioso, una comida espectacular!

Bien merecido, o no?

sábado, 22 de septiembre de 2007

Baños de Agua Santa (o sólo Baños)


De Mindo regresé a Quito y al día siguiente salí para Baños, en mi camino al sur.

Baños está lleno de turistas, especialmente europeos. Llegué a un hostal en la noche y me fuí a comer a un restaurante llamado Casa Hood, un sitio súper acogedor, con una librería grande que funciona por intercambio, es decir, traes tus libros y puedes cambiarlos por otros en todos los idiomas y de todos los temas posibles.

Lastimosamente no me he teminado ninguno de los dos libros que traje (no me ha quedado más tiempo para leer que las noches antes de dormir), así que me quedé con las ganas!

Al día siguiente alquilé una bicicleta y salí para Puyo, un pueblo ubicado en el camino a la selva ecuatoriana. La ruta es turística, segura para bicicletas y con un paisaje hermoso. Me demoré 5 horas en el camino de ida, paré solamente en una cascada llamada el Pailón del Diablo, donde conocí a un canadiense que tiene una especie de jardín tropical y construyó senderos naturales que permiten acercarse a la cascada.

El canadiense se llama Antonio (Anthony en realidad, pero prefiere el sonido de Antonio, con más personalidad)y cobra un dólar por bajar a la cascada por su jardín. Conversamos un rato, me contó su historia y luego me dijo: "Sabes, a ti solo voy a cobrarte 50 centavos". Le agradecí y bajé por el jardín maravilloso.

La cascada es enorme, valió la pena la caminata en bajada y luego subir nuevamente. Me quedé un rato caminando por el jardín, salí y cuando fuí a despedirme de Antonio me dijo: "Sabes algo, voy a devolverte los 50 centavos, mejor compra un helado con ellos". Así que luego me comí un helado, cortesía de Antonio.

Luego conocí a unos abogados ecuatorianos que iban de paseo. Conversamos un rato y luego continué pedaleando.

Seguí el camino, pero finalmente decidí regresar. Recorrí como 500 metros de regreso y me encontré un grupo de 3 catalanes que había visto antes en la entrada del jardín de Antonio. Cuando me vieron regresando, dijeron que faltaba la cascada más bonita un poco más adelante y me convencieron de seguir.

Llegamos a la última cascada, cobraban 50 centavos la entrada, pero si uno era guía turístico no le cobraban, así que cambié de profesión por un rato y "guié" a Eduardo, Jorda y Joan, los catalanes a la cascada, gratis! Y reconozco que valió la pena era espectacular!

A las 6 de la tarde, luego de 6 horas en bici, regresamos en una camioneta, con las bicicletas, cansados, pero contentos.

A las 9 de la noche fuimos a un tour en ranchera (chiva en colombiano)a ver el volcán Tungurhaua (no lo vimos porque estaba nublado), tomamos canelazo, vimos baños desde lejos y vimos un show de fuego... igualito a los de los semáforos de Medellín, todo por 3 dólares.
Allá conocí a unas niñas que se quedan en el mismo hotel que yo (una suiza, una alemana y una inglesa).

De regreso en Baños fuimos a un bar, donde conocí a Vicente, un señor mayor, medio español, medio fracés, que resultó ser todo un personaje. Vicente tuvo un accidente automovilístico hace 25 años y desde eso está en silla de ruedas. Sinembargo viene a Suramérica cada año, baila, canta y no se pierde nada de la vida.

Nos fuimos a una discoteca, les enseñé a los catalanes algunos pasos de salsa, no faltó el reggaetón, bailé con Vicente y a las 4 de la mañana, hora en que abren los termales, nos fuimos a bañar con agua caliente (45 Grados Centígrados).

Luego desayunamos en la plaza de mercado (único sitio abierto a las 7:30 am) y llegué al hotel, medio inconsciente a dormir hasta el medio día.

En la tarde fuí a Pelileo, un pueblo cerca a Baños donde venden ropa, a comprar un jean porque el mío se rompió irremediablemente y en el bus de regreso me encontré con Lilah, se acuerdan de ella? Mi amiga israelí de Mindo.

Yendo para su hotel conocimos una niña sueca que acababa de llegar, así que esa noche comimos en un restaurante italiano: Lilah, la israelí, Karin, la sueca, Jorda, Edu y Joan, los catalanes, Vicente, el franco-español, un ecuatoriano amigo de Vicente, un Colombiano, que obviamente se llamaba Jairo, y yo.

En la mesa se hablaba español, catalán, inglés, hebreo, francés (necesitaba practicar, así que aproveché a Vicente), sueco... en fin, la torre de babel era una bobada.

Fuimos a dormir temprano y... bueno, aqui termina la aventura en Baños. Tomé un bus en la mañana, para ir a Riobamba!